CAPÍTULO 07

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JHOPE

Estaba más que inquieto.

Había decidido que la razón por la que no podía dormir era porque el colchón era demasiado blando. Me deslicé hasta el suelo, pero no pude apagar mi mente. Sólo me quedé dormido durante un corto tiempo en la torre con Tae, pero fue el sueño más profundo que había conseguido además de estar en un puto coma. Cuando me desperté pasé mucho tiempo oliendo su cabello como el tonto que era antes de decidir que la gran polla negra necesitaba hacer una reaparición.

Estaba feliz por él. Por mantenerse limpio. Por ir a la escuela. Por querer ayudar a su papá.

No, no estaba feliz, esa no era la palabra correcta.

Estaba ORGULLOSO.

Pero el orgullo no podía detener el pensamiento egoísta que me molestaba en la parte trasera de mi cerebro y que extrañaba cuando Tae era un drogadicto y un desastre para poder de alguna manera ir a su rescate de nuevo. Había dos problemas con esa idea.

Uno, él no necesitaba ser salvado.

Dos, no tenía forma de ser el caballero de nadie.

Joder, él era tan hermoso.

Tae no necesitaba ni siquiera peinar su maldito cabello. Sus largas pestañas y sus delgados labios rosados le hacían una belleza natural impecable. Las nuevas gafas eran como un bono nerdy que atrajo más atención a sus grandes ojos oscuros.

Me preguntaba si él todavía vestía esa ropa estilo años cincuenta, las camisas de vestir, y mi mierda favorita... los zapatos con botín.

Rodé sobre mi espalda y deslicé mi mano hacia abajo en mis pantalones mientras pensaba en esos labios. Recordé cómo se sentían contra los míos. Lamento no haber tenido la oportunidad de verlos envueltos alrededor de mi polla. Recuerdo a qué sabía su verga más de lo que recordaba a lo que el café sabía. Los ruidos que hacía cuando estaba a punto de venirse me asaltaron la memoria. Ese recuerdo dio paso a nuestra primera vez. La forma en que luchó contra mí, pero ame cada segundo de mierda cuando lo folle en las vías del tren. Fue entonces cuando me di cuenta de que estaba casi tan enfermo como yo. Ese momento de mi vida fue mejor que cualquier cinta de pornografía y durante los años había sido mi número uno de imagen mental para follar. Sin embargo, después de unos minutos mi polla todavía estaba flácida.

Sin una punzada. Sin una puta chispa.

Tiré de mis bolas y froté la tira sensible de piel debajo de ellos. Entonces llevé mi mano a mi eje y moví mi palma alrededor, volviendo a la vida. Respire profundamente y pensé en la forma en que las nalgas de Tae rebotaron contra mi pelvis cuando lo cogí por detrás. La forma en que gimió y tensó los músculos de sus muslos cuando estaba a punto de venirse.

Ni una puta cosa.

Podría haber estado vivo, pero mi polla estaba todavía muerta.

Solté mi pene inútil y dejé caer mi cabeza contra la alfombra soltando un gruñido de frustración. Puede que no haya sido difícil, pero necesitaba venirme, para liberarme. Era la única forma en que sabía cómo librarme de las mentiras persistentes en mi cerebro y tratar de despejar un poco de espacio para toda la otra mierda flotando por ahí.

Todavía estás sanando, imbécil. Aprende a controlarte. Me dije

Cuando el sol estaba alto en el cielo y pude sentir el calor de sus rayos a través de la ventana cerrada, finalmente me di por vencido con lo de dormir, y una polla dura.

Me dirigí a la sala de estar.

Al segundo que tomé ese último paso hacia abajo fui asaltado por la luz. Protegí mis ojos con mis antebrazos del ataque que entraba por la ventana delantera. Utilizando mi palma para luchar contra los rayos cegadores, me arrastré hasta la pared y extendí la mano hacia la cuerda de metal para poder cerrar las persianas, pero no estaba allí. Echando un vistazo a través de las rendijas en mis ojos me di cuenta de las largas persianas blancas de plástico que acostumbraban a hacer ruido metálico cuando el aire acondicionado se encendía ya no estaban allí. En su lugar había una persiana de madera más moderna. Encontré la manivela y la giré, suspirando de alivio cuando volví a encontrarme en las comodidades de la oscuridad. Parpadeé rápidamente para deshacerme de las estrellas que aún bailaban detrás de mis ojos.

06. El Renacer de Jung Hoseok ||HOPEV||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora