Capítulo 2.

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Si son muy sensibles no lo lean :(
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Mi padrastro dice que soy un desastre.

- ¡No sabia que te iban a salir tantas pecas!, cuando te adopte te mirabas mucho mejor... eres asqueroso.

Tenía 5 años y mis mejillas estaban salpicadas en pecas así como mis brazos, pecho y hombros.- Lo siento...

-¡No quiero tus excusas niño!, es una lastima que no tengas mis genes, así no tendrías esas malformaciones horripilantes.

Papá siempre me trata así, y no lo entiendo. ¿Qué hago mal?

Siempre resalta el hecho que no soy su hijo, y en como hubiera elegido a otro niño en vez de a mí.

-Papá... yo... me cubriré los brazos... así no tendrás que verlos... solo los de mi cara..- no termine de hablar cuando mi padre me dio una bofetada.- ¡Cállate de una vez!, ¡siempre tendré que verlas en tu fea cara!

De pronto una pequeña sonrisa que me llenó de miedo se extendió por su rostro.- Hagamos esto Ace... cuando estés en esta casa, y cerca mio quiero que te tapes todas esas imperfecciones, y que mires siempre al piso... así no tengo que ver esas horribles cosas.

Si es solo eso yo podría hacerlo. Asentí con la cabeza mientras lo miraba con ojos esperanzados, tal vez con esto ahora me empiece a querer.

No es lo que mi padre buscaba, me golpeó la otra mejilla. -¡¿no me escuchaste!?, ¡Te dije que no me mires!

Me sostuve la mejilla ardiendo mientras mis ojos se empezaban a llenar de lágrimas. Pero mi padre sólo se miraba satisfecho.- con la mejilla mallugada y rojiza se dejan de notar tanto tus pecas... si no me obedeces supongo que tendré que pegarte para poder esconderlas detrás de la hinchazón y el rojo que se forma en tu cara cada que te reprendo.

Asentí mientras miraba mis propios zapatos. - Lo siento papá.
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En algún momento deje de hablar. Mi madrastra nos abandonó cuando cumpli 7 años, porque dijo que ya estaba cansada y que adoptarme fue un error. Me quede con mi padrastro pero cada día estaba más molesto.

-Ace, tráeme un vaso con agua.

Asentí mientras fui rápidamente a la cocina por él. Al regresar no se miraba muy feliz.- Todo esto es tu culpa, May se fue porque eras un fracaso asqueroso.

-Lo siento...

Me dio una fuerte patada en el pecho.- ¡¿Acaso solo sabes decir eso?!, ¿Quién te dio permiso de hablar?

Empecé a temblar mientras estaba en el piso, apretando los labios.- Ace, ¿Cuál fue una de las reglas de esta casa?... responde.

-Qué... qué... no podía hablar si tu no me dabas permiso.

-y, ¿que es lo que pasa cuando rompes las reglas?

Empecé a llorar.- M- Me castigas...

-Así es Ace, levanta la cara.- cumplí con su demanda y vi como sus ojos oscuros brillaban con una retorcida felicidad.- No me gusta ensuciarme las manos contigo... pero es por tu bien... repitelo.

-Es... por mi b-bien.

-Buen chico.

Me llevó al sótano, donde me encadenó mientras me azotaba. Cuando al fin termino, salió sin siquiera mirarme. - para finalizar tu castigo, son 3 días sin comida ni agua... gritaste demasiado.

Me quedé allí, lleno de mugre y mi propia sangre mientras lloraba.

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Mientras mi padre dormía decidí salir a caminar. A él no le gusta que salga al pueblo, ni que hable con personas... además, siempre que salgo con él tengo que tapar todas mis heridas... dice que se avergüenza tener a un hijo tan malcriado.

Estaba caminando cuando un señor extraño con un uniforme blanco se me acercó. - aaah, niño... puedo hablar contigo un minuto.

Estaba inseguro. El señor mayor se miraba intimidante... ¿hice algo mal?, ¿me va a castigar?... ¡No quiero más castigos!

Salí corriendo intentando volver a casa.

-¡Oye niño!, ¡espera!

No quería detenerme, corrí lo más rápido que pude entre el bosque con la esperanza de perderlo, pero el anciano fue muy rápido, y sentí como una mano me sujetaba de repente del brazo.

El día anterior había sido castigado por poner de lado unos cuadros por lo que me habían castigado golpeandome los brazos y gemí por el dolor.

-¡Suéltame!, ¡No hice nada malo!

El anciano se miraba confundido.- Mocoso no te voy a lastimar... de casualidad, ¿tu nombre es Ace?

-¿Cómo me conoce?

El anciano sonrió mientras empezó a explicar.- Gracias a los mares te encuentro. Tu padre biológico antes de morir me pidió que te cuidara, pero llegue muy tarde a tu madre y me dijeron que una pareja te había adoptado.

Yo solo podía asentir. Pero cuando el anciano me había atrapado, desgarro la herida que tenía en mi brazo. Al notar la sangre, la cálida sonrisa se transformo en preocupación. ¿Qué le pasa a tu brazo?

Yo solo intente cubrirlo con mi otra mano.- Papá me castigó ayer.

El silencio fue incómodo. -él...¿te golpea?

Yo solo asentí confundido.- si, pero es por mi bien.- no entiendo por que el anciano se miraba molesto.

-Ace... ¿me puedes decir donde vive tu padrastro?- asentí y le describí el camino de regreso.

-¿Qué va a hacer anciano?

El hombre de blanco tenía una mirada determinada.- ¿quisieras venir conmigo?, le prometí a tu padre que te cuidaría. Puedes vivir con mi otro nieto.

¿Quería ir con él?, no sabía que decir. Pero... no quiero volver con mi padrastro.

-¿Puedo ir contigo?

El anciano se arodillo enfrente mío y acaricio mi cabeza.- Usted puede.

Sentí que mis ojos se empezaban a llenar de agua.- Si quiero.

El anciano me sonrió calidamente.- Espérame aquí Ace... iré a hablar con tu padrastro.

Asentí y vi como el anciano se ponía de pie y retomaba su camino.- Aaah... ¿como se llama usted?

El viejo volteó a verme con una cálida ronrisa.- Garp.
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Me fui a vivir con el nieto del anciano, Luffy a las montañas con bandidos.

La líder Dadan puede ser ruda, pero no me castiga.

Nunca lo hace como lo hacía mi padrastro.

Siento paz y cálidez en este lugar, con los bandidos y con Luffy. Qué sentimiento tan extraño

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Iba a escribir sobre el perrito que mencioné en el capítulo anterior pero no pude:( quería llorar cuando lo intenté.

Gracias por leer hasta aquí. Marcare la historia como finalizada pero puede o no haber próximos capítulos, como Ace aceptando a los Barbablancas y aprendiendo como es un verdadero padre.

Un verdadero padre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora