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—¡Pero Chris, esto es demasiado!— reclamó la chica al ver toda la mesa cubierta por diferentes platillos, incluida una pizza gigante.

—No mires la pizza con asco, esa es para mí...¿O creías que se me olvida que no te gusta tal obra de arte?— dijo el chico mientras dejaba que en su rostro se asomara una pequeña sonrisa burlesca.

—Bueno...yo...—las palabras no salían porque realmente lo había creído aunque no quisiera admitirlo, pero es que tantos años sufriendo el que su esposo no recordara ni su color favorito, la habían acondicionado a no esperar que alguien recordara sus gustos.

Christopher sintió pena por TN de un momento a otro, pero la rabia fue mayor contra el estúpido que se había entrometido en su jovial relación, simplemente para luego hacerla sufrir cuando la tuvo a su lado.

—¿Y por qué todo esto?— preguntó ella tratando de llenar el silencio que los rodeaba.

—Para que te des cuenta de todo lo que te haz perdido en tus años con dieta— comentó él, tomando un trozo de pollo con sus cubiertos y teniéndolo al nivel de la boca de ella—anda...prueba.

TN sentía las inmensas ganas de comer, pero su mente decía que ya estaba gorda como para aceptarlo.

—Esta bien que cuides tu figura, pero TN, te juro que no te ves saludable de lo delgada que estás— juro con extrema seguridad, y es que entendía con demasiada cercanía el enfermarse por descuidar su estado físico.

Ella confiaba en cada una de sus palabras, siempre lo había hecho y siempre lo iba a hacer, por lo que abrió con diversión ma boca para que la alimentaran.

Así siguieron las horas, comiendo y conversando hasta que ya se habían puesto al tanto de todo lo vivido luego de su rompimiento.

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