Capitulo 5

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DENISSE

Mierda.

Me están viendo.

¡¿Por qué me ven?!

¡No puedo con tanta presión!

¡Se están acercando! Parece que vinieran en cámara lenta, se ven como dioses con unas estúpidas pijamas... los pondré al tanto.

Son siete chicos y cuatro chicas contando a Melissa; realmente, no tengo idea de cuáles son sus nombres ¿pueden creerlo? ¿no? Pues háganlo; no me importaban sus vidas hasta este maldito momento.

Debo decir que todos los chicos se ven sexys, parecen de aquellos que van al gimnasio todos los días, tres de ellos son castaños, dos son pelinegros, uno es rubio y el otro lo tiene verde -super genial-, y de las chicas una es rubia, las otras dos son castañas y Melissa que es pelinegra.

Y luego estoy yo.

Le hago un discreto vistazo a mi ropa y me doy cuenta de que soy la única que no está en pijama.

Mierda.

Me acerco un poco a Melissa y le susurro.

-Melissa –le susurro llamando su atención rápidamente–

-Si Denisse? –susurra emocionada al igual que yo, bueno, solo en lo de susurrar–

-Me podrías decir donde se encuentra el baño? Me gustaría cambiarme –le digo avergonzada–

-Claro! –grita– El baño se encuentra en la habitación, al final de este pasillo –apunta el otro pasillo que se encuentra adornado, pero de objetos completamente dorados– Lado derecho –termina de decir completamente feliz–

Luego de susurrar un pequeño gracias, me voy de allí con las mejillas ardiendo, y si, con las miradas de todos encima de mí.

Dios.

Qué vergüenza.

Ahora me tengo que colocar un pijama totalmente distinto al de las chicas, ellas llevan unos totalmente cortos y escotados y yo uno de monja, pero no cambiaré mi estilo por ellos, si quieren ser "mis amigos" tendrán que aceptarme tal cual soy.

Al llegar a la habitación no pude evitar sorprenderme, es la habitación más grande que he visto. Rayos, es del tamaño de mi casa; luego de buscar y buscar el baño lo conseguí y al tratar de abrirlo no podía, parecía cerrado.

Mierda, tendré que vestirme aquí.

Procedí a quitarme mi falda para colocarme mi pantalón, mientras me lo hacía algo llamó mi atención, detrás de la puerta se escuchaba un poco mas de ruido que supuse vendría de la sala, pero no le presté atención, de seguro los chicos estaban hablando.

Me empezaba a quitar la blusa y al quedar en sujetador la puerta se abrió y carajo amigos, no se quien se quedó peor si el, o yo.

Mi cara de seguro era digna de un cuadro; un chico, el cual no estaba en la sala cuando llegué acaba de entrar a la habitación, y me está viendo en estas fachas.

Mierda, quiero llorar.

Justo cuando estaba a punto de gritar él se acerca rápidamente a mí y me cubre la boca con la palma de su mano.

¿¡Que carajos es esto!?

Si es un puto reality show, salgan de donde sea que estén, este momento no podría empeorar.

Él no decía nada, pero podía notar lo nervioso que estaba, incluso más que yo, lo cual creo que es estúpido, debido a que me encuentro semidesnuda ante él.

Carajo, hoy en día ya nadie puede cambiarse tranquilo en una puta habitación.

-Eh –empieza a balbucear el chico– Mierda –susurra en voz baja– Te soltaré solo si prometes no gritar –termina susurrando como lo hizo anteriormente, yo asiento lentamente, el se queda pensando unos segundos antes de soltarme–

Pero claramente, no le hice caso y...

Grité.  

Mentira PiadosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora