Hasta que te mate y nos separemos.

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— P-Por qué haces esto? —el notable temor en su voz y las lágrimas bajando por sus mejillas me llenaban de tanta tristeza que apenas podría soportarlo.

— Oh cielo, ese día frente al altar, a los ojos de Dios y a él sacerdote que bendijo nuestro matrimonio, ese día te prometí amarte hasta que la muerte nos separará... Pero no prometí que no sería yo quien te matará.

— Pero yo te amo, ¡¿Cómo haces esto conmigo?!

—Yo también te amo cielo.

Dicho esto el disparo salió sin pensarlo dos veces, ahora se ubicaba en medio de su frente, siendo un lindo tiro justo al blanco.

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