Estaba allí, viéndolo reír con sus colegas como si nada más importará. Como si ellos no hubiesen estado solos instantes atrás. Como si no estuviera ignorándolo una vez más luego de haberle dado besos y sonrisas que debiesen ser como las de cualquier otro, pero que lamentablemente para TaeHyung iban más allá de todo.
A sus ojos, ese hombre era majestuoso, sublime. Se convertía en un profundo deleite para sus pupilas tener la dicha de contemplarlo, JungKook era una gran tormenta con la perfecta habilidad de asolar la casa de naipes que él mismo construía como barrera emocional para no dejarse llevar por la hechizante atracción.
Era tan malditamente frustrante el saber que todos sus sentimientos debían confinarse con profundidad, atorarse en su pecho, aunque la sensación fuese asfixiante, dolorosa e incluso dañina. Sólo los cuatro vientos podían ser testigos de ese amor que se imposibilitaba a ser correspondido como le gustaría.
TaeHyung sabía que esa extraña relación que mantenía con su profesor era muy imprudente y que, hasta ese punto de avance, la mayor parte de la culpa recaía sobre sus hombros, debió salir corriendo cuanto antes y darse cuenta de que no llegarían lejos.
Diario se maldecía por haber permitido que la atracción acumulada ━desde el primer instante que lo vio cruzar por la puerta del aula━ mutara a algo más, por haber sido lo suficientemente atrevido para ir al cubículo de Jeon con una excusa estúpida sólo para verlo un instante más antes de que las vacaciones decembrinas lo limitarán de presenciarlo por casi un mes, y lo peor, por osar en invitarlo al espectáculo de fuegos artificiales que marcaba cada inicio de año en la ciudad de Seúl. Aunque después de su atrevimiento, innumerables veces llegó a creer que su profesor era demasiado amable para rechazarlo a él o a cualquier otra persona.
Cual fuese el ambiente hostil que TaeHyung imaginaba, dejaba de tener relevancia porque el cometido principal fue logrado. Esa primera madrugada de enero, descubrió que, arriesgándose de la peor forma, ganó. Pues allí, descubrió que su despampanante atractivo no pasaba desapercibido por Jeon y también que ese momento íntimo que compartieron se vio sesgado gracias al conflicto de intereses y esa quebrantable ética profesional de JungKook.
TaeHyung sabía la cantidad de problemas que estaba acumulando de manera innecesaria, tener una relación con algún maestro de la universidad daba pauta a una serie de rumores y cotilleos ilógicos, la sociedad o, al menos ese círculo social, mantenían dichas relaciones como algo prohibido y mal visto que debía pagarse con la expulsión de alguna de las partes.
No es que a TaeHyung le gustase meterse en líos, sino que era su forma de demostrarle al mundo a nadie le prohibía nada.
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━Necesitamos hablar... ━ el pelirrojo mencionó, cerrando la puerta tras de él, sorprendiendo a Jeon por su abrupta llegada.
━¿De qué quieres hablar, cariño? ━ respondió con tranquilidad, a sabiendas que se encontraban solos en esa reducida área dónde se encontraba su cubículo.
JungKook giró, acercándose hacia TaeHyung. Extendió su mano, siendo correspondido de inmediato. Lo guio por ese pasillo de escasa luz hasta estar fuera de su recinto. Se dedicó a observar a su alumno, sonriendo mientras sus nudillos acariciaban con suavidad el lateral del rostro ajeno.
Tal vez lo peor que pudo hacer. El corazón de TaeHyung latía sin control y su centro de concentración se reducía a lo mucho que sentía por el hombre frente a él. Joder, esa cercanía lo asfixiaba, pues era la necesaria para tocarse y también la suficiente para que cualquiera viera la urgencia que tenía el pelirrojo para externar su sentir.
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teach me how to love you ━ kooktae ✧ one shot
Fiksi Penggemar✧ La euforia del amor prohibido y la sensación de reto inmersa convergen dentro de TaeHyung para mantener una imprudente amorío con alguien perfecto para él, pero el menos adecuado para otros. Cuando la conexión y la química se vuelven irrefrenables...