Muñekta

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El auto de la familia Agreste cayó al final de la cuadra cuando Muñekta, el sentimonstruo que esta vez acompañaba a Reflekta, lo lanzó. Aterrizó con las llantas hacia arriba y el impacto consiguió abrir su cajuela, desparramando su contenido por la calle. Tikki y Plaga, que hasta entonces se escondían en ella, se asomaron por encima del auto para ver lo que ocurría, y lo que encontraron fue a un montón de gente frente al palacio de Chaillot tratando de huir del rayo transformador de salía de la boca de la enorme muñeca rosa y blanco.

     —Oh, no, ¡esto es terrible, Plaga! ¿Cómo encontraremos a nuestros dueños? ¡Todos se ven exactamente iguales!

     —Primero hay que encontrar sus miraculous.

     Los kwamis comenzaron a buscar entre todo lo que había salido de la cajuela, pero era difícil entre tantas cosas: pertenencias administrativas y personales de los Agreste, las mochilas de Adrien, Marinette, Alya, Rosita, Juleka y Myleen (varias se habían abierto), algunos elementos de la colección de Marinette que los chicos habían planeado utilizar más tarde...

     —París está perdida sin Ladybug y Cat Noir —se lamentó Tikki, que comenzaba a desesperarse.

     —¡Lo tengo! —exclamó Plaga alzando su miraculous, que al tomarlo emitió un resplandor verde y perdió su camuflaje. Plaga se acercó a Tikki para intentar tranquilizarla—. Concéntrate, terroncito, todo estará muy bien.

     Sin perder más tiempo, Plaga salió volando en dirección al palacio de Chaillot con el anillo entre las manos. Se detuvo sobre la estatua verdosa del caballo en la acera de adelante y comenzó a buscar entre la multitud que corría para alejarse de la zona, esperando que Adrien no hubiera sido convertido en uno de los clones de Reflekta; la muñeca gigante se dirigía hacia la Torre Eiffel.

     —¡Chat Noir! —empezó a llamar, sin atreverse a ir a un lado u otro—. ¡Chat Noir! ¡Char Noir!

     Uno de los clones que pasaba junto a la estatua se detuvo al escuchar su voz y miró hacia arriba para encontrar al kwami. Parecía menos asustado que los otros, así que Plaga se acercó a él muy aliviado.

     —¿Plaga? —preguntó el clon con la voz sorprendida de Marinette.

     —Uy, tú no eres... —Un erecto escapó de su boca como consecuencia del estrés de los últimos minutos y el queso que se había comido cuando todavía estaba dentro de la cajuela.

     —¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó ella, muy preocupada y exaltada—. ¿Chat Noir perdió su miraculous? ¡¿Has visto a Tikki?!

     —Eh, es una larga historia, Marinette...

     —Como sea, ¡no hay tiempo! —Marinette le arrebató el anillo y se lo puso en la mano derecha—¡Plaga, las garras!

Por otra parte, Tikki apenas encontraba su par de aretes entre el desastre que había dejado el auto de los Agreste. Al tomarlos, éstos perdieron su camuflaje con un resplandor rojo.

     Uno de los clones de Reflekta llegó entonces a la escena y Tikki se escondió. El clon también comenzó a buscar entre todas las pertenencias.

     —¿Plaga? ¡Plaga! —llamaba.

     Tikki salió disparada en dirección al palacio en busca de Marinette. Tenía que encontrarla pronto, Reflekta ya había causado mucho daño... Pero pronto se dio cuenta de que eso no sería necesario: una figura femenina vestida completamente de negro ya peleaba contra Muñekta con un bastón plateado que a veces alcanzaba hasta diez o doce metros de longitud.

Muñekta - Miraculous LadybugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora