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Dejé que la canción se repitiera una y otra vez, no sentía deseos de levantarme y apagar el reproductor, a pesar que ya la tenía practicamente grabada en la memoria, la voz de Frank se oia tan dulce mientras cantaba aquellas palabras llenas de odio y reproche hacía mi.

- Compuse una canción para ti, escúchala solo -

Me pasó el CD en una bolsa blanca, donde estaban además algunos poemas que escribí pensando en él años atrás, estiré mi mano, anhelando alcanzar la piel desnuda de su brazo, pero se alejó antes que pudiera tocarlo.

Encendí un cigarrillo con la colilla casi extinguida del anterior, miré hacia el piso, estaba sentado sobre una alfombra de colillas, ceniza, charcos de vodka y lágrimas.

- ¡Frank Iero!, me parece muy bien, creo que la banda necesita de alguien como él -

Mis ojos se iluminaron aquella vez que su nombre fue propuesto, no voy a mentir, si bien me interesaban sus habilidades como guitarrista, la principal razón era mi deseo insano de hacerlo mío.

Saqué los poemas de la bolsa, estaban ajados, de tanto leerlos, tenían su fragancia, lo imaginé leyéndolos, en aquella época en que fuimos felices, sentado, frunciendo el ceño como lo hace cuando se concentra, sonriendo lleno de alegría al sentirse tan amado por mi, elevando sus ojos al cielo y llevando el pedazo de papel con mis letras hasta su pecho, en el último poema pude notar algo escrito de su puño y letra

"Pareciese como si mi ser fuera invisible ante sus ojos, sé que me mira, pero no me ve, dejé de ser su todo, para convertirme en uno más de sus amigos, preferiría mil veces que me asesinara con sus propias manos a tener que vivir cada segundo de su olvido."

Mis ojos no soportaron la presión que nacía desde el nudo que me destrozaba el corazón, lloré, lloré a mares como un niño perdido, como quien sabe que lo que más ama en el mundo se aleja de él para siempre, lloré... como ha de estar llorando él.

- No sé que les parezca, le saqué unos acordes a Early Sunsets... escúchenlos a ver que tal -

Nos concentramos a su alrededor, no había espacio para que el aire circulara, comenzó a tocar, y sentí que el alma me estaba abandonando, saliendo de mi cuerpo y pegándose con fuerza a la suya.

- ¿Qué es lo que té pasa con Frank? -

- Uh, ¿a mí? nada, que me va a pasar con Frank -

Mi voz se quebraba, sentía miedo de ser descubierto, pero es imposible mentirle a la persona que más te conoce en el mundo

- Yo no nací ayer hermanito... tus ojos se llenan de lujuria cuando Frank está frente a ti, tus manos sudan, tus labios se resecan... se honesto contigo y conmigo, dime de una buena vez... te lo quieres follar ¿verdad? -

La palidez de su rostro denotaba la sorpresa al oír mi respuesta...

- Yo estoy enamorado de él -

Aun lo amo, ¡Dios! Solo tu sabes cuanto lo amo, lo amaré siempre.

- ¿Me puedo quedar esta noche en tu casa?, no tengo deseos de ir a la mía -

Dejé caer con desgano mi mano sobre su hombro, mientras lo encaminaba hasta mi habitación.

- Está un poco desordenado aquí, pero puedes dormir en mi cama, yo dormiré en el piso, no ha problema -

Sonrió de esa forma cristalina, alejada de cualquier maldad, de esa manera que derriba cualquier barrera en mi, y me prueba una vez más que no existe criatura más hermosa en todo el extenso universo, me miró con esa picardía innata en él

- ¿Un poco?, ja ja parece que esto fuera un campo de batalla, ¡Por Dios Gerard, cuanta basura puede tener un hombre en su habitación? -

Me sonrojé, quería que la tierra abriera un boquete enorme y me tragara en ese mismo instante.
Retiré la ropa, los cuadernillos de dibujo y mis lápices de la cama, tendí bien la sabana y aliste la frazada sobre esta, procurando que quedara decente para que Frank estuviera cómodo.
Comencé a extender en el piso una cobija gruesa para dormir sobre esta, pero Frank me detuvo

- Duerme conmigo en la cama, no tengo la costumbre de asfixiar a nadie mientras duerme -

Me negué, sabia que sería una tortura tenerlo tan cerca, casi desnudo, recostado a mi lado, embriagándome con su aroma, enloqueciéndome a cada respiro, proyecté la imagen de lo que seria, mi cuerpo perdiendo voluntad ante su presencia, abalanzándome como un loco sobre él, apretando con fuerza sus manos entre las mías, mientras mis labios recorren su cuerpo desesperadamente, el gritará que lo suelte, me asestará un puñetazo en la cara y se ira para siempre, sacudí mi cabeza, lo miré a los ojos

- No, Frank, es mejor que yo duerma en el piso, así estarás más cómodo -

Se acercó a mí, recostando su cabeza sobre mi pecho

- Tienes miedo de no poder controlar tu libido, lo sé Gerard -

Rodeó mi torso con sus brazos, apretándome contra su cuerpo que a esta alturas había empezado a temblar

- No intentes controlar tu deseo por mí, yo quiero... yo deseo también estar contigo -

 

.Wound.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora