Shinobu y Giyuu se encontraban caminando hacía una de las montañas cercanas a los límites del Reino, tenían que hablar antes del día siguiente.
-Ara ara, Príncipe Tomioka, ¿A qué debo el honor de estar aquí?
-Déjate de juegos Kochou. Sabés que pasará mañana.
Ambos aguardaron silencio, se encontraban ahora en un dilema. La guerra no podía esperar y como líder, tenía que ir a defender sus tierras.
La noche estába hermosa, libre de cualquier tipo de nube o contaminación en ella, tan oscuro y limpió. La Luna iluminaba el paisaje lleno de flores, el silenció era tan armonioso en el lugar.
Ambos se sentaron en el pasto verde y limpió, posó sus manos a cada lado mientras poco a poco fue buscando la suavidad en los dedos delgados de porcelana de la chica.
-Más te vale que vuelvas ileso.
El vió de re ojo a la chica que lo acompañaba, demostraba una sonrisa demasiado forzada y la delataba una vena saliendo de su frente, podía sentir su enojó.
-Volveré. Cuando lo haga nos casaremos.
Estába algo molesta, Shinobu Kochou era la médico del Reino, gracias a sus remedios caseros y medicinas naturales pudo hacer que la hermana mayor del príncipe se curará. No se enamoró porque había salvado a su hermana, se había enamorado de lo humana que podía llegar a ser, adoraba cuando se molestaba, cuando era ella misma con él y además disfrutaba de sus bromas.
-Está bien. No hay problema en posponer todo, a final de cuentas se que regresaras.
Ella entrelazo sus dedos a los de él, adoraba él cálido tacto de su piel con la de ella, era frío en sentimientos pero demostraba una calidez tan familiar que la reconfortaba.
-Se que si muero, me reviviras para matarme con tus propias manos.
-No creó hacer eso, mi familia me buscaría otro prometido- Éso lo dijo lo más natural posible, haciendo enojar al azabache y demostrara una vena saliendo de su frente- Es broma cariño.
Soltó un gran suspiro y se acercó a ella, roso un poco su nariz atrapando su diminuta cintura y rompió el espacio con un delicado beso.
Un beso lleno de amor, de confianza y de que volvería para cumplir su promesa, ella rodeó su cuello para soborear los suaves labios de él. Primero él inferior dando un ligero mordisco e introduciendo su lengua.
La recosto lentamente sobre el pasto, para poder contemplar como ella respiraba un poco agitada por el momento.
-Shinobu...
-No tengas miedo, puedes hacerlo, sería una despedida momentánea.
Ella lo jaló para poder probar sus labios de nuevo, podría fundir su amor al menos una vez en la vida, tocar el cielo con la yema de sus dedos y con la ayuda de su prometido podría lograr hacerlo.
-Giyuu...
Cubría su rostro rojo por lo agitada de la acción, su piel nivea expuesta ante él mientras acariciaba sus senos con cuidado. El toqué que le daba era demasiado frío pero, sus caricias tenian un calor tan dulce y embriagador, se sentía cómo si el mar la invitará a entrar al fondo de él, las olas recorrian desde sus pies hasta su cuello.
Al principio lo trataba como a cualquier persona, le encantaba molestarlo con que los políticos que estaban a su mando lo odiaban. Al principio le molestaba esa broma, pero se fue acostumbrando a su compañia, a su humanidad y buen corazón.
Ayudaba a todos en su reino, en especial a niños y ancianos, su buen corazón la flecho de inmediato ya qué, alguién más la pretendía. No perdió el tiempo y convenció a la familia Kochōu qué ella fuera su esposa y futura Reina.
-Te amo Shinobu... -Sentía el ligero toque de sus suaves dedos en su abdomen un poco abierto.
Estaba embriagado por el aroma a glicinas que emanaba su cuerpo, no era temporada en que florecian pero ella le brindaba esa calidez y tranquilidad que siempre había buscado.
-Fu, fu~ Giyuu no digas esas cosas, porque te vez tan lindo.
Atrapó con sus manos su rostro sellando todo con un tierno beso, se cumplió al día siguiente lo que le había dicho. Partió a la guerra con el único propósito de sobrevivir o si no, su futura reina lo mataría con sus propias manos.
El tiempo pasaba tan lento pero, algo crecía en ella con tanto sentimiento, con mucho amor le iba proporcionando poco a poco conocimientos que ella misma había adquirido de la medicina gracias a los libros y pergaminos que le habían regalado hace un tiempo atrás.
También Giyuu antes de irse le había dejado una Katana para defenderse, sabían que sus enemigos podrían ir por ella así qué la resguardaron bien junto a guerreros profesionales.
Pasó exactamente ocho meses que él había partido a esa misión suicida, lo primero que hizo fue llegar al castillo y preguntar por Shinobu, a lo que su hermana lo tomó de su ropa y jaló a una carroza.
-¿Qué ocurrió con Shinobu?
El silencio y la mirada que le proporcionaba, estába temblando del miedo. Tenía la impresión de que algo muy malo había pasado con la chica del broche de mariposa, si le llegaba a pasar algo, golpearia a los guerreros por ser tan estúpidos y después mataría lentamente al idiota que le hizo daño.
Llegaron a un lugar demasiado alejado de los límites del reino, él estaba asustado.
-¿Qué hacemos aquí?
-Tienes que ir a esa pequeña casa, Shinobu te esta esperando.
Las lágrimas no se hicieron esperar, salió corriendo de la carroza para poder tirar la puerta que le impedía ver a su mujer pero al momento en que lo iba a hacer se escuchó un llanto.
Se detuvo de su acción y entró con mucho cuidado, grabando la escena más importante en su vida. La matrona le estaba entregando un pequeño bulto envuelto en una sabana, había sangre en esa cama.
Lo más importante posó sus ojos aguamarina en la chica perlada en sudor, sus cabellos desarreglados y dándole pecho a la pequeña criatura en sus brazos.
-Shinobu...
Se acercó a ella, aguantando un poco más sus lágrimas, ella lo vió con una cálida sonrisa tan real y humana que solo le demostraba a él. Había cumplido su promesa de volver, con la desgracia de sufrir demasiadas bajas en sus guerreros, pero aquí estaba viendo el milagro de la vida.
-Giyuu... Bienvenido a casa cariño- Acomodo un poco al pequeño bulto en sus brazos destapando su rostro, era una hermosa niña con facciones a las de su padre- Te quiero presentar a alguien mi amor, él es tu papá Shizuku.
-Es... Mía...
-Si, cargala.
Él con sumó cuidado acomodó a su progenitora en sus brazos, la pequeña se removió un poco pero sintiendo la calidez de su padre volvió a dormir entre sus brazos. Shinobu sonreía por la tierna escena, junto a toda la familia de ambos, Giyuu no lo soportó más y comenzó a llorar.
Atrapó los labios de la contraria para demostrarle su gran felicidad, acababa de regresar de una misión suicida y llegó con la mejor noticia del mundo.
-Gracias...
-Te amo príncipe Giyuu.
Parar momentáneamente una guerra le ayudaría a pasar más tiempo con su nueva familia, a decir verdad, nunca se había sentido tan feliz en su vida desde que conoció a Kochou. La futura reina.
𝓕𝓲𝓷~
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Me base en los fan arts que subieron a twitter por el nuevo café que se iba a abrir en China, con la temática de Kimetsu no Yaiba.
El GiyuuShino era tan hermoso que necesitaba esto ♥
Dedicado a la chica Mari Valdéz que necesitaba ver ésto, es muy tierno pero esperó te guste 🥰
Esperó les guste.
Y qué, ¿Merezco review?
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𝔸𝕞𝕠𝕣 𝕖𝕟 𝕥𝕚𝕖𝕞𝕡𝕠𝕤 𝕕𝕖 𝕘𝕦𝕖𝕣𝕣𝕒
Fanfiction𝓤𝓷𝓪 𝓹𝓮𝓺𝓾𝓮ñ𝓪 𝓹𝓻𝓸𝓶𝓮𝓼𝓪 𝓺𝓾𝓮 𝓭𝓮𝓫í𝓪 𝓬𝓾𝓶𝓹𝓵𝓲𝓻. ℙ𝕖𝕣𝕤𝕠𝕟𝕒𝕛𝕖𝕤 𝕦𝕤𝕒𝕕𝕠𝕤 𝕖𝕟 é𝕤𝕥𝕖 𝕗𝕒𝕟𝕗𝕚𝕔 𝕟𝕠 𝕞𝕖 𝕡𝕖𝕣𝕥𝕖𝕟𝕖𝕔𝕖𝕟 𝕖𝕟 𝕝𝕠 𝕒𝕓𝕤𝕠𝕝𝕦𝕥𝕠, 𝕤𝕠𝕟 𝕡𝕣𝕠𝕡𝕚𝕖𝕕𝕒𝕕 𝕕𝕖 𝔾𝕠𝕥𝕠𝕦𝕘𝕖. 𝔽𝕒𝕟𝕗𝕚𝕔...