El Lado Oscuro De El Mundo.

Prólogo.

Empecé a arrojar cuchillas al sujeto que me seguía. Una le dió en una pierna y calló al suelo. Me acerqué lentamente. De inmediato reconocí a la persona que me seguía.

- Al parecer me descubriste cerecita.- ¿Cerecita? ¿De dónde salió ese apodo y quién le dió la libertad de usarlo?

- ¿Que hacías espiandome Armstrong?.- me agaché junto a él, al estar cerca, pude darme cuenta que tenía un olor, un olor muy específico que al parecer nunca antes había notado. Olía a cerezas, moras y vainilla. Esto es raro, ahora hasta mis sentidos se agudizan, genial.

- Solo confirmaba que ya has tenido tu transformación, cerecita. - sonrió con cierto tono de burla.

- Ah, es cierto tu también eres un monstruito. ¿De dónde sacaste ese apodo tan absurdo?. Hablé tajante.

- Ya deben haberte explicado que no somos monstruos. Y el apodo, es porque tienes un fuerte olor a cerezas, miel y canela.- ¿En serio, cerezas, miel y canela?.- Ahora, si no te molesta ¿podrías sacar la cuchilla de mi pierna?.

- Oh, si, lo siento.- saqué la cuchilla y él se quedó viéndome.- ¿Qué esperas?, ponte en pie.- negó con la cabeza.

- Debes curar mi herida, se supone que también tienes esa habilidad.- me miró fijamente.

- Y, ¿Cómo se supone que haga eso?, O, ¿Por qué tendría yo esa habilidad?.- rodé los ojos.

- Vamos, no me digas que no te dijeron.- levanté los hombros dándole a entender que no sabía nada.- Bien, si ellos no lo hicieron, lo haré yo.- asentí.- ¿Por qué crees que tu cabello es de ese color y tus ojos son tan oscuros, incluso más que los de tu padre?

- Mi madre dijo que mi cabello lo heredé de su abuela, pero, no tengo idea de el resto.

- Bueno, tu cabello es así por el poder que tienes. Eres la Zurkniv de la leyenda, la de poderes ilimitados e inimaginables.- mi boca se abrió formando una perfecta O.- Se dice que cuando la Zurkniv de la leyenda se transforma su cabello posee los colores de una galaxia.- Vaya, eso explica muchas cosas.