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Ran Haitani se encontraba impaciente mirando los candelabros y el techo adornado de hermosas pinturas. El hombre se encontraba en un cuarto lujoso, no era sorpresa para nadie que el hombre gozara de privilegios, sin embargo, el amor por la sangre, las lágrimas y los huesos rotos lo impulsó a su hermano y a él a elegir el camino de las pandillas. Todo su mundo se reducía a una vida de lujo y derroche. No era la mejor vida, pero era su vida. 

Ran se encontraba tomando una copa de vino en el sofá de dicho cuarto. Detrás suyo una amplia cama esperaba ser usada. Una gran pantalla de tv. frente a él lo reflejaba por completo. Si esperaba un minuto más perdería la cabeza. 

Sus cabellos lilas se miraban en la pantalla de la televisión, sus manos estaban adornadas con un par de relojes dorados, el brillo relucía en la misma pantalla. Su camisa celeste entreabierta y unos tirantes negros separaban y enseñaban su torso bien trabajad. Pero lo que más destacaba de su pecho era su hermoso tatuaje. El tatuaje de Bonten en la garganta se removía sobre su manzana de adán cada que bebía de su copa de vino. Sus pantalones negros y sus zapatos de charol brillaban bajo la luz de los candelabros de la recámara. Ran Haitani era todo lo que hombres y mujeres deseaban en su vida. Cualquiera que lo viese confirmaría esa aseveración.

La puerta interrumpió el silencio dentro de la habitación. Ran supo quién era con solo escuchar el sonido de los zapatos. Desvió su mirada por unos segundos. Tan solo confirmó lo evidente, su amante había llegado al fin. El tiempo de espera por fin terminó para él. 

El amante de Ran se reveló en el reflejo de la gran pantalla. Nahoya Kawata y su gran sonrisa acapararon la atención del hombre. 

—Lo siento cariño, hubo un problema en la Toman, a alguien se le ocurrió traicionarnos y cabreo a Kisaki, en fin, ya no importa

Nahoya Kawata hizo su aparición con una camisa negra y un traje blanco, una elegante corbata adornaba su cuello bajo sus cabellos sedosos. El detalle de una pequeña flor de plata adornaba el bolsillo de su traje. Para Ran Haitani la flor de su vida estaba presente y nada más podía importar. Ran estiró su cuello hacia atrás levantando una ceja.

—Detesto esperar, lo sabes mi amor ¿cómo se supone que deba castigarte?

Nahoya se quitó el saco blanco, lo tiró sobre la cama y rápidamente se sentó en el regazo de Ran. Su hermosa sonrisa y sus ojos color naranja hicieron aparición por fin frente a su amante.  Las manos de Nahoya empezaron a acariciar el pecho descubierto de Ran, su sonrisa traviesa y sus ojos brillaban al mirar el cuello extendido de Ran. El pelinaranja amaba darle atención a su amado. Acercó el rostro del otro y empezó a dejar un par de besos en los labios de Ran. Empezó a dejar besos por encima de su barbilla, cuello y pecho. Lentamente empezó a mover sus caderas contra el regazo de Ran. Quería provocarlo. 

—¿Acaso quieres empezar así, mi amor?... vamos... te extrañé mucho

Ran dejó escapar una risita y reafirmó su postura sobre el sofá. Sin medir su fuerza tomó las caderas de Nahoya e hizo que se acercase a su cuerpo. Nahoya amaba la fuerza que Ran empleaba en él, no le molestó en absoluto. Un beso tosco, una mordida en el labio inferior y una lamida en la mejilla fueron suficientes para encender a Nahoya. Ran amaba remarcar la piel de su amante con besos. Para él era como tatuar su piel, nadie más que él podía hacer eso con Nahoya.

—Vamos...empecemos cariño

Nahoya bajo una de sus manos a la entrepierna de Ran mientras que con la otra se encargó de acariciar el pecho de su pareja. Un toque suave, dos toques suaves, y de repente su mano apretó con firmeza el bulto que se formó en la entrepierna de Ran. Eso lo tomó por sorpresa, y dejo salir una carcajada a razón de la sorpresa. Nahoya nunca dejaba de sorprenderlo y precisamente eso era lo que más amaba de él. 

—Ya deja de jugar conmigo, vamos hazlo...

Nahoya se ruborizó al oírlo, todavía no entendía cómo es que después de tantos años aún se sonrojaba cada que le hablaba. La voz que usaba cuando estaban en la intimidad era diferente y atractiva. Era todo un ritual que amaba crear una y otra vez. 

Nahoya con el dedo anular empezó a deslizar la cremallera de Ran, y pudo ver como el gran bulto de Ran se liberó frente a él. Ran aún con la copa de vino en manos separo sus piernas indicándole al otro que empezara con la felación. Nahoya sin dudarlo bajó del regazo de Ran y se hincó frente a la entrepierna de Ran. Empezó con un par de caricias sobre su falo, los besos cortos se transformaron en lamidas, Ran aún estoico en su expresión empezó a enredar sus dedos en la cabellera sedosa de su pareja. Nahoya entendió lo que significaba, un par de lamidas más y el pene de Ran se encontraba totalmente erecto frente a sus ojos. Ran podía sentir la superficie de la lengua de Nahoya, lo disfrutaba, pero amaba más cuando profanaba la boca de pelinaranja. Nahoya tomó el miembro de su pareja y este desapareció entre sus labios, una estocada de Ran fue suficiente para que Nahoya entendiera y se moviera de atrás hacia adelante.

Se mantuvieron así por unos minutos. Ran empezó a impacientarse y presionó sobre los cabellos de Nahoya. Empezó a mover su pelvis en contra de la boca ajena, Nahoya lo miraba con una mirada deseosa y divertida. Después de un par de minutos Ran expulsó el semen en la boca hambrienta de Nahoya. El pelinaranja trago lo que pudo, estaba más que acostumbrado a la invasión a su boca. Se limpió los restos con sus dedos y se los llevó a la boca para chuparlos, no quería que nada cayera al suelo. La imagen era completamente erótica a los ojos de Ran. 

—Cariño...

Nahoya se encontraba aún hincado entre las piernas de Ran. Usó su voz más seductora para apretar sobre el pantalón de Ran. Ambos se conocían muy bien y sabían de las intenciones del otro. Ambos se obsequiaron una sonrisa cómplice 

—Desvístete ya, deja de impacientarme, cariño...

Nahoya hipnotizado por la voz de Ran se levantó de repente y empezó a desvestirse lentamente frente a él. A Nahoya le divertía hacer esas pequeñas sesiones de striptease para Ran. Después de un agonizante espectáculo para Ran su amante se quedó casi desnudo frente a él. El casi se debía a que Nahoya sorprendió a Ran con unas medias negras de encaje que adornaban sus muslos debajo de aquella ropa. Ran estaba encantado y esto apenas comenzaba. 

Secretos Parte I: Confidente [Ran x Nahoya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora