SOME KIND OF DISASTER ━━ oliver wood ✓

━XXXVII. like tinsel and ribbons

CAPÍTULO TREINTA Y SIETE
como oropel y cintas

SAWYER SE CONFIÓ EN LA IDEA de que ésta sería la última Navidad que se vería obligada a pasar en casa. Después de la graduación, podría hacer lo que quisiera. Podía cortar todo contacto con la gente que conocía aquí. Podía ser libre. Ya no habría más grilletes, ni más recordatorios de que nada de lo que hiciera sería suficiente. Por ahora, sin embargo, cuando bajó del tren al andén con su equipaje a cuestas y sus amigos despidiéndose de ella, los últimos restos de esa emoción desaparecieron como una marea que se aleja de la orilla. Y luego estaba de vuelta en el coche de su padre con su madre en el asiento del copiloto y volvían a conducir hacia el cruce donde los baches de las calles se hundían y hacían temblar el interior del coche con agitación. Al salir de Hogwarts, había sentido inmediatamente que su estado de ánimo mejoraba, se sentía bien de nuevo. Volver a subir a este coche parecía deshacer todo eso de nuevo. Como si dos manos le presionaran los hombros, obligándola a volver al espacio reducido en el que no podía respirar, sintió que le hurgaba todos los órganos, que le pellizcaba la carne de los defectos, que le decía con desprecio: Pobrecita, triste.

De un momento a otro, Sawyer apenas recordaba haber deshecho el equipaje. (Tal vez porque no deshizo la maleta por falta de motivación para hacer algo que no fuera meterse bajo las sábanas y dormir hasta que todo esto terminara, y todo su equipaje seguía sentado a los pies de su cama, esperando a que decidiera qué hacer con sus posesiones: ¿quedarse o irse? Pero, por supuesto, todavía no había ningún lugar al que ir. Esa parte de su vida seguía esperando su señal). Apenas recordaba haberse metido a la fuerza en la ducha y haberse lavado las horas de viaje en tren que le congelaban los músculos y le hacían rodar los dolores de las articulaciones.

De pie ante el espejo con su toalla, bañada en una farmacia de luces, Sawyer contempló su reflejo con ojos planos. Esta eres tú, tuvo que decirse a sí misma, mirando su piel enrojecida por el calor y sin reconocer nada de ella. Esta es tu cara. Tu nariz, tus pecas, tus ojos tristes/enfadados/vacíos. Esta eres tú, y se supone que tienes que estar mejor. Tocando con una mano su cabello entintado, lacio y húmedo, que le caía por la espalda, hizo una nota mental para que su padre organizara otra sesión con el Dr. Josten. Y entonces recordó que su cabello aún necesitaba recortado para no perder peso. Una parte de ella no sabía de dónde venía todo ese peso. Fue cuando finalmente trazó la línea de su mandíbula y divisó la mancha púrpura de ayer en la base del cuello que pensó: Déjame hacerlo bien esta vez.

Y entonces apagó la luz y se quedó a oscuras escuchando los sonidos de las tuberías detrás de la pared como un pulso, toda esa agua pútrida del retrete corriendo como sangre en las venas, y fingió que estaba bajo el agua, con los pies en los remolinos, flotando, flotando hacia el olvido, flotando hacia el futuro.

Momentos después, fue expulsada de su habitación por su padre, que se había puesto su horrendo delantal
"besa al chef" que todos despreciaban expresamente, blandía un rodillo y declaraba que debían reiniciar su tradición anual de hacer casitas de jengibre en Nochebuena, así que más les valía practicar desde ahora hasta el fin de semana. Bien, pensó Sawyer, si esto era un paso para volver a hacer las cosas bien, que así fuera. Y entonces la Nochebuena llegó a la vuelta de la esquina y el cielo blanqueado de diciembre trajo una cortina de nieve acuosa y las cosas se pusieron mucho peor.

Al parecer, Wyatt había decidido hacer una competición de equipos y no había obtenido el consenso de los miembros de su familia (concretamente de Sawyer). Sawyer quiso señalar que el hecho de que estuviera en el equipo de Quidditch no significaba que realmente fuera una jugadora de equipo, pero antes de que pudiera hacer su plan de huida Wyatt había reclamado a su padre, lo que no dejó a Sawyer otra opción que hacer equipo con su madre y desear la dulce liberación de la muerte.