Brindemos

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- Y ahora mis honorables invitados, quiero que recibamos con un gran aplauso a mi queridísima hija Dayan. 

Los guardias procedieron a abrirme las enormes puertas, e hice mi imponente entrada, hice un barrido rápido de los invitados hasta que mis ojos se encontraron con los de padre, el cual me ofrecía una copa de champán, hice una pequeña reverencia y tome la copa. Me coloqué al lado izquierdo de padre, al verme se limitó a lanzarme una mirada fulminante, podía sentir perfectamente sus ojos penetrándome, pero no fui menos y lo miré con orgullo mientras sonreía.

Los invitados murmuraban y tapaban sus bocas, las damas con sus abanicos y los varones hablaban susurrándose los unos a los otros al oído. Obviamente sabía de qué estaban hablando, mejor dicho de quién, pues sí, estaba en boca de todos los presentes de la sala por dos razones: la primera y más importante era el lugar en el que me encontraba, que a vista de una persona "normal" no habría inconveniente, pero estamos hablando de la hija del Sr Diamante a sus recientes 18 años , de pie y a la izquierda del Gran Capo de la Gran Familia Arcana, esto solo significaba una gran falta de respeto hacia él y su presencia. Yo era consciente ello, y por eso mismo me posicioné firme y con cabeza alta, sin bajar cabeza ante los susurros de la gente. Y la segunda razón y más irrelevante para mí, es el hecho de que no vestía un vestido sino un elegante traje blanco. Padre no podía quedarse quieto ante mi postura y reaccionó.

- Mis amados y honorables invitados -tomó un pequeña cuchara y  la golpeo un poco contra su copa, esto hizo que los invitados callaran- Gracias, como saben, los invité hoy para celebrar el décimo octavo cumpleaños de mi querida hija, y así darle la bienvenida al negocio.

Mientras él seguía con su ridículo discursito, yo buscaba con la mirada a Octavio y Ramber, pero en su lugar encontré primero a Zahian, nuestros ojos se encontraron instantáneamente y sonrió, dejo su copa en la mesa, se giró hacia mí una última vez, asintió levemente con la cabeza y se colocó en posición. Luego de un rato buscando entre los invitados, pude encontrar a Octavio y Ramber cada uno en sus respectivos lugares. Padre cada vez se acercaba más al final de su estúpido discurso, cada segundo que pasaba me volvía más y más ansiosa...hasta que llegó el momento... mi momento.

- Para terminar quiero que brindemos por mi querida hija y su gran porvenir en nuestra industria. -alzó la copa, y me miro con la sonrisa más hipócrita que jamás había visto-

Ya que sería la última vez que me vería lo miré sin pestañear si quiera, con todo el odio que llevaba reprimiendo por dos años. Los invitados alzaron sus copas al son del Sr Diamante, todos me espectaban ansiosos, esperando a que alzara mi copa y diera el brindis final y así dar comienzo al banquete. Alcé mi copa lentamente con mi mano izquierda la copa mientras sonreía descaradamente, dirigí mi visión a Octavio como el primer aviso a mi llamada. Una vez la copa en su punto más alto, con mi mano derecha cogí el arma que me dio Octavio y la puse en dirección a padre. Todo el mundo estaba sorprendido ante aquel atrevimiento y osadía. No había un solo ruido en toda la sala.

- "POR MÍ Y MI GRAN REINADO" -esas eran las palabras que harían movilizarse a mis aliados-

Un ruido ensordecedor llenó el salón, la bala salió del cañón impactando en la rodilla de padre, ese solo fue el detonante de los gritos de las damas, armas recargándose, copas rompiéndose, cubertería cayendo al suelo. Miré a los puntos claves del gran espectáculo, no había fallas ni movimientos innecesarios. Los invitados se encontraban al lado derecho del gran salón a excepción de mis hombres. También habían siete hombres armados en la entrada para que nadie entrara o saliera. En medio del salón, una fila de veinticinco hombres armados apuntando a los invitados. Al lado izquierdo se encontraba Ramber con Octavio, y en medio de ellos dos al líder de la familia Esmeralda, arrodillado y siendo apuntado por un revolver y una escopeta, de Ram y Tavio respectivamente. Y por último y no menos importante a mi derecha en el suelo, arrastrándose se encontraba padre con la pierna ensangrentada.

- ¡MALDITA INSOLENTE! ¿¡QUÉ CREES QUE HACES!? Mordien-..nn... -le metí el cañón del revolver en la boca lo más profundo que pude, hasta que le dio una arcada por haberle tocado la campanilla- cooff... cooff... 

- ¿Qué decías? Mordiendo la mano que me da de, ¿comer? -sonreír a carcajadas- No me hagas reír por favor, nunca comí nada de lo que un cerdo gordo como tú me dio. 

- GUARDIAS!!! GUARDIAS!!! Maldita sea... ¿Dónde están mis hombres? -preguntó entre quejas y gruñidos-

- Oh... vamos.... deja de ladrar -me puse en pie y posé mi pie bruscamente en la rodilla que le había disparado- 

- Ahg.... Joder.... DETENTE!! PARA POR EL AMOR DE DIOS!! -retorcí más y más mi pie, apretando cada vez más y más fuerte, mientras le miraba a los ojos y sonría-

Verlo en esa situación tan desesperante y suplicando me, solo hacía que mis ganas de torturarlo fueran más. Es tan estimulante que siento que moriré de excitación. Quería verlo más, quería que siguiera suplicándome por su vida como un perro pero...

- Mi lady... -me giré bruscamente y apunte el revolver contra Octavio- Mi lady, si me lo permite me encargaré de él por ahora. -sonreí-

- Octavio... qué oportuno -le apunté a la cabeza con el revolver- extiende tus manos - ordené-

- A sus ordenes mi Lady - extendió sus manos y cerró los ojos-

- Como siempre tan obediente, -deje caer el revolver en sus manos- ¿no sentiste miedo?

- ¿Debería? Para mi sería todo un honor el hecho de que fuera usted, quién me arrebate la vida. - me sonrió dulcemente-

- No te daré el gusto - me acerqué y le susurré- al menos aún no, tengo grandes planes para ti. -me aleje de él en dirección a Ramber- Ah!... -me giré- Octavio una últim...

- Por supuesto mi Lady, en seguida le llevaré su arma desinfectada. -le sonreí y bajé del escenario con ayuda de Ramber-

- Renunciará o por el contrario...

- Tendremos que proceder mi hermosa dama -me interrumpió-

- Ramber... -lo cogí de la corbata acercándolo a mí, frente a frente a unos centímetros- No me vuelvas a interrumpir, ¿entiendes?

Podía sentir como su respiración se agitaba y sus orejas se enrojecían. Sabiendo cómo es bajé la mirada y vi qué tan duro estaba. Solté su corbata y con la misma mano que la sostuve, lo agarré por el cuello, acercándome a su oído y susurrándole de manera sensual mientras que con mi rodilla apretaba su entrepierna.

- Ramber... oh... Ramber.... ¿podrías ocuparte de esto - apreté más mi rodilla haciendo que soltara un pequeño gemido- en privado? - lo solté bruscamente- Ve y arréglalo solo, maldito masoquista. Así no solo no me sirves sino que eres repugnante.

Ramber se fue y justo apareció Zahian acompañado por Helein.

Reliquias ArcanasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora