Capítulo 3

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-Lo de Lucas solo fue una confusión Lana, jamás podría verlo como algo más que un hermano, mi corazón le pertenece a Enzo; ¡pensaba que te alegrarías por mi!-chillé-

-¿Quién ha dicho lo contrario? ¡Claro que me alegra verte feliz hermanita! solo quiero que estés completamente segura de esto, porque no me gustaría nada verte sufrir si un día te das cuenta de que no es Enzo al que de verdad quieres; Bianca escúchame,-dijo con el rostro completamente serio, lo cual me hizo tragar en seco con un poquito de miedo- se sincera contigo misma sobre lo que sientes, no dejes que el miedo u otras emociones afecten a tu juicio, recuerda que no eres la única a la que afecta esa decisión.

Las palabras de mi hermana resonaban en mi cabeza una y otra vez como los estribillos de esa típica canción pegadiza que no puedes parar de tararear; suspiré con pensar al mirarme en el espejo y ver lo que tenía que ser para poder encajar... mis ojos se abrieron ante el dolor que dejaba traslucir ese pensamiento... ¿Cuándo ha empezado a importarme el tener que ocultar mis ojos plateados?

<<desde que te enamoraste de Enzo>> -apuntó una vocecita en mi cabeza que no era la de mi compañera-

Enzo me quiere como soy, lo sé pero... ¿Por qué siento que algo no está bien? ¿Qué las cosas no deberían ser así?

quizás... estando con Lucas las cosas serían más sencillas... al fin y al cabo él es como yo... entre nosotros no habría secretos ni mentiras...

<< Sé sincera contigo misma... no eres la única a la que afecta esa decisión... >> ¿pero que estoy pensando? -sacudí con algo de violencia la cabeza tratando de borrar esos pensamientos- estoy enamorada de Enzo, con quien quiero estar es con él -dije convencida a mi reflejo, o eso creía...-

Pasadas las ocho de la noche llegábamos a la entrada del Midnight coffee, el bar-cafetería propiedad de los padres de Enzo y Samay, este ha sido mi lugar favorito de Ecron desde que tengo memoria, su fachada de cálidos ladrillos rojizos, en contra...

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Pasadas las ocho de la noche llegábamos a la entrada del Midnight coffee, el bar-cafetería propiedad de los padres de Enzo y Samay, este ha sido mi lugar favorito de Ecron desde que tengo memoria, su fachada de cálidos ladrillos rojizos, en contraste con la unión del ónice y la plata de las letras, los miles de secretos y experiencias guardadas entre esas paredes... gran parte de mi vida está impresa en cada ladrillo, en cada madera y cada rincón de este lugar.

una suave penumbra nos recibió nada más entrar, la sala normalmente llena de vida y una suave música que la acompaña se encontraba en silencio, con una única luz proveniente de la terraza donde se iba a celebrar la cena; pero esta era suficiente para poder caminar sin problemas a través de las mesas de madera quemada con pie negro y sillas con respaldo semicircular en color negro, formado por dos barras horizontales y tres verticales y asiento en blanco -igual que los ladrillos de todo el interior, incluyendo la pequeña barra- con pie igualmente negro -cuyas patas estaban unidas por un circulo del mismo color- en perfecta contraste con el color claro de las tablas de madera del suelo; en la pared derecha unos grandes ventanales permitían el paso de la luz natural y disfrutar del bosque y el pequeño riachuelo que corría junto a el.

Mi parte favorita de la cafetería es donde se encuentras las mesas para cuatro o menos personas, ya que encima de cada una hay un cuadro de madera -como no- en un precioso marrón muy oscuro casi rayando el negro con fondo en marfil en el que los dueños tenían enmarcadas frases de sus libros preferidos -manera inteligente y subliminal de animar a la gente a leer y comprar alguno de los libros que tenían en una pequeña estantería a la izquierda en la pequeña zona de lectura; con dos cómodos sillones gris perla rodeando una pequeña mesa también de madera quemada para darle mas durabilidad y personalidad, o eso fue lo que me dijo la madre de Samay cuando le pregunté porque tenía la madera así. mientras nos dirigimos hacia la terraza no pude evitar desviar mis ojos hacia las frases que en algún momento me aprendí de memoria:

El primero de ellos rezaba:

"A veces solo hay dos opciones: subir o bajar, avanzar o retroceder, coger o dejar, cerrar o abrir... Los tonos grises están bien pero no sirven para todo. En ocasiones hay que ir a por todas, tomar decisiones arriesgadas, como en el amor"

(Todo lo que nunca fuimos, (deja que ocurra 1), Alice Kellen).

un par de mesas después el siguiente decía así:

"Nos educan como si pudiéramos cuidar de todo el mundo sin cuidarnos a nosotros mismos, aunque eso sea una contradicción en sí misma, sin un YO es imposible un NOSOTROS."

(Un cuento perfecto, Elísabet benavent)

el siguiente:

"Es difícil pedir ayuda y mucho más admitir necesitarla."

(La chica de nieve, Javier Castillo)

Y por último sobre la mesa más cercana a la terraza estaba mi favorito:

"Los sentimientos son parte de la vida, y no nacen dentro de ti para que tú los encierres bajo siete llaves"

(Crónicas de la torre 1, Laura Gallego)

A diferencia de otras veces, hoy en lugar de parecerme divertida hizo que todos los pensamientos que tanto me estaba costando mantener en un rincón de mi mente afloraran de nuevo a la superficie, bombardeándome sin descanso. Decidida a no dejar que esas dudas -sin justificación alguna- me estropeasen la noche respiré hondo y seguí mi camino ignorando que esa noche marcaría un antes y un después en la vida de todos los presentes...

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⏰ Última actualización: Oct 04, 2021 ⏰

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