04·愛•El Paraíso, sus piernas.

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Nayeon estaba cansada. Esos últimos días había dormido muy poco a causa de los parciales que había estado calificando, algunos malos y otros aceptables, pero ninguno llegando a la calificación promedio que ella exigía para pasar un semestre. No se consideraba una mala educadora, de hecho, en su habitación tenía un estante lleno de premios y reconocimientos que había logrado gracias a sus múltiples tesis e investigaciones sobre la mutación celular, lo que garantizaba su efectividad como química y por lo tanto, como profesora.

Tal vez era una toca pelotas cuando de trabajos experimentales se trataba o de investigaciones a largo plazo que exigían revisión constante, lo aceptaba, pero para Nayeon, la clave del éxito era la exigencia, por ello lo aplicaba a todo y todos. Como profesora, odiaba pasar a sus alumnos sin que éstos demostrarán que realmente se esforzaron. Como Dom, el que un(a) sumiso(a) travieso(a) llegara al orgasmo sin ser castigado un ratico antes. Y como persona, a Mina.

El domingo, justo después de que dejara a la rubia en su habitación luego de haberla alimentado y mimado, Nayeon se había tomado la libertad de llamar a su mejor amiga, importandole poco que esta no contestara las primeras cincuenta veces, la noche era joven y bella y aunque tenía una ereccion por atender, la castaña encontró más placer reventando el teléfono de la mujer con llamadas y mensajes de texto, claro, Nayeon no paró hasta que Mina contestó.

─¿Me quieres explicar por qué eres tan cabrona? ¡Estoy cansada! ─Cansada. Nayeon lo dudaba, apenas eran las once de la noche y conocía perfectamente a su amiga como para suponer qué o iba de salida a algún lugar que le brindara buenos tragos o iba de llegada con un nuevo culo de paso.

Porque perro no come perro.

─¿y tú, me explicas que es eso de que tengo que arreglar a Dahyun? ─así, sin anestesia, tomando al toro por los cachos. Silencio, la castaña conocía a la perfección ese mecanismo de defensa de la otra y sabía era algún punto de inestable control─ Esa chica no es una mesa, Mina, el problema no es ella.

¿Dices que el problema soy yo? ─Nayeon suspiró.. ¿Porque Mina simplemente no entendía su maldito punto? Aún cuando ya habían tenido esa Maldita conversación, joder─ Nayeon, no te pago para que te metas en mi relación con Dahyun, yo veré que le hago creer o no.

Mierda, Mina. ¿Porque osas a hacerte la ciega e ignorar el asunto? Su relación Dom-Sumisa está excediendo los límites establecidos, tu constante maltrato empujaron a Dahyun a firmar sin leer un maldito contrato donde bien pude haber pedido su clitoris de llavero. No está bien.

─¿Maltrato? ─Nayeon sonrió.

Con el paso de los años había aprendido que las personas eran quienes querían ser o cambiar su errante perspectiva. Puede que su mejor amiga siempre fuera el prototipo ideal de cada Maldita persona en el planeta, que la considerarán casi perfecta pero como cada producto, traía su propio defecto de fabrica. Myoui, quien no aceptaba cuando cometía un error, aún cuando veía las consecuencias bailarle en la cara, culparía a alguien más, en este caso, a Dahyun.

I Love Brat. I [PAUSADA.] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora