Momentos De Tranquilidad

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Habían pasado ya siete días desde aquella trágica noche, y los guerreros no olvidaban sus actos, aunque eran ambos tres despiadados y asesinos de larga trayectoria, sus orígenes, fuera del mundo central, no los habían preparado para ser asesinos en masa de criaturas indefensas e inocentes. Debido a esto no solo se encontraban devastados anímicamente, sino también su fatiga corporal ya era notoria. Con dificultad, ahora se deshacían de su enemigo, una pequeña bestia, que no era rival para aquellos guerreros, al menos no normalmente. El hombre extrañado miraba la situación desde una corta distancia, y no lograba entender que había sido de los guerreros, por eso se vio obligado a intervenir en la batalla, que terminó con un ligero golpe. Comprendía que estos últimos días habían sido intensos en cuanto a enfrentamientos, pero esto ya había sido comunicado a los guerreros, pues atravesaban los frondosos bosques de ocre, todavía muy lejos de su destino. Cansado de esta situación, ordenó a los guerreros acampar allí, aunque mucho faltaba para el anochecer.- Por qué acampamos aquí? -preguntó Adelea- - He notado un serio deterioro en sus capacidades -respondió- que pasó con aquellos guerreros a los que conocí?-- De verdad preguntas eso -dijo cortantemente Castro-- Que acaso no recuerdas lo que le hicimos a ese pueblo -añadió molesto Raus- - Sospechaba que fuera eso -decía el hombre mientras todos tomaban asiento alrededor del recién iniciado fuego- comprendo que no estan acostumbrados a la masacre o genocidio, como yo o cualquier otro habitante de este mundo. Sin embargo pensé que sería cosa de uno o tres días de superar-- Dos o tres días!? -gritaba Castro- que clase de monstruo se olvida algo asi tan rapido-- La clase de monstruo como yo -interrumpió el hombre en tono serio- Ahora el ambiente se tornaba incómodo y silencioso. Castro arrepentido se sentaba devuelta, y miraba al hombre con intención de disculpa. - Este es un mundo cruel -seguía el hombre, ahora más serio que nunca- llevo más años que todos ustedes merodeando por estos mundos, y durante este tiempo comprendí que cualquiera que no sea lo suficientemente fuerte para valerse por sí mismo, terminará compartiendo el destino del pueblo al que dimos fin. Aunque no me arrepiento de nada, entiendo que no compartan mis métodos. Estos mundos y sus habitantes me han transformado en un monstruo, es verdad, sin embargo poco me importa esto-- Entonces -preguntaba Raus- que es aquello que en verdad te importa?-- Ja! -buena pregunta, respondió el hombre contradiciendo su comportamiento anterior- pocas veces he buscado poder, como se puede suponer a primera vista, sin embargo con el pasar de los años, me di cuenta que de este ya poseía bastante. Nunca aspire a ser un mago reconocido, o un guerrero temido.Con estas palabras los ahora más aliviados guerreros se miraban extrañados por la respuesta.- Entonces cómo es que ahora eres lo que eres? -preguntó Adelea- un hombre no llega a ser tan poderoso por accidente-- Eso es justamente lo que me ocurrió -seguía el hombre- esto como consecuencia de mi afán por el saber. Soy simplemente un recolector de información. Soy una víctima de la tarea que yo mismo me encomende. Contradictoriamente de esto, poco se del causante de mis habilidades-- No sabes de lo que eres capaz? -preguntaba Castro-- No exactamente -añadía- bien conozco mi posibilidades, límites y fuerza. Estas runas, o tatuajes tal vez, son las que me otorgan mis habilidades. Verán, a través del cuerpo de cada criatura, habita una fuerza que se conoce como magia, dependiendo del individuo, más o menos cantidad corre por sus venas. Aunque todos la poseen, se necesitan arduos estudios para dominarla, y estas runas son ciertamente para utilizar esa magia. Se puede usar sin ellas, como por ejemplo las llamas azuladas que expulsó de mis manos. Pero las runas corresponden a un uso continuo de esa habilidad. Esta que se encuentra en el lado derecho de mi pecho, me provee de sentidos más finos que lo que se acostumbra, y se encuentra en este lugar en específico, ya que mientras más cerca del punto de origen de la magia, el centro del pecho en mi caso, más fuerte son las características correspondientes a la runa. Sin embargo mi cuerpo está dotado de características que yo mismo desconozco el origen. Mi longeva vida es el mejor ejemplo. Como ya mencione, llevo milenios existiendo, aunque nunca fue mi voluntad. Con el paso del tiempo acepté que viviría más de lo que en un inicio hubiera pensado o querido. Ustedes como humanos ya sospechan cuánto su cuerpo soporta la vejez, yo por otro lado no tengo la menor idea. O también como supongo que fueron capaces de comprobar, no estoy atado a las necesidades básicas que ustedes si. No me es necesario comer o beber, inclusive dormir es indiferente para mi cuerpo. Lo cual podrán comprender puede llegar a ser conveniente para un guerrero, aunque siendo sincero conmigo mismo, a veces extraño la sensación de una panza llena. En el caso de dormir si se me hace necesario, curiosamente si paso demasiado tiempo inmovil, mi cuerpo se encontrará rodeado por una gruesa capa de piedra al cabo de unos días. Por esto también muchas veces dudo de mi humanidad, y encuentro difícil relacionarme con ese término. - Que agobiante -decía Castro, mientras los demás oyentes asenitan y se asombraban de tal profunda observación a la magia, que ciertamente no eran guerreros mágicos, como se suele llamar- - Pero te contradices a ti mismo -señalaba Raus- antes mencionas que la información era tu verdadera pasión, si en verdad tu objetivo sería el de acumular información, no hubieras participado o permitido lo que le hicimos a aquel pueblo, siendo un pueblo un claro banco de información- - Estas en lo cierto -dijo- estoy en contra del exterminio de pueblos o parecidos, por esto también trato de evitarlos o detenerlos. Igualmente el caso de aquel pueblo es diferente. Como ya les dije estando allí, ya tenía conocimiento de su cultura, lo que significa que toda información de mi interés ya había sido previamente recolectada. Tengo en mi poder la más extensa biblioteca jamás vista, cada suceso o dato que haya podido presenciar, se encuentra almacenado en miles de páginas pertenecientes a cientos de libros, que yo mismo he escrito, almacenada y protegida gracias a la mencionada magia, con una runa que yo mismo he desarrollado, un espacio atemporal accesible solo mediante la palma de mi mano, donde guardo no sólo información, pero también armas u objetos . Por esto el destino del pueblo me era totalmente indiferente, espero que esto les sirva de consuelo, sus memorias y tradiciones no serán olvidadas, al menos mientras yo siga de pie. Sin embargo no quiero que me malinterpreten. Muchos han confundido esta tarea como algo noble que hago por los demás, sin embargo nada está más lejos de la realidad. Simplemente se trata de un motivo de vida que me impuse para no caer en el vacío que propone una vida como la mía, una vida de tragedias y muerte. No tener un objetivo o motivo simplemente agobia la mente y convierte a la persona en carne esperando la muerte.Con estas profundas últimas palabras los guerreros miraban sorprendidos, desconociendo al frío hombre que conocían. - Ciertamente tienes razón. Puedo ver aquella información que recolectaste sobre el pueblo? -preguntaba Raus, mientras el hombre hacía aparecer un libro de la palma de su mano- toda la informacion esta aqui, que alivio-- Aun muertos podemos apreciar lo que sus vidas significaron -comentaba Castro con paz- - Ese libro se enfoca en pueblos y asentamientos de todo tipo -decía el autor- se que tu gente pereció hace no muchos años, puedes leer mi investigación sobre aquello y de lo que aconteció antes-Ahora Castro navegaba las hojas en busca de esta información, y al encontrarla leyó con anhelo lo que esas palabras le tenían que decir.- No sabíamos que tu gente había muerto -decía Raus con pena- no puedo ni imaginar lo que se sentiria no tener el calor de mi tribu-- Ya no importa -decía Castro apenado- fue hace muchos años. Una grave enfermedad atacó a mi pueblo, que al ser muy precario no tuvo opción alguna, me alegra que por lo menos alguien, exceptuandome, conozca sus hábitos. Como decias, Daskalo, al perder a mi familia, vague sin rumbo hasta llegar al mundo central, donde empecé a aceptar dinero por asesinatos, de mala manera, ya que eran asesinatos sin motivo o trasfondo, generalmente se trata de maldad o avaricia. Cansado ya de esa vida me disponía a morir solo, hasta que tu oferta me llegó. Semejante tarea me hizo sentir que podía cambiar algo, y pensé que si moría, al menos podría servir de algo, y tal vez podría hacer valer todo aquello que mi pueblo me había enseñado-- Te entiendo -seguía Adelea- aunque fui criada por guerreros que ni siquiera compartían sangre conmigo, dejarlos para embarcar mi aventura por el mundo central, fue muy difícil. En verdad los extraño, pero prometí no volver hasta encontrar mis orígenes. Espero terminada nuestra aventura, poder hacer valer aquella recompensa que nos prometiste para que me ayudes a buscar esto que no encuentro. Por otro lado, Raus, por qué abandonaste esa tribu a la que tanto quieres?-- No es algo de lo que me guste hablar -respondía Raus- no fue mi decisión. Mi padre, el jefe tribal, me declaró desertor y desde entonces no he podido volver, aunque en ese tiempo no me importó demasiado. Era joven e inepto, siempre buscaba desafiar a mi padre y a la tribu, que en su tiempo pensaba que solo me detenía. En su momento no me importó tomar la vida del hombre que había dado fin a la vida de mi hermano. Pensaba que el calabozo no era suficiente castigo, por eso mi padre no tuvo más remedio que expulsarme. Años después entendí el error que cometí, matando a un hombre que ya había cumplido lo que debía sufrir. Por esto también siempre me escuchan hablar de lo tanto que admiro a mi padre-- Que equivocada idea tenía de ustedes, que débiles que son en verdad -señalaba el hombre, mientras los guerreros lo miraban con ira en sus ojos- igualmente tengo que admitir que en el fondo envidio sus tragedias. Estas, aunque sean ciertamente un peso doloroso, hacen que sus vidas cobren sentido y justifican sus acciones. Yo por otro lado, siendo la investigación mi unica adiccion, no poseo grandes justificantes para seguir con vida, para mi morir o vivir es simplemente un capricho que estoy dispuesto a aceptar cuando llegue el momento-- Como puedes decir esto -decía Adelea- como te puede importar tan poco la vida y la muerte. No importa si buscas redención por tus crímenes, o honrar las memorias de tu pueblo, por mínima que sea tu motivación, es suficiente para seguir luchando-- Entiendo su forma de pensar -seguía el hombre- pero sepan que esta vida puede llegar a cansar a un hombre. Cada vez más pierdo esa llama de seguir luchando por vivir. Simplemente ansío encontrar a un digno heredero de mis ideales, que pueda seguir mis investigaciones, para así poder descansar en paz. Ciertamente hace años encontré a alguien así, ahora aquel que solía conocer yace muerto, y no hay nada que pueda hacer-O tal vez si pensaba. Con la mente ya más tranquila, los guerreros por fin encontraban cierta manera de paz en sus mentes, y comprendían que no tenía mucho sentido atormentarse con el pasado. El hombre por otro lado sentía que una vez había hablado con verdad en su boca hacia los guerreros, pero puede que esto haya sido un error pensaba. Mientras menos apego emocional tuvieran con él, menos difícil se les haría tomar las decisiones correctas llegado el momento.

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⏰ Última actualización: Oct 02, 2021 ⏰

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El Hijo Del Séptimo MiembroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora