III. YO NUNCA

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2 de julio del 2021

Nos sentamos alrededor de la mesa del yate mientras Aitana lo dirigía hacía altamar, no tenía un rumbo fijo, por lo que íbamos hacia un punto cualquiera en medio de la nada.

- Una, dos, tres, cuatro, cinco y seis cerves más por aquí - dijo Miriam mientras las colocaba sobre la mesa y a continuación se sentaba en uno de los sillones que la rodeaban. - ¿Quieres una? - Me ofreció tendiéndome una de los dos botellines que tenía en la mano. Yo asentí y la cogí.

- ¿De quién es este yate? ¿Se lo hemos robado a alguien? -Pregunté pues la curiosidad aún me invadía junto a toda la  adrenalina generada, porque aunque estábamos sentados aparentemente ya tranquilos, no desaparecía.

- No exactamente.- Fue Roi quién me respondió - este yate es de los padres de Miriam.- Mi cara debió de ser un cuadro porque antes de poder formular ninguna otra pregunta ya me estaba contestando - sus padres son multimillonarios, son embajadores. - Eso me recordó a mí, yo también era la hija de unos multimillonarios a la que le gustaba más vitro mundo que el que le había tocado. - Y respecto a tu segunda pregunta no es robado, no del todo. Tenemos prohibido estar aquí, en el yate, primero porque no tenemos el permiso de sus padres - dijo señalando a Miriam con un gesto de cabeza - y segundo porque no se pueden sacar los yates sin autorización.

- Ya, comprendo - dije yo, pues no sabía que otra cosa podía decir.

- Tranquila, solo lo estamos tomando prestado -dijo Miriam quien ya se estaba tomando la segunda cerveza. - Lo devolveremos sano y salvo y nadie se dará cuenta.

- Bueno, eso de que nadie sé dará cuenta... ¿Qué pasa con los guardias que nos perseguían?

- Harán la vista gorda, cuando vean que mañana el yate vuelve a estar en su sitio. Es eso o que se enteré su jefe, y puedo asegurarte que esto último no entra en sus planes. - Vaya, sí que conocía bien como hacer las cosas, eso me hizo pensar que seguramente no era la primera vez que hacían esto.

- Ya está, hemos llegado. Nos encontramos en medio del mar, rodeados por agua, agua y más agua. En medio de la nada. - Sentenció Aitana orgullosa, mientras se unía al resto.

Todos empezaron a gritar de alegría y Aitana se sentó en el sofá junto a todos nosotros. Estuvimos hablando y riendo durante bastante rato, comencé a conocerlos a todos un poco más y lo cierto es que eran muy majos pero sobretodo divertidos. Ahí fue donde me di cuenta de que dentro del grupo había ya grupos, por un lado estaban los gallegos, Roi, Cepeda, que por lo visto se llamaba Luis, aunque prefería que le llamasen por el apellido y Miriam; y por otro lado se encontraban Nerea, Raoul, Agoney y Aitana, aunque realmente se llevaban todos muy bien, pues se conocían ya de muchos años atrás. Tras un buen rato largo fue Roi quién interrumpió el ambiente formado por otro bastante diferente, aunque eso no quiere decir peor, probablemente todo lo contrario.

- Nos estamos durmiendo un poco y se supone que estamos de fiesta - anunció mientras se levantaba del sofá y lo siguiente que hizo fue poner las luces y la música a todo volumen. - ¡Qué empiece la fiesta!

- Roi, te amo, no sé si lo sabes. - Dijo Miriam antes de ponerse en pie y comenzar a bailar como si la vida le fuese en ello.

Roi no pudo contener la risa. - Me quieres cuando te interesa. - Miriam le miró y simplemente encogió los hombros haciéndose la inocente - Loca.

La música resonaba varios metros a la redonda, pero no importaba, ya que perdidos en alta mar nadie podría escucharnos. Poco a poco todos comenzaron a levantarse del sofá unos antes y otros con algo más de pereza, pero al final todos nos encontrabamos bailando, perreando unos con otros, bebiendo y disfrutando del buen ambiente, del alcohol y de la compañía.

UN AMOR DE VERANODonde viven las historias. Descúbrelo ahora