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Sangre, sudor y unas cuantas mordidas eran el legado de su reciente aventura en aquel frondoso bosque. No obstante, no era por las emociones que deseaba estar allí; de lo contrario, se sentiría más que extasiado. Pero valía la pena, porque finalmente había conseguido las fresas que tanto ansiaba su pequeño humano, y probablemente este lo estaría esperando con preocupación.
Preocupado...
Y como si el mismo diablo lo llevara, corrió hacia su encuentro, sin darse cuenta de que ya había llegado frente a aquella cabaña que emanaba el peculiar olor de Jimin. Notó que la luz del cuarto de su humano permanecía encendida, lo que significaba que su pequeño pedazo de cielo aún estaba despierto, o al menos eso creía.
A medida que se adentraba en la cabaña, colocó las fresas, aún unidas por sus tallos verdes, sobre la mesa de caoba. Pensó en cómo podría sacar aquellos frutos sin ensuciarse o dañarlos. Se quedó perdido en sus pensamientos unos momentos, hasta que finalmente encontró una solución.
Impulsándose, se puso en dos patas y, con un tenedor, comenzó a sacar las fresas una por una, colocándolas torpemente en un pocillo. Sus patas eran demasiado grandes para esa tarea delicada, lo que complicaba el proceso, pero eso no lo detendría.
Cuando finalmente terminó, volvió a ponerse en cuatro patas y, con el plato en el hocico, subió las escaleras. Al parecer, su pequeño humano no pudo resistir el sueño. Jungkook miró con ternura la imagen que tenía frente a él: Jimin estaba en posición fetal, con sus manos sobre el vientre. La vista lo dejó maravillado, y se quedó paralizado por unos segundos, detallándolo con la mirada. Sin embargo, se percató de que las sábanas no cubrían completamente su pequeño cuerpo, así que dejó el tazón en la mesita de noche y subió a la cama para arroparlo.
Jimin, quien había notado la presencia del lobo, sonrió, pero no quería perturbar el sueño de Jungkook. Intentó volver a dormir, pero el rugido de su vientre protestando por comida se lo impidió.
Se frotó los ojos con puños y se levantó con cuidado, notando al lobo desparramado en su cama, como si hubiera salido de una pelea infernal.
-Claro, seguramente fuiste a perseguir conejos en lugar de traerme de comer -pensó Jimin, divertido.
Al voltear la mirada hacia la mesita de noche, se encontró con un plato lleno de fresas. Casi gritó de emoción. Aunque estaban un poco sucias, sonrió al verlas.
Extendió el brazo para alcanzar su objetivo; quería lavar las fresas y, de paso, traer un poco de yogur para acompañarlas. No quería ser tan cruel como para despertar a ese lobo que parecía abatido en su cama.
Con pereza, se arrastró hasta el borde de la cama y se sentó, poniendo un pie en el suelo. Sin embargo, como el suelo era de madera, este chirrió, despertando al lobo, que abrió los ojos, somnoliento, con orejas y mirada roja.
-Cariño, no te levantes -lo atrajo con una de sus patas, sentándolo en el medio de la cama y señalando el tazón lleno de frutas- ¿Quieres que traiga algo?
Jimin se sintió avergonzado por todo lo que le pedía al lobo, pero no podía ser descortés.
-Ya que lo preguntas... -bajó la cabeza con timidez- En la alacena hay yogur, ¿podrías traerlo, por favor?
Con esa carita, ¿quién podría negarse? pensó Jungkook, asintiendo antes de dirigirse a la cocina en dos patas. Agarró el yogur que Jimin deseaba, y ya estando en cuatro patas, caminó con pasos perezosos, distraído, y chocó con el peldaño de la escalera, soltando un aullido de dolor, pero aún con la botella de yogur en el hocico.
Después de unos segundos, llegó al lado de Jimin, quien estaba terminando de lavar las fresas y comiéndolas de a poco.
-Perdón, pero no pude resistir la tentación -dijo Jungkook, suspirando feliz de que le gustaran las fresas- Por cierto, en el jardín de atrás hay unas deliciosas frambuesas.
El lobo sabía a dónde quería llegar su pequeño humano, pero no podía negarse. Así que, como buen alfa, salió en busca de esas frambuesas. Sin embargo, su suerte no parecía estar de su lado; las frambuesas estaban protegidas por espinas que, aunque su pelaje las cubría, no evitaban que pequeñas espinas se quedaran atascadas.
Con muecas, mordió con fuerza una rama, pero no esperó que esas diminutas espinas se clavarían en su lengua, perforándola como pequeñas agujas y llenándola de gotas de sangre.
Con la lengua entumecida, entró a la cabaña, dejando la recolección en la regadera para lavarse. Al menos su lengua dejó de sangrar rápidamente gracias a su habilidad de regeneración.
Usando nuevamente el tenedor en dos patas, aplicó el mismo método que había usado con las fresas. Con todo listo, lo colocó en un plato, junto al yogur.
¿Cómo había abierto el yogur? De hecho, no lo había hecho y esos dos agujeros en el envase lo comprobaban.
Al subir las escaleras, se dirigió a comprobar si Jimin seguía despierto, y para su sorpresa, al llegar, vio que tenía razón: la botella de yogur estaba vacía en la mesita de noche.
Al parecer, esa noche sería larga, por el insomnio que lo había tomado por sorpresa.
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-Bebé, ¿no te parece que estás comiendo demasiado? -preguntó el lobo, con ojos rojos por no haber podido pegar un ojo en toda la noche mientras observaba cómo devoraba el desayuno, que consistía en cinco salchichas fritas, empanadas de queso, huevos revueltos y una abundante porción de tocino.
Jimin giró la cabeza tan rápido que el lobo se alarmó.
-¿Estás insinuando que estoy gordo? -El lobo pensó que lo insultaría, que lo echaría a patadas o peor aún, que le cortaría la reliquia familiar.
Esperaba de todo, menos las lágrimas que comenzaban a recorrer el precioso rostro pálido de Jimin, quien lloraba a mares.
-E-estoy así por tu culpa -sollozó-. Si no hubieras metido tu polla calenturienta, seguiría con el cuerpo delgado que tanto me costó mantener. Pero ahora mírame -se señaló a sí mismo con muecas- Volví a ser ese adolescente del que se burlaban por su peso.
Lloró con más fuerza, haciendo que el lobo se sintiera mal y tratara de consolarlo.
Después de un momento, seguía en las mismas, intentando calmarlo, pero sin éxito. Maquinando una idea que pudiera funcionar, finalmente encontró la forma de hacerlo y estaba dispuesto a pagar un alto precio.
Suspiró; lo haría por su pedazo de cielo, quería verlo sonreír de nuevo.
-Es toda culpa mía, ¿verdad? -Jimin le prestó atención de inmediato.
-Este lobo de quinta te engatusó, y un pulgoso como yo provocó tus lágrimas. No te mereces esto, y como perro en celo, te dejé con mis cachorros.
-¿Y...? -preguntó Jimin, ansioso por que continuara.
-Soy un loco enamorado que piensa con la cabeza de abajo. -Jimin, satisfecho, lo abrazó y pronunció:" Lo eres"
Un rato de caricias bastaron para llenar de calidez sus corazones.
-Oh, es verdad, te quería preguntar -dijo Jungkook, mirándolo-. ¿Qué piensas hacer después de tener a nuestros bebés?
Y en ese momento, Jungkook sintió que el alma se le salía del cuerpo.
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Hola mis pecadoras y pecadores !!
Pido disculpas porque me desaparecí como tres años , creo yo xddd
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WOLF KOOKMIN
Fanfiction𝐔𝐧 𝐞𝐧𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐫𝐨 𝐢𝐧𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐝𝐨 𝐞𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐮𝐧 𝐡𝐮𝐦𝐚𝐧𝐨 𝐲 𝐮𝐧 𝐥𝐨𝐛𝐨 , 𝐪𝐮𝐞 𝐩𝐨𝐝𝐫𝐢𝐚 𝐩𝐚𝐬𝐚𝐫 ?. Todos los créditos a @swag_yellowHeart. Aclaro que este fic no es de mi propiedad es una adaptación a una de las historias...