D r e a m

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Todos nos giramos a ver de quien se trataba y como pude adivinar, Jake venía a toda prisa a interponerse. No era la primera vez que experimentaba deseos asesinos contra él, pero esta vez habías sobrepasado el límite.

—¡Jake! —chillé al borde del llanto. No era justo que arruinara el momento más importante de mi vida.

—¡Yo me opongo, pero no de la forma en que ustedes creen! —todos quedamos con la duda reflejada en nuestros rostros. Jake se apresuró en explicar antes de que me lanzara sobre él para matarlo allí mismo—. Es que iba a decir que al cura le faltó decir "y cuidarlo" después del "respetarlo", pero creo que es un detalle... que no debí mencionar... lo siento, continué por favor.

Tenía la boca abierta de indignación. Hundiría a Jake en cuanto la boda acabara. Iría a su casa cuando durmiera.

—Como decía... —prosiguió el cura—. ¿Aceptas?

—Sí, acepto —respondió Sunghoon con una sonrisa y pude escuchar algunos suspiros entre los invitados.

—Nishimura Riki, ¿aceptas a Sunghoon para amarlo, respetarlo y "cuidarlo" —dijo, poniendo énfasis en la última palabra para que Jake no arruinara el momento otra vez— hasta el día en que decida odiar su cabellera castaña?

Todos soltamos unas risas, incluido Sunghoon.

Sunghoon me había ganado con los votos, pero el sentimiento era mutuo.

—Sí, acepto —le dije.

—Entonces los declaro Esposos... puede besar al novio

No tuvo que indicarnos más, Sunghoon me sostuvo de la cintura y yo coloqué mis brazos alrededor de su cuello, y nos fundimos en el mejor beso que nos hayamos dado hasta la fecha. Sentir su cálido aliento y las oleadas de mariposas que chocaban con mi estómago fue la mejor sensación del mundo. La suavidad de sus labios y la delicadeza con la que me besó hicieron que finalmente mis piernas flaquearan y pusiera todo mi peso sobre sus brazos para que me sostuviera.

Cuando nos separamos, recordé todo lo que tuve que pasar para llegar hasta ese momento de plenitud y me di cuenta de que valió la pena todo aquello, desde el día en que llegó como el hijo de la nueva niñera, como cuando hicimos la audición para la obra y nos besamos por primera vez, o cuando nos emborrachamos en el campamento o para el día de su cumpleaños donde dio inició su plan para enamorarme.

Sunghoon estaba destinado para mí y yo para él, y no podía estar más feliz y orgulloso de decir que desde ese día mi nombre era Ni-ki Park

(...)

Sunghoon P.O.V.

Acaricié la mano de Ni-ki. Ahora no lo hacía porque quisiera pedirle perdón, como acostumbré todos estos años, sino que lo hice para que supiera que estaba allí con el, a su lado y que desde este día no lo abandonaría.

—Sunghoon, no te duermas con el traje puesto—me dijo Ni-ki cuándo me acosté en nuestra cama.

Veía las cosas como si estuvieran cubiertas de una neblina brillante y espumosa, lo único que distinguía era lo hermoso que seguía luciendo Ni-ki ,a pesar de estar cansado por un día tan agotador como nuestra boda.

El alcohol se me subió a la cabeza enseguida, deseaba tenerlo entre mis brazos cuanto antes, de verdad lo deseaba. Pero reprimí mis impulsos y mantuve el poco autocontrol que me quedaba para quitarme el traje y ponerme el pijama.

—Ya estamos casados, es legal—me perdí en ese glorioso momento. Aún sentía los nervios a flor de piel.

—No seas un pervertido, Sunghoon—Ni-ki me lanzó una almohada al darse cuenta de lo que pasaba por mi mente. Me reí y lo invité a acostarse a mi lado.

—Disculpa, pero ahora "es legal"—le respondí con sus propias palabras.

(...)

Al otro día, mi cabeza era una bomba de tiempo. Beber dos noches seguidas no era lo más recomendable, pero se me quitó todo el dolor -o me obligué a dejar de quejarme- cuando no vi a Ni-ki a mi lado, comencé a asustarme.

¿Había sido un sueño?

Oh no, ¿y si soñé todo? ¿Si soñé que finalmente me había confesado y que nos casamos? No podría seguir viviendo

—¡Sunghoon, es el día! —exclamó alguien. Era la voz de Sana, que entró deprisa a mi habitación con los ojos tapados por su mano y se puso a dar saltos en el umbral.

—¿De qué día me hablas? —le pregunté asustado.

—¡Del cumpleaños! —gritó.

Y mi vida se vino abajo. Todo había sido un sueño.

Jamás besé a Ni-ki, jamás me confesé, jamás nos casamos.

Froté mis ojos, arruinado,no quería celebrar mi cumpleaños otra vez.

No sería capaz de confesarme en la vida real. Por supuesto que todo había salido de las mil maravillas y me había casado con Ni-ki

Todo porque lo soñé...

Todo porque lo soñé

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Cásate conmigo ; SungkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora