Prólogo

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Harry sabía que eso no era lo correcto, que solo se estaba aprovechando de la situación y de la debilidad del rubio. Pero ya había llegado tan lejos que no podía parar.

Tener al mismísimo Draco Malfoy debajo de él le resultaba excitante y era lo que había deseado por tantos años que no importaba ser la segunda opción o solo el reemplazo de una noche. ¿Y qué si era solo por despecho? Harry no amaba a Draco y Draco no amaba a Harry, no había sentimientos innecesarios que les impidiera disfrutar de una noche de sexo.

Eso sería, solo una noche… 

El cuerpo del rubio temblaba ante las caricias del ojiverde, quien se tomaba el tiempo para capturar aquella bella imagen en su memoria. Todo se sentía tan irreal, la sensación de ser devorado por el chico lo volvía loco. Harry empujaba sus caderas con fuerza, con deseo… Con necesidad.

El rubio clavaba sus dedos en la espalda del pelinegro, siguiendo el ritmo del Vaivén. La sensación en su interior era placentera, se sentía tan lleno que podía jurar que jamás se había sentido así. 

Al abrir los ojos se dió cuenta que todo era mentira, no era el cuerpo de Harry al que deseaba ver en ese momento pero ya nada importaba, acercó sus labios a los del ojiverde capturandolos en un tierno beso.

Harry trató de resistirse, pues los besos no entraban en su trato con sus parejas sexuales pero por esta noche lo dejaría pasar, ya que conocía esa expresión en el rostro del rubio: decepción. Sabía que Draco anhelaba y deseaba los besos y las caricias de otra persona, que sus ojos no lo veían a él, estaba consciente de esto desde el principio, entonces ¿Por qué se estaba sintiendo tan vacío?

Solo un reemplazo [Harco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora