Comunicación Kraang

1.3K 89 12
                                    

(Sigue ¨Michelangelo¨)

Mientras preparaba el desayuno, los chicos y el maestro Splinter esperaban pacientemente en la mesa, en silencio. Donnie terminaba de trazar y dibujar con ayuda de una regla un nuevo invento sobre una hoja, Leo leía el periódico y Raph una historieta. 

Me sentía un poco distraído desde esta mañana; no había dejado de pensar en el sueño que tuve y la llave que misteriosamente llegó a mis manos. Se supone que esta llave la perdí hace años y que la única que tenía una de repuesto era Lilly, la niña sonriente de mi sueño. 

Qué extraño... Ella es parte de mi mente, ¿no? Era sólo un sueño... ¿verdad?

-Mmm... -oí a Leo gruñir mientras no apartaba sus ojos del periódico.

-¿Qué sucede, Leonardo? -preguntó el maestro Splinter.

-Esto es muy extraño, sensei. Últimamente no ha habido robos en la ciudad ni tampoco explosiones o saqueos. De hecho, todo parece estar bastante tranquilo.

-¿Y qué? ¿Eso acaso no es bueno? -preguntó Raph.

-Piensa, cabeza de chorlito -se entrometió Donnie - El kraang, el Clan del Pie y sobre todos los Dragones Púrpura, suelen hacer constantes robos en diferentes áreas de la ciudad. Si no han aparecido, eso quiere decir que están planeando hacer algo gordo. Algo que quizás esté fuera de nuestro alcance. 

-¿Y?

-Que probablemente no sepamos cuál será su siguiente movimiento -prosiguió Don.

-Donatello tiene razón, Raphael -lo apoyó el maestro Splinter al momento que yo empezaba a servir los huevos y tocino en los platos - El enemigo ha estado mucho tiempo ausente y eso no es un buen presagio.

-Pero tenemos a April y Casey que nos dan información de lo que pasa en la supeficie, ¿o no?

-Sí, Raphael. Pero tal y como dice el dicho: mantén a tus amigos cerca, pero a tus enemigos aún más cerca.

-¿Y eso qué significa, maestro? -preguntó Leo a la vez que ponía su plato frente a él.

-Significa que mientras más cerca tengas a tus enemigos mayor información tendrás sobre lo que traman o lo que hacen, y además sabrás con antelación qué es lo que puedes hacer para contrarrestar sus sucias intenciones. Eso es algo que aprendí hacer en Japón hace muchos años. 

-Entonces ¿qué podemos hacer, sensei? -preguntó Raph. Ya terminé de servirles sus platos a todos así que me senté a su lado - Si subimos como si nada a buscar a nuestros enemigos, puede que nos tengan preparado una trampa por los lugares que frecuentemente solemos andar. 

-Tendremos que preguntarle a April los lugares que son seguros -señaló Donnie - Así podremos buscarlos sin mucho problema y...

De pronto, un extraño y peculiar sonido repetitivo provino de su laboratorio. 

-Hablando del Rey de Roma -dijo Don y comió...o mejor dicho, tragó su desayuno a una velocidad increíble. Se levantó, dejó el plato casi arrojándolo al lavaplatos y se fue corriendo directo a su laboratorio. 

El maestro Splinter, mi hermano, Raph y yo decidimos comenzar a comer como se debe; con calma. 

Cuando acabamos, Leo se ofreció a lavar los platos mientras que los demás nos íbamos a ver a Donnie. Él estaba en su computadora junto con la esfera de comunicación kraang aún brillando y haciendo ese sonido constante. 

-¿Y? ¿Qué sucede, genio? -preguntó Raph, cruzándose de brazos.

-Me temo que la nave Nodriza de los kraang ha aterrizado en un lugar cerca de aquí, pero no tengo un área específica -explicó Donnie - Podría estar en cualquier parte a nuestro alrededor en un ángulo de 360º con una distancia de aproximadamente 8 kilómetros. Si nos la ingeniamos podríamos hallarlo sin ningún problema, sin embargo, tal y como están las cosas, es muy arriesgado ir todos juntos en un mismo lugar.

-Entonces debemos separarnos -propuso Leo, entrando al laboratorio de improvisto y acercándose a nosotros con ese ímpetu de líder que posee - Nos separaremos yendo cada uno a los puntos cardinales. Donnie, tú irás al oeste, Mikey al este, Raph al sur y en cuanto a mí, el norte. Nos mantendremos comunicados con los T-phones y también les pediremos a April y Casey que inspeccionen el área porsiacaso. 

-Muy buena idea, Leo. Si no hubieras estado aquí, hubiera propuesto lo mismo -sonrió Don.

-Bien. ¿Nos ponemos en marcha?

-¡EN MARCHA! -Exclamamos todos juntos. 

*Más tarde, en la noche*

Después de que mis hermanos y Raphael hicieran todo el embrollo que tenían planeado hacer, finalmente nos preparamos para salir de la guarida. Yo había regresado a mi cuarto para sujetarme bien las vendas de mis brazos y cuando terminé, recordé la diminuta llave que apareció en mi mano esta mañana. Como estaba en el cuarto de mi novio no podía dejarla allí, así que la había guardado en el bolsillo de mi cinturón. Lo saqué y lo dejé sobre mi escritorio. En todo el mundo, sólo hay una cosa que esa llavecita abre. 

Pero...mmm... me pregunto en dónde estará ese objeto. Más tarde lo buscaré.

Salimos a la superficie y cada uno se dirigió a donde Leo había indicado hoy en la mañana. Sólo que hubo un pequeño detalle que olvidé mencionar en cuanto nos separamos... 

¿¡En dónde quedaba el Este!? 

Los chicos ya habían desaparecido de mi vista, así que no sabía a dónde dirigirme guiándome por las direcciones que ellos tomaron. Supongo que no tendré más opción que llamar a alguien. 

Y... claro, ¿por qué no a él? 

Siempre conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora