Una pequeña noche

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¨Michelangelo¨

Me di vuelta en la cama por enésima vez tratando de encontrar una postura cómoda para dormir, pero seguía sin entrarme el sueño. Llevaba dos días en cama y mis hermanos no me dejan levantarme a no ser que sea para ir al baño. Ellos son los que me traen el desayuno, el almuerzo y las pizzas a la cama. Agradezco que por lo menos Leo cocine bien, sino todos nos moriríamos de hambre. Tampoco dejan que Raph se quede conmigo en las noches por temor a que se me abran las heridas con tanto roce de cuerpos... Admito que hecho de menos el calor de su presencia, y además me pican las partes que tengo puesto los parches. Es un fastidio. 

Necesitaba hacer algo para distraerme... aunque ya sean altas horas de la noche. 

Bueno, al menos iré a buscar un vaso con agua o leche tibia. Eso me aliviará un poco. No estará mal levantarme para eso, ¿o sí?

El cobertor de mi cama estaba enredado por las tantas vueltas que me he dado. Las arrojé hacia atrás y me levanté lentamente. Donnie me dijo una vez que si me ponía de pie muy rápido sentiría un ligero mareo. Nada grave. Es lo que le pasaría a cualquier persona que pasa mucho tiempo en cama.

Fui hacia la puerta y me dirigí a la cocina.

Cuando terminé de servirme un vaso de leche tibia, lo bebí y dejé el vaso vacío en el lavaplatos para lavarlo. Pero de pronto, oí ruidos que provenían de la sala. Corté el agua de la llave y me acerqué al arco de puerta para asomarme a la sala. Lo que vi me llenó de... de... ¡ARGH!... ¿¡qué estaban haciendo Raph y Kala allí juntos y solos!? ¿¡Y a estas horas!?

-Estoy muerto -comentó Raph sentándose rendido en el sofá. Al parecer ambos acababan de llegar del exterior - Esos malditos no paran de vigilar. Parece como si fueran robots.

-SON robots, Raph -enfatizó Kala la primera palabra, sentándose a su lado - Al menos deberías estar agradecido de que Don nos haya dado aquella bomba de luz para distraerlos, sino, hubiéramos tenido problemas.

Raph respondió con un gruñido y se quedaron en silencio. Yo inflé mis mofletes con el ceño fruncido e hice pucheros. Lo único que quería era ir hacia allá y llevarme a Raph de allí para que luego me dé una muy buena explicación de ¡qué HACÍA CON ELLA!

-Hacemos buen equipo, Raph -dijo Kala, rompiendo el silencio.

-Sí, supongo -afirmó Raph - Tal y como dijo el genio, con mi fuerza y tu velocidad funcionamos bastante bien.

-Sí... -se calló por un momento - Oye, dime algo... ¿Has ido a ver a Mikey estos últimos dos días?

-¡Qué pregunta! Por supuesto que sí -asentó Raph - Es mi pequeño pecosito después de todo, no podría dejarlo solo. Es... ¿como decirlo?... la luz que me ilumina todos los días. Sin él no podría ser feliz. ¿Entiendes?

-...Ya...veo.

¡Aaaaawwwwww! ¡Que lindo es! ¡Por eso lo amo!

-S-sé que suena cursi, pero es cierto -agregó Raph, quizás, dándose cuenta recién de lo que acababa de decir - Mikey es un gran chico y... lo amo mucho.

-Bueno, creo que ya me tengo que ir -dijo Kala atropelladamente, levantándose - Nos vemos mañana, Raph.

Se va presurosa hacia los torniquetes y luego desaparece en la oscuridad de los túneles. Raph bostezó tras poner una cara interrogativa por la repentina reacción de la chica lagartija. Se levantó del sofá y tallándose los ojos se dirigió a la cocina... ¿huh? ¿A la co...? ¡AH! ¡Pero yo estoy aquí! ¿Q-q-qué hago? ¡Me verá!

Me escondí rápidamente al lado del refrigerador. Era un lugar torpe para esconderse, eso lo sé, pero no tenía tiempo y no había otro sitio al que acudir. Me puse tieso como palo, esperanzado a que no me viera mientras entraba a la cocina. Fue hacia el lavaplatos y tomó un vaso de agua. Al terminar, lo lavó, lo secó y lo guardó. Aún no me veía... o al menos eso CREÍ.

Siempre conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora