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Bien, la cena fue tranquila. Shinichiro cantaba con Emma canciones que ella se sabía de memoria y por consecuencia su hermano mayor, quien estaba a su cuidado la mayoría del tiempo. La de cabellos castaños estaba contentisima, era un ambiente increíblemente satisfactorio, y sentía su corazón derretirse de amor ante las escenas fraternales que su mejor amigo le brindaba junto a la pequeña rubia de tan linda sonrisa. ¿Se podía ser tan adorable?

Aunque había algo.

Una mirada pesada que T/N sentía a su costado. Y es que el pequeño rubio no dejaba de mirarla desde que habían empezado a comer. Y su piel se erizaba ante el suave contacto de la mano contraria en uno de sus muslos. ¿Es que acaso creía que no lo notaba? Sus dedos se deslizaban de arriba a abajo en su piel, o haciendo círculos imaginarios sobre ella.

T/N simplemente lo dejo pasar, tal vez el solo estaba jugando, ¿No? Después de todo, no creía que lo hiciese con mala intención.

—¡T/N-Chan! — Exclamó de la nada la de ojos ámbar, sacando de sus pensamientos  a la morocha, quien le dedicó una pequeña sonrisa acompañada de un asentimiento que demostraba que le estaba prestando atención—. ¿Quieres jugar conmigo a las muñecas? ¡Por favor, por favor! Quiero jugar con una chica, por favor, por favor—

Aquellas súplicas eran adorables viniendo de la más baja, y era entendible que quisiera jugar con ella. Vivía entre chicos, y la presencia de otra chica la hacía sentir contenta.

—Por supuesto, preciosa— Aseguro, acercando su mano a las mechas doradas de la menor—.

—Oh T/N, no es necesario— Shinichiro habló está vez, limpiando las comisuras de la menor, quien se quejoneaba por esa acción—.

— No te preocupes, me gustan las muñecas— Soltó con una pequeña risa, y ante ello, la menor salió disparada de su silla, tomando la mano de la mayor y llevándola a fuerzas hacia su habitación; claramente ignorando las quejas de su hermano mayor.

Mikey tan sólo observo, con el ceño fruncido. ¿Por qué accedió a jugar con ella, y no con él?

Se arrepentiría, y además, terminaría hecha un desastre con el entre sus piernas. Nadie le decía que no.

...

Habían pasado unas horas, después de jugar un rato con Emma y ayudar a recoger a Shinichiro, terminaron cansados. Vieron una película todos juntos, y claramente T/N estaba acurrucada entre los brazos de Shinichiro, pues este quería que se sintiera cómoda, aún consoldando a esta misma por lo que la había llevado a quedarse a dormir ese día en su casa.

Y claro que había un detalle que no podía dejar pasar: La mirada de Mikey, que por más que pasará el tiempo, seguí fija en ella. No es que la incomodase demasiado, pero era extraño, y la hacía sentir culpable por no haber jugado con él, así que al día siguiente le iba a proponer jugar a lo que el quisiera.

Si, tal vez eso lo consolase.

...

La habitación de Mikey era acogedora. Todos estaban ya en las respectivas habitaciones donde pasarían la noche, y Shinichiro probablemente ya estaba profundamente dormido, como era de costumbre.

Una vez dentro, dejo su mochila en la cama y busco su pijama, pero para su mala suerte no había nada de eso. Solo había un cambio para el día siguiente, pero no siquiera era algo cómodo.

Entonces, una idea cruzo su mente. Se reprochó a si misma lo que iba hacer, pero al final termino cediendo ante ello.

Tomo la sudadera que Mikey había dejado en el escritorio antes de irse a la habitación de Emma, aquella rosada con la que lo vió esa tarde.

Little BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora