Epílogo:

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Desde el momento en que abrí las puertas de la iglesia y salí corriendo supe que dentro de unas horas iban a comenzar los rumores.

¿Como una chica como ella huyo abandando a su prometido en el altar? ¿Tuvo algo que ver aquel mulato que la miraba con tristeza desde los asientos?, tal vez si hubiese sido tan tonta de quedarme y explicarles, les hubiese dicho que se vayan a la mierda.

Tome el caballo que sería de alguno de los invitados, y sin importarme si rompía el vestido de novia al hacerlo, me monte sobre el y huí sin mirar atrás, sintiéndome por primera vez en mi vida libre.

La galerie d'AmélieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora