La galerie d'Amélie

Capítulo 2

Al despertar sentí que tenía una leve esperanza con la intervención de Marcus, realmente esperaba que todo saliera bien.
Me vestí con el amanecer, antes de que mis padres se despertaran, me puse el vestido verde, solamente para contentar a mi padre, y que tal vez aceptara que me case con Marcus.
Agradecida de que los empleados no estuvieran levantados aún corrí hacía la puerta, en dirección a “nuestro” árbol.
Al llegar aún no estaba, debo reconocer que era demasiado temprano, asique decidí que lo mejor era sentarme y esperarlo tranquila.
Realmente esperaba que esto saliera bien, si no, no tendría más opción que huir con el.
Al cabo de unos minutos vi una figura que se acercaba a mi, claramente era Marcus, pero venía muy apagado.
-Amor-susurre al verlo con el rostro tan serio.
-Hola Amy-me saludo con un suave beso en la mejilla.
-Ya no lo vas a hacer, te arrepentiste verdad?-le pregunté tratando de descubrir sus sentimientos atrás de esa mascara imperturbable.
-No, pero estoy seguro que tu padre jamas nos va a dar su bendición.
-Escapemos!.
Una sonrisa triste asomo apenas en sus labios, y me miro, había tanto amor y tanta tristeza en esa mirada, me hizo angustiar más.
-Amy...no puedo pedirte eso, no te voy a dar la vida que mereces-me dijo tomando mi mano.
-No me importa lo que me puedan dar, quiero estar contigo, quiero que nos casemos y formemos nuestra familia, no me interesa si es en una mansión, o en en una cabaña...
-No tienes idea de lo que dices...-me interrumpió.
-Claro que lo se!- respondí en un tono más fuerte- Si debo aprender a coser, o incluso trabajar de empleada para alguna familia lo haré, mi vida la quiero contigo.
-Pero yo no estoy dispuesto a permitirte sacrificar todo esto, por mi-me respondió con lagrimas en los ojos- hay un hombre dispuesto a darte todo lo que yo jamas podre darte.
-No quiero nada material, quiero tu amor, y eso nadie me lo va a dar-le dije entre sollozos, trate de tomarle el rostro para que me mirara a los ojos, pero no me permitía tomar su rostro.
-Lo siento- susurro y se dio vuelta para marcharse.
-¡¿Tan fácil te rindes?!-le grite caminando hacía el-Asique una persona puede darme algo que tu no y ya te rindes?, ese es el limite de tu amor?.
El se dio vuelta y me miro furioso.
-Amelie...Por supuesto que te amo, estoy perdido de la angustia que siento, pero se que es lo correcto, no mereces vivir con un hombre que no puede darte nada de lo que mereces, ¿Como puedes dudar de mi amor?, no quiero escaparme contigo y que vivamos en las sombras, quiero que seas genuinamente feliz conmigo...
-¿No vas a luchar?-Lo interrumpí al ver que realmente ya lo tenia decidido.
Me miro a los ojos, y vi como las lagrimas corrían por su rostro, se acerco hasta quedar frente a mi y me tomo las mejillas, se acerco lentamente y me beso, un beso suave y lento, con un notable gusto a despedida,ahora las lagrimas también corrían por mi rostro, mis brazos lo abrazaron con fuerza, su frente se poso con la mía y me susurro que me amaba, y antes de que me diera cuenta se deciso de mis brazos y se marcho.
No pude evitar quedarme parada observando como se iba, no podía parar de llorar, sentía la pena mas grande en mi pecho.
Debieron de pasar horas, porque escuche a mi madre llamarme desde la cocina, trate de secarme las lagrimas e ir, ahora tendría que enfrentar el peor futuro escrito.
Al entrar a la cocina mi madre me estaba esperando furiosa.
-Se puede saber donde estabas?- chillo mi madre al verme con el rostro rojo e hinchado.
-Eehh...
-No importa, ve con Joanne ella te va a arreglar, tengo que encargarme de que la casa este perfecta-me interrumpió y llamo con los ojos a Joanne.
Las dos subimos a mi habitación, y en el momento en que cerro la puerta, me desplome.
Ya no podía esconder el dolor, sentía que mi pecho se partia en dos y solo quería llorar hasta secarme.
-Todo va a estar bien-me susurraba Joanne- voy a hablar con mi hermano.
-No hay nada de que hablar, se rindió-musite con los ojos abiertos.
Ninguna de las dos volvió a hablar por unos minutos, ella solo se dedicaba a acariciarme el cabello, mientras tarareaba canciones para relajarme.
-No quiero angustiarte más, pero tienes que dejarme arreglarte, los Brown ya estan por llegar-me apresuro Joanne.
-Lo se- susurre y me senté en la silla frente al tocador.
Mientras Joanne peinaba mi cabello, me observe en el espejo, tenía los ojos  rojos de tanto llorar, incluso el celeste tan bonito quedaba un poco tétrico ante mi rostro tan desencajado, mi cara estaba pálida abajo del rojo, mis labios también estaban hinchados, ya no era aquella joven que radia belleza y juventud, tal vez nunca vuelva a serlo si este casamiento se celebra.
Luego de un rato baje y note que los Brown ya estaban en casa, eran 5 en total, sus padres y sus dos hermanos, pero me concentre en James, es muy apuesto, pero esa mirada altanera y los rumores que lo seguían solo me provocan asco.
-Hola querida Amelie- me saludo Celine la madre de James, le respondí el saludo besando su mejilla dos veces, y simulando una sonrisa.
-Hola a todos- dije rápidamente antes de sentarme al lado de mi madre.
Comenzaron todos a hablar, al principio era sobre  la fabrica de zapatos de los Brown, la política de mi padre, pensé que tal vez hoy no se tocaría el tema del compromiso, y que tendría mas tiempo para hacer entrar en razón a Marcus, pero la mirada penetrante de James sobre mí me hacía perder la confianza sobre mi idea.
-Erika!-grito mi madre a nuestra sirvienta- ¿Puedes traer el té?
-Es hora de hablar de las futuras nupcias- anunció mi padre con la cara colorada por la emoción.
Sentí que palidecía, que mi cuerpo se volvía de gelatina, durante toda la charla había intentado evitar la mirada de James, a pesar de sentirla tan fuerte, pero al subir mis ojos, lo quede mirando fijamente, aún seguía mirándome de esa misma manera, pero ahora me había guiñado un ojo, no pude evitar horrorizarme, y los ojos se me nublaron a causa de las lagrimas, no había forma de que me casara con él.
-Nuestra Amelie ya esta en edad de merecer, hace años en realidad, pero quisimos que terminara sus estudios- comenzó mi padre.
-A mi lado no le hará falta ningún tipo de estudio, no tendrá que mover ni un dedo, con mi dinero tendrá toda la servidumbre que necesite, todos los vestidos y gustos que quiera-les dijo James a mis padres, presentándose como el candidato perfecto.
No podía imaginarme una peor vida, no necesitaba ninguna de esas cosas, solamente quería pararme del sillón, y huir junto con Marcus.
-Con nuestra herencia además, jamas les faltara un centavo- añadió John, el padre de James.
-Perfecto!, tal vez a partir de mañana podrían comenzar a tener citas, claro con una chaperona, y así tal vez antes del invierno ya casarse- propuso mi madre.
-Me encanta- dijo la madre de James.
-Entonces mañana paso por ti a las 16 hs, y tomamos el té- Me propuso James haciéndose claramente el educado y elegante frente a mis padres.
Sintiendo los ojos de todos los presentes acepté con una sonrisa tímida y un movimiento de cabeza, y sin querer mire a la hermana de él, Megan y note que me estaba mirando horrorizada, pero enseguida que la mire, ella movió la cabeza.
Pasados unos minutos se despidieron, se fueron despidiendo con dos besos en la mejilla rapidos, hasta que James se me puse en frente, y me tomo la mano para poder besarla, y guiñarme nuevamente el ojo.
-No puedo esperar a mañana-murmuro en voz baja para que solamente yo lo escuchara.
Retire mi mano asqueada y lo mire furiosa, el me sonrió con altanería y se retiro, mis padres me miraron felices y yo tuve que demostrar esa misma emoción sin sentirla ni un poco.
-Es perfecto querida-me dijo mi madre abrazándome, yo no supe que contestarle y le devolví el abrazo con fuerza.
Mis padres se quedaron hablando sobre el tema, y dándome cuenta de que nadie me estaba prestando atención corrí hacía mi cuarto, cerrando la puerta tras de mi, sintiendo por fin la intimidad de mi habitación cerré los ojos y recosté mi frente contra la puerta fría.
-No te quieres casar-susurro una voz muy conocida.