Comienzo

19 5 0
                                    

Freya:

Me encontraba tendida sobre la hierba, mirando al cielo. El sol bajaba cada vez más y la oscuridad se abría paso entre la arboleda. En el interior de esta, se encontraban un sin fin de secretos que desvelar.
Aspire profundamente provocando que el húmedo aire entrará a mis fosas nasales. Era una mezcla de pino y hojas secas, la cual anunciaba la prematura llegada del otoño. Me encantaba ese olor tan característico de Groveside, un pequeño pueblo de Nueva Zelanda.

Vino una fría brisa que me hizo estremecer. Me levanté rápidamente, mire a mi alrededor y me lleve los dedos a la boca. A continuación, emití un fuerte silbido. De entre los árboles surgió mi preciosa lechuza blanca que acudió a mi llamada. Se posó en mi hombro y emprendimos nuestra marcha a casa.

Alexander:

Ya entrada la noche encendí la luz de mi habitación. Lo consideraba mi lugar seguro, un pequeño y acogedor rincón donde ser yo mismo sin que nadie me molestará.

Cogí mi cuaderno de dibujo y me dispuse a trazar la luna que se apreciaba desde mi ventana. Embelesado por su belleza me quedé pasmado lápiz en mano. Pasado un rato, volví la vista al dibujo. Seguía habiendo detalles que no podía percibir. Deseaba captar su esencia y plasmarla en el papel.

Los párpados empezaban a pesarme. Me levante lentamente, me dirigí al interruptor y apague la luz.
Una vez metido en la cama mi mente se desconectó, cayendo en un profundo sueño.

La oscuridad observa, siente y respira.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora