La "Cerda"

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El sonido del Jazz ligero era perfecto para relajar a Efraín, su cabeza cómoda en el sillón de piel.

-Gracias por aceptar esta entrevista, señor Lumor.

-Era esto o quedarme encerrado toda la semana - la voz del anciano era ronca y cansada, en muchos puntos sonaba más como balbuceo.

- Usaremos esta entrevista como un estudio de caso para la escuela de psicología de Farwood, ¿Hay algún problema si grabo nuestra entrevista? - El anciano solo asintió y Andrew Kebot presionó su casete. -25 de noviembre, 1968. Entrevista conducida por el Doctor Andrew Kebot a Efraín Lumor, ¿Le parece si comenzamos por su familia? - El Dr. Kebot se colocaba sus lentes y preparaba su bolígrafo para tomar notas.

-Pues... ¿qué es lo que gustaría saber, Doc? -Empezó a jugar con sus pulgares.

-Podemos empezar por su infancia, ¿Usted ha vivido aquí toda su vida?

-No -contestó con mayor rapidez a la que el doctor esperaba, -Mi familia llego aquí en 1884. Mi padre y mis dos hermanos mayores, Jacob y Henry, consiguieron un trabajo estable como carniceros aquí, mi madre y mis hermanas nos quedábamos aquí en la cabaña que construimos.

-¿Cuántos años tenía, Señor Lumor? - Anotaba los detalles más importantes.

-Unos 6 años, Doc.

-Por el trabajo de su padre, ¿Este solía tener tiempo para usted?

-No mucho, la mayoría del tiempo yo lo pasaba con mi madre, solíamos ir mucho a recolectar frambuesas y moras al bosque cercano. Amaba oler las Faralias y pasear por las montañas...

-¿En su hogar tenían alguna mascota? - Efraín Lumor se quedó callado un momento. Su mirada fija en el techo blanco de la oficina.

-Tuvimos varias, pero la más preciada para mi familia era nuestra cerda.

-¿Un cerdo era su mascota más preciada?

-Cerda, doctor, mi padre se pondría furioso si la llamábamos de cualquier otra forma.

-¿Y como es que esta cerda llego con ustedes, la compraron?

-En una de nuestras caminatas por el bosque - Andrew Kebot se acercó para escuchar con mayor claridad al hombre, - mi padre y yo fuimos los primeros en verla, tenía un hermoso color negro en toda su piel y unos ojos que te dejaban en claro lo inteligente del animal. "Esta es toda una genio" solía decir mi papá, porque cuando se le acercó, la cerda se sentó y puso la cabeza para que se la acariciara. Mi papá no dudo dos veces en llevarla a casa, ni siquiera necesitamos una cuerda para que esta nos siguiera. Nuestros perros, Rufo y Rosco no le caían bien a la cerda, siempre que se veían le ladraban, pero no se acercaban. Era increíble encontrando trufas, abría puertas con su hocico y comprendía cada palabra que le decíamos.

-¿Su padre favorecía a esta cerda por lo lista que era?

-No solo por eso, si no por algo que mi papá llamaba milagroso...

-¿Cuál era ese milagro?

-Al mes de llevarla a nuestra casa, ¡la cerda estaba preñada! No teníamos ni un solo macho y, aun así, esta ya estaba esperando. Mi madre decía que era un regalo de Dios por nuestra devoción y el amor que le mostrábamos. Mis hermanos y mi padre la alimentaban todos los días, cada semana la bañaban y atendían todas sus necesidades. Incluso le construimos una choza a las afueras del pueblo para que nada la molestara mientras paría - Kebot anotaba las frases con las que más parecía sonreír el anciano, "Parir", "milagro", "Cerda".

-¿Esa fue una ocasión especial?

-Todos los partos de la cerda eran especiales.

-¿Hubo más de uno?

Un lugar llamado FarwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora