Capítulo 2. (Parte 1)

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Narro yo:

Gustabo sabía que erá hora de ir hacía el altar; llevando con él un hermoso ramo de rosas, rojas como sangre... Su traje completamente blanco, su cabello peinado hacía atrás líado con una coleta; sus bellos orbés color cielo brillaban de forma única, guíando esta mirada a Jack, que vestía de manera tan elegante de blanco y una rosa pequeña en el bolsillo sobre su pecho.

Párado frente a unos metros de su futuro esposo, Armando, el mayor de sus amigos, lo guió caminando por la alfombra blanca en el bosque, los invitados invadían con su mirada al rubio, sus amigos estaban que erán un mar de lágrimas...

Llegarón ambos frente al altar, Armando entregó al de ojos celestes y se dirigió a su asiento.

Conway: Estás hermoso...- lo miró fijamente a los ojos

Gustabo sólo sonrió. La ceremonia comenzó, siendo el abogado el de las palabras dirigidas a la pareja e invitados.

X: El amor es líquido, pero no se puede tomar...- *sigue hablando*

Las palabras se volvierón sordas a este, el menor se notaba inquieto, sentía una mirada puesta en él. Claro, sabía que los invitados erán los que apreciaban a estos dos, sin embargo, volteó a ver a Jack, pero este tenía su rostro sin expresión alguna y veía al abogado.

Con un tanto de miedo miró hacía los invitados, todos estabán vestidos de blanco y con una rosa marchita en mano, lo veían con una sonrisa y atentos, pero notaba a alguien en el fondo de todas las sillas puestas en ese espacio en el bosque...

Se percató de que esta erá la única persona de negro, no veía su rostro, ya que este erá cubierto por un espeso velo negro.

X: Gustabo García...- llamó por tércera vez la atención de menor- ¿Acepta a Jack Conway como su esposo?

Sintio su sangre convertirse en hielo, una leve corriente recorrió el camino de su espalda hacía arriba, el de pieo morena lo miraba con enojo y confusión por su distracción. El rubio volvió a su atención a ambos y respondió.

Gustabo: Eh...

Conway tensaba su mandíbula y sus venas de los brazos sobresalían a punto de reventar. A penas pudo salir una sola palabra de la boca de Gustabo, porqué fué interrumpido:

Julia: Sí, acepto...- respondió con fírmeza

La mujer de cabellera roja se posaba frente a ambos con un vestido y velo negro, una rosa marchita en manos... Estaba empapada de manchas rojas de sangre, Jack sonrió al verla y tomó su mano para ponerla frente a él.

Gustabo retrocedió y no procesaba aún lo que estaban viendo sus ojos... El abogado volvió a decir la misma frase pero ahora a Jack.

Conway: Acepto- *sonrie*

Este pasó su mano por todo el velo, quitandoló de la cara de esta, su pálida piel estaba fría. Gustabo miró a los invitados y todos estaban de pie, sus ropas claras estaban empapadas de sangre al igual que la mujer, la rosa marchita de cada uno comenzaba a botar aquellos petalos oscuros.

Gustabo: No nooo!!- gritó

X: Marido y... Mujer- *sonrié*

Jack cogé el rostro de su amada y lentamente se acerca...

Gustabo se acercó rápidamente a ambos pero el sonido de una bala interrumpe su acción. La pareja de recién casado volteá a este y le sonríen.

El rubio bajo lentamente su mirada a su pecho, y notó como una bala había perforado su pecho.

Julia: Gracias.

El menor cayó de rodillas al suelo, sus manos temblaban y sostenía su pecho que ardía de dolor. El líquido espeso rojo comenzó a salir rozando la comisura de sus labios, la herida de bala mancho las vestímentas del rubio, Jack sostenía con su mano derecha la mano de un niño, que detrás de el poco a poco salía.

Conway: Dile adiós a mamá...- sonrié

Gustabo: Hij...- sus palabras erán susurradas

Su mirada se volvía borrosa, a penas y vió al pequeño niño que se acercaba a él...

Sus ojos se cerrarón cuándo una bala disparada por el menor perforó su cabeza.

...

Horacio: ¿Gustabo?- tráta de despertarlo agitandoló levemente

Gustabo: ¿Horacio?- despertó ansioso

Horacio: Joder tío, alfín despiertas!!

Gustabo: ¡El niño y la boda... Ella!- se levanta tropezando con las sábanas

El más alto lo cogé por los hombros y lo sienta de nuevo en la cama.

Horacio: No se de que coño hablas pero veo que tuviste una pesadilla- *rié*

El rubio ya más conciente se soba la cabeza y nota que está en la habitación de Horacio. Aún no procesaba ese extraño sueño, y menos lo que sucedía en él. Se levanta nuevamente de un salto, asustando a su amigo.

Gustabo: ¡Joder la boda!- grita

Horacio: Calma gilipollas, es a las 5pm, y son las 9am, todavía es de mañana tio!!- posa una mano en su cara y rié

Gustabo: Ah bueno- *rasca su cabeza*

...

El de ojos celestes ya con la cara lavada pero aún en pijama, baja a la cocina, encontrandosé con Horacio y Yari; el mayor preparaba el desayuno de su pequeña hija, mientrás que esta observaba atentamente cada uno de los movimientos de su padre.

Gustabo: Yari, princesa!!- dice llamando la atención de la menor

Yarisbel al escuchar la voz de su tío baja de la silla, se acerca a este extendiendo sus brazos como señal para que la cargará y le diesé mimos.

Yari: Buenos días Gu- *se quedá pensando*

Horacio: Venga, ya está el desayuno.

Cóloca el plato de Yari en su mesita, y el de ambos adultos en la encimera de la cocina. El rubio ayuda a la pequeña y la sienta en su silla, con cuidado de que no volteé su plato; cogé el babero de la encimera y se lo colocá a su sobrina. Ambos se sientan en los banquillos, a un lado de la niña, y comienzan su desayuno.

Gustabo: Joder, ya mejoraste en la cocina eh- *con la boca llena*

Horacio: Cabrón, no hables así!!- responde riéndo

Gustabo: Eh eh, esas palabras joputa!!- *sape*

La pequeña sólo reía al ver a ambos adultos comenzando una pequeña pelea.
Sin duda alguna, el día comenzaba de forma tranquila, el clima erá cálido y el sol se hacía presente; ese sueño, Gustabo seguía pensando en él... Claro, suponía que quizás fué por la conversación del día anterior, siendo una vez más la misma pregunta por parte de Horacio: ¿Haz pensando en adoptar?. Así es..., ésta vez no lo dió a entender como la adopción de una mascota, sino, que de un hijo.

Gustabo adoraba la idea de formar una familia, más ahora que está al lado del hombre que tanto ama, Jack Conway. Pero seguían las mismas dudas y los mismos miedos, no miedo a ser un mal padre, ni miedo a no poder dar lo mejor a su pequeño... Erá por ella...

Sabía que tarde o temprano volvería, pero, él no quería vivir escondiendosé, él quería ser libre. Es cómo una maldición que nunca tendrá final, y será, para toda la eternidad...

Horacio: ¿Estás bien?- preguntó viéndolo fijamente

Gustabo: ¿Creés que... Todo salga bien?

El de ahora una cresta ladeada y clara lo miró confuso, desde que Gustabo despertó estaba raro, algo lo preocupaba, y comenzaba a sospechar el porqué. No quería que su día de bodas fuesé arruinado por malos recuerdos...
Coge su mano y la cubré con la otra.

Horacio: Todo va estar bien- dice con serenidad- No permitiré que vuelva...

Restaurante- Intenabo🍾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora