04 • Quiero ser romántico.

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Un cumpleaños no es cumpleaños sin celebración, es lo que me dijo Hoseok esta mañana, cuando le pedí que no me dejara excederme en los ensayos, para llegar despierto a la noche.

No hay mejor celebración, que una noche apasionada, en casa, con buena música y un vinito de lo mejor, y lo demás lo dejo a tu imaginación… esa fue la colaboración de un autodenominado experto, osea Nam-hyung, para que conserve mi masculinidad según él.

Al final se me ocurrió algo simple, en el último momento, así que ahora corro como loco por el departamento, buscando en las cajas de artículos navideño, y cuando las encuentro mi pecho sube y baja con rapidez, estoy casi sin aliento, y casi sin tiempo, pero debería poder terminar.

Lo que importa es que todo salga perfecto, o que al menos, no sea un desastre.

▪▪▪

— Amor, ya llegué —la oigo decir, pero ya lo sabía.

¿Cómo no saber cuándo llega si viene hablando sola desde las escaleras y llevaba esperándola veinte minutos escondido detrás de la puerta? Es costumbre, usa las escaleras para hacer ejercicio y desestresarse, porque sube hablando de todas las cosas malas del día para llegar sin cargas negativas, yo lo probaría, pero uso el ascensor y no quiero recibir la tarjeta de ningún psicólogo.

Me quedo quieto tras la esquina de la entrada, cuando llega al salón, trae una mano en el pelo, deshaciéndose lo que queda de la trenza que se hizo esta mañana, en la otra mano su bolso, lleno de papeles, su computadora y con suerte no se habrá olvidado el teléfono en la oficina, sería la segunda vez esta semana...

— ¿Dónde est...? —salta hacia atrás nada más verme y me río un poco de su reacción.
Su movimiento hizo que su pelo recién desacomodado cayera por los costados de su rostro, enmarcando sus ojos abiertos como platos, sus cejas alzadas y la o que formó su boca.

— ¿Piensas matarme de un infarto? —me regaña y deja el bolso sobre el sillón para ponerse las manos en la cintura, se ve hermosa intentando intimidarme, toda una obra de arte.

— Shhhh, ven aquí. —tomo una de sus pequeñas manos y la atraigo hacia mí, para luego rodear su cintura con mis brazos y por fin besarla, como siempre se siente como un postre del que nunca podría cansarme— Feliz cumpleaños, pequeña —le digo y la levanto del suelo, abrazando firmemente su cintura, para empezar a llevarla hacia su sorpresa.

— Gracias, cariño —es todo lo que puede decir antes de que siga con mi plan.

Dejo sus pies de nuevo en el piso, le doy la vuelta entre mis brazos y nos acercamos al pequeño balcón que tenemos, rodeé el barandal con pequeñas luces de navidad al igual que la acomodada pila de cojines, puse en medio un par de humeantes tazones de fideos instantáneos picantes, y mi laptop enfrente, y el ambiente se complementa con el exterior, tenemos una hermosa vista nocturna de Seoul, un detallazo, lo sé, pero es gracias a ella, es la de la visión inmobiliaria, yo solo me aprovecho de su buena elección.

— ¿En qué momento hiciste todo esto? —su sonrisa, es tan brillante que juraría que el cansancio que cargaba al entrar se ha desvanecido como si nada.

— Aish, no develaré mi secreto —le sonreí—Solo disfruta.

— No tenías que hacer esto, lo sabes —sentí su voz temblar en esa frase.

— Pero quería hacerlo, o es que —la volteo un poco para poder ver su rostro sonriente y sus ojos brillantes— ¿En serio te creíste que solo te dejaría una nota de feliz cumpleaños? —hago cara de sorprendido-ofendido, pero mi mueca, se desvanece al sentir su caricia en mi mejilla, y es sustituida por una sonrisa— Te mereces más que esto, pero sabía que llegarías cansada del trabajo, así que preferí un ambiente tranquilo para ambos y no una fiesta, aunq...

— Te amo —me interrumpe y mi pecho se infla de alegría.

— Yo también te amo —le digo y le doy un beso esquimal— Pero de la fiesta no te libras, el sábado será noche de karaoke y no fue mi decisión —la veo hacer un puchero y no puedo contener las ganas de besarla una vez más.

— Fue Hoseok ¿verdad? —asiento con la cabeza a su pregunta— ¿Cómo es posible que tenga tanta energía todos los fines de semana? ¿Es un robot o qué? —me río a carcajadas por su pregunta, no era la única con esa duda.

— ¿Peli romántica? —propongo para dejar el tema.

— Ya quisieras, aún nos quedan varias de Marvel —y es tan manipuladora que me roba un beso borrando mi puchero de convencimiento y huye al interior del departamento, ya le llené la bañera, y voy a esperarla en lo que vendría siendo nuestro nidito de amor esta noche.

—Apúrate que se enfría la cena.

— Está bien, está bien. —dijo y la vi sacándose la chaqueta de camino al baño.

— Pero el año que viene será maratón de Netflix.—alcanzó a decir.

Sí, sé que es raro, pero hemos instaurado el método de maratones anuales para las películas, así solo nos desvelamos los sábados con series.

No demora demasiado en volver, lo que se agradece y, ahora, ya acomodados, con ella entre mis piernas y recostada de mi pecho, encendemos la laptop para disfrutar de la película que nos toque hoy mientras degustamos nuestros fideos picantes.

— Por ti, peque. —alzo mi tazón a la altura del suyo para un brindis.

— Por nosotros, my love —chocó su tazón con el mío y me besó antes de volver su atención a la película.

La mejor velada romántica de cumpleaños del mundo.




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        ᴸⁱᵏᵉ  ᶜᵒᵐᵐᵉⁿᵗ  ˢʰᵃʳᵉ
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⏰ Última actualización: Oct 21, 2021 ⏰

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