Mi extraño viaje (En más de diez líneas)

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Nuestro joven protagonista despertó sólo una soleada mañana de junio. Sus ojos azul zafiro brillaron con la luz de los primeros rayos de sol. Él bostezó perezosamente igual que hacía todas las mañanas. Bajó hasta el suelo apoyando primero el pie izquierdo…

Miré las tres líneas durante unos segundos antes de arrancar la hoja del cuaderno, arrugándola y tirándola a la basura. Siempre había creído que yo era buena en lengua y literatura, hasta que me habían mandado escribir una historia corta ese fin de semana.

-No puedo hacerlo-Anuncié                                                                                                                                    

Mi hermana pequeña, Teresa, levantó la vista de la película que estaba viendo para pausarla un momento.

-No es tan difícil, sólo son diez líneas.

-Exacto. No te da tiempo a contar nada en diez líneas. Llevo sólo tres líneas y el protagonista lo único que ha hecho ha sido abrir los ojos color zafiro.

-Tampoco está tan mal. Seguro que los protagonistas de las historias de los demás tienen los ojos color esmeralda. O del color del mar.

-Eso es lo mismo que zafiro.

-Da igual-Dijo Teresa, y le dio al play otra vez.

Teresa estaba viendo una película de terror. (A juzgar por el diálogo que escuchaba desde mi mesa, una película de terror muy mala). Después de diez minutos de intentar producir una historia merecedora de un suficiente por lo menos, me rendí y me fui al sofá a verla con ella.

-¿Cómo se llama la peli?-Le pregunté

-Testimonios demoníacos. Es un poco predecible. Va de una familia que se muda a una casa poseída por un demonio.

Mi hermana pequeña sólo tenía 14 años y yo tenía 16. Los últimos años los habíamos pasado viendo todas las películas de terror que podíamos encontrar, lo cual había hecho que fuéramos muy buenas encontrando patrones que se repetían en muchas de ellas. ¿Familia que se muda? ¿Posesión? ¿Demonios? Eso describía las que yo odiaba más.

La película, además de contar con muy bajo presupuesto (El demonio había poseído al vecino, y en vez de llevar maquillaje de poseso o algo llevaba una máscara de Scream  de esas que se compran en el chino por cinco euros) Era bastante lenta, aunque eso no significaba que no fuéramos a verla entera.

-Voy a por palomitas- Dijo mi hermana, y se fue a la cocina sin molestarse en pausar la película.

Ahora iba por una de esas escenas que si las quitaras de la película no cambiaría el resultado final para nada. La madre de la familia (Una mujer rubia, con el pelo un poco más claro     que el mío que le llegaba a la altura de los hombros) estaba mirando su sótano, que había sido destrozado por una fuerza maligna durante la noche. Como los muebles de atrezo son muy caros, la fuerza maligna no había roto ninguno, sino que estaban repartidos por el suelo. La madre había empezado a hablar sola en voz baja, pero no podía oír bien lo que estaba diciendo. Agarré el mando para subir el volumen, pero antes de darle al botón, todo se volvió negro.

Cuando recuperé la visión, ya no estaba en el salón de mi casa, sino en una habitación con muebles de madera tirados por el suelo y pintadas rojas en la pared. Enseguida me di cuenta de que era  la habitación de la película. No me había fijado antes, pero las pintadas eran palabras en latín.

Detrás de mí oí un grito y al darme a vuelta pude ver que la madre de la película (¿Sophie?, ¿Allison?) estaba señalándome con el dedo y gritando.

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