One Shots Volkacio +18

5 (parte 2).

Continuación del cap anterior.
(Omegaverse)
(Volkov bottom)

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Volkov no sabía lo que estaba haciendo. En su mente no cabía la idea de lo que acababa de suceder. Se había entregado a aquel alfa de cresta que ahora lo ayudaba a escabullirse por la puerta trasera de comisaría cubriéndole, además, cuando alguien parecía acercarse.

Sus feromonas se habían calmado bastante luego de aquel encuentro sexual con el alfa, pero aún estaba en celo y eso era imposible de ocultar. Al menos sin sus supresores.

El aroma de posesión que Horacio desprendía era algo que sentía por primera vez, y tenía que admitir que no le disgustaba en lo absoluto. Era la primera vez que se sentía sometido por un alfa y su olor.
Aunque ese alumno... Era diferente.
Aquella fragancia a chocolate tan adictiva que estaba emanando le estaba provocando mucho dentro suyo.

Se subieron a un patrulla rápidamente, ya luego él le avisaría a Conway que tuvo que llevárselo y le explicaría la situación.

Ahora estaba muy ocupado tratando de mantener la cordura, ya que parecía que Horacio lo hacía a propósito, pero su aroma cada vez más seductor le comenzaba a calentar.

El menor sólo manejaba concentrado en el camino hacia el departamento del comisario.

Volkov tragó saliva, creyendo sentir un ligero sabor a chocolate en su garganta. Dirigió la vista hacia la ventana un momento.
Quiso respirar hondo para calmarse pero entonces volvió a aspirar aquello que lo comenzaba a volver loco.

Bajó la vista hacia la camisa de alumno que tenía puesta, le quedaba un poco grande, pero la sentía demasiado cómoda. Como si fuera suya.

Llevó su mano temblorosa a tomar el cuello de la prenda que traía puesta y la elevó con algo de descuido, prosiguiendo a enterrar allí su nariz y olfatear profundamente.

"Joder"

Sentía su miembro comenzar a pedir atención nuevamente, no podía creerlo. Le estaba costando controlarse como jamás lo hubiera pensado.
Estaba odiando estar en celo en ese momento y sentirse más y más necesitado.

Sus propias feromonas volvieron a ponerlo en evidencia eminentemente, aunque Horacio lo venía observando de reojo.

El alfa se estaba conteniendo desde un principio, luchaba con sus propios instintos para no volver a tomar a Víktor y hacerlo suyo nuevamente ahí mismo.

Llevó una mano y la apoyó en el muslo del comisario, recibiendo un suave jadeo como respuesta, dándole a saber que el Omega ya estaba bastante caliente.

Víktor le miró con algo de vergüenza y un sonrojo notorio en el rostro, luego llevó su mano a retirar la ajena de su pierna tratando de mantener algo de orgullo.

Aunque eso muy poco le importaba al alfa.

Cuando llegaron al edificio de Volkov, este se negó a que el alumno le ayudara a subir, negándose a su toque y a su protección con mucha dificultad.

Horacio sólo lo observó cuando pasó a su lado y lo acompañó adentro del lugar. Subieron juntos al elevador y el alfa mordió con fuerza su labio inferior, incluso lastimándose un poco.

Las feromonas con fragancia a cereza que se esparcían alrededor del Omega comenzaban a nublar su juicio. Quería poseerlo, necesitaba tomarlo otra vez, no aguantaba.

Tenía calor, mucho calor, la espera era un martirio. El elevador parecía estar tardando una eternidad en subir hasta el piso aunque sólo iban ellos dos (cosa que agradecía, porque no dudaría en saltarle a la yugular a cualquier alfa que olfateara a aquel Omega en celo).