Cap 1 III

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Después de lo que pasó, me dirigí a casa con mi hermano. Llegamos y le curé los navajazos que tenía en la pierna y en el brazo. Esos chavales son de cuidado, te despistas en cualquier momento y puedes estar muerto. No tenía planeado matarlos todavía. Tampoco habían hecho nada grave, que yo supiese.

Lo que sí estaba planeando era fingir la muerte de algunos de los jugadores de baloncesto. El viernes siguiente había partido; me pareció oír que Arnau no podía por temas personales. Así que ese mismo día había planeado secuestrarlos antes de que subieran al autobús y observar la reacción de Arnau.

-Oli- me llamó André con un tono bajo y le miré.- Gracias- me agradeció con una sonrisa de lado. Le sonreí sin decirle nada y continué curando la herida profunda del muslo.


Pasaron unos días desde el incidente. Ya era jueves por la mañana. Estaba a punto de salir de casa para ir al instituto hasta que me llegó un mensaje:

-A las 11:00 detrás del instituto-. No sabía quién era. No lo tenía agregado.

Decidí no contestarle e irme hacia el instituto.

Después de estar tres horas sentada en la silla dando clase, llegó la hora del recreo. Eran las 10:55 y no sabía si ir o no ir al sitio que me dijo el mensaje. Estaba claro que no me podían hacer nada en el recinto escolar, pero mejor no arriesgarse, ¿no? Estaba dudando mucho, no sabía qué hacer. Estuve pensando mucho y al final decidí acudir. No sé si fue buena idea; como dice el dicho: la curiosidad mató al gato.

Fui al lugar y ahí no había nadie. Noté a alguien detrás de mí, debería haberme girado, pero no lo hice. Me quedé ahí, quieta, sin poder mover ningún músculo. De repente me llegó un mensaje, en el ponía: 

-Sé lo que planeas-. Cuando leí ese mensaje me quedé en shock, ¿cómo podía saber lo que planeaba si no se lo había contado a nadie?  Tal vez era una broma, era lo único con sentido. Dejé de lado mis pensamientos y me fui de ese raro lugar.

Las horas pasaron y ya era hora de irse a casa. Aparte de lo del mensaje, no sucedió nada más en el resto del día. Seguía pensando que fue una broma, pero, ¿por qué a mí? No tenía sentido, me llevo bien con todos, nadie me haría ese tipo de broma, nadie que yo conozca… Pero, ¿y si no lo conozco? ¿Y si no es alguien del instituto? Seguía sin tener sentido alguno, si no era del instituto ¿de que me conocía entonces? Debía dejar de pensar tanto en lo que pasó si no quería perder el juicio. Pero estaba constantemente en mi cabeza. ¿Quién me mandó el mensaje? Era un misterio que tendría que resolver tarde o temprano.

¿Matar o morir?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora