Sobre Tu Mirada Caché.

7

Me encuentro caminando a paso seguro en dirección al salón de la profesora calle , siento mis pies golpear decididos el piso, ni siquiera me detengo a pensarlo porque vengo dispuesta a enfrentar esta situación que aún que no lo quiera aceptar, me está consumiendo poco a poco. El estira y afloja de Daniela calle me está enloqueciendo, me niego a seguir quebrándome la cabeza tratando de descifrar sus cambios de actitud hacia mí, cuando le da por ser directa y echarme en cara que está celosa o cuando le entra su lado cobarde y evita mi mirada. Necesito que me diga de frente lo que quiere de mí, que aclare todo de una buena vez, sin rodeos y sin la actitud arrogante que toma seguido.

Cuando estoy cerca de mi destino mi cabeza es bombardeada por millones de dudas: "¿y si estoy dramatizando la situación y la profesora calle en realidad nunca estuvo interesada en mí?, ¿qué tal si después de que le diga todo, piense que estoy loca? , quizá cuando me dijo que estaba celosa sólo fue para seguirme el juego" para relajarme repase las dudas que atormentaban mi cabeza fríamente y caí en cuenta que eran una completa tontería, para empezar ninguna profesora normal y mucho menos como la profesora calle están a punto de besar a una alumna, tampoco suelen hacer una escena de celos para después confirmar que afirmativamente están celosas.

Abandoné mis pensamientos gracias a la voz de la mujer que me vuelve completamente loca indicando que pase, al parecer mi subconsciente me ayudó a no meter más dudas a mi cabeza y toque la puerta inconsciente para aclarar todo de una maldita vez.

Abrí asomando medio cuerpo y confirmando que estuviera sola, ella no había visto que era yo la que estaba entrando porque estaba perdida leyendo unos papeles que sostenía en su mano, así que me di el permiso de verla un poco más, en definitiva la castaña que está recargada en ese escritorio me fascina y me sería imposible negarlo. Comencé a acercarme a ella pero seguía sin mirarme.

-¿En qué le puedo ayudar señorita Garzón ?- ¿QUÉ, como mierda sabe que soy yo sí no me ha volteado a ver? Bueno eso no importa, a lo que viniste poche.

-Pienso qué- dude un segundo -tenemos que hablar.

Levantó su azul mirada hacia mi y me observó de pies a cabeza.

-De acuerdo, ¿sobre qué tenemos que hablar según usted?- se puso de pie en posición recta y ahí está de nuevo con su actitud arrogante

-Necesito que me aclare de una vez por todas a do

-¿Es sobre mi clase?- me interrumpió de pronto

-No, no es sobre su clase- hablé confundida.
Se recargó de nuevo en el escritorio.

-Entonces, lamento informarle que no aclararé nada que no sea sobre mi materia- cobarde.

Vine por una respuesta y no pienso irme sin ella o al menos cruzar esa puerta sin intentar conseguirla.

Me acerqué bruscamente a ella acorralándola con mis dos brazos en el escritorio de madera quedando a centímetros de su rostro, me miró sorprendida pero no se movió

-Yo no estaría tan segura si fuera usted- susurré mirándola a los ojos los cuales bajaron hasta mis labios.

- ¿Qué es lo que necesitas que te aclare?- dijo indiferente dirigiendo su mirada a la pizarra, sonreí, sé perfectamente que está nerviosa aún así intente esconderlo.

-¿A donde quieres llegar?

-¿Perdona?- contestó volviendo a mirarme con una ceja alzada -explica tu pregunta porque no entiendo nada y no olvides que sigo siendo tu profesora- me fulminó con la mirada, me imagino que por hablarle de tú, pero eso ahora no me podría importar menos.

-Bien, explicaré mi pregunta- dije dejando de acorralarla -necesito que me aclare ¿a dónde quiere llegar con todo esto? Y antes que pregunte que es todo esto, me refiero a la escena de celos que hizo saliendo del castigo o las veces que estuvo a punto de besarme- dije segura, seguridad que al ver su endurecida mirada se esfumó.