💭&⭐
Aunque ninguno de los dos parecía dispuesto a apartar los ojos del otro, un chico rubio apareció, tironeando del pelinegro hacia el interior de la casa y Seokjin suspiró. Como las cosas habían sido bajadas de la camioneta, el adolescente se sintió en la libertad de ir a encerrarse en el cuarto que sería suyo por el tiempo que durara su estadía en ese lugar.
—Ni lo sueñes, Jinnie —decretó su madre, preparando la mesa para comer. —¿Qué es lo que tanto planeas hacer encerrado? ¿Eh?
—Nada, mamá —gruñó, volteando los ojos, con un resoplido. Estaba tan cansado del excesivo control de sus padres, y apenas acababan de llegar. No se creía capaz de aguantar esa situación por un mes entero. —Sólo... quiero estar solo un rato, ¿acaso no puedo?
—No, porque vamos a almorzar —dijo, con voz autoritaria. —Y tampoco viniste para pasarte los días metido en el cuarto.
—Yo ni siquiera quería venir, así que, no esperes que también tenga ganas de estar aquí —se cruzó de brazos.
—¿Te fijaste que hay muchos chicos de tu edad en este lugar? —su padre se entrometió, bajándole la intensidad a la discusión de su hijo y su esposa. —Es una buena oportunidad para que hagas nuevas amistades —sugirió, esperanzado.
—Sólo estamos de paso —se apartó, antes de que el mayor pudiera posar su mano sobre su hombro. —Es absurdo hacer amigos, si después me iré —dijo con obviedad. —¿Y luego qué?
—¿Desde cuándo los hombres nos preocupamos de esas cosas? —su padre soltó, riendo despreocupado. —No me digas que te deprimirás por dejar un amiguito que hiciste en vacaciones... así es la vida.
—Yo... realmente, no los entiendo —masculló el chico, desconcertado.
Luego de almorzar, Seokjin cogió la caja de cigarrillos que portaba a escondidas de sus padres, dispuesto a salir de esa casa de locos.
—¿Vas a la playa? Deberías llevar una toalla —su madre, tan atenta, se puso de pie para buscarle una. Seokjin negó con la cabeza, no comprando el papel de buena madre que pretendía representar.
—Sólo iré a ver qué hay para hacer —la detuvo. —No sé nadar, así que no voy a meterme al mar.
—Oh... —el pelirrojo quiso chasquear la lengua, al notar como la mujer se cuestionaba internamente la información. Ella no tenía idea de las cosas más básicas que cualquier madre sabría acerca de su hijo.
—Llegaré más tarde —dijo, sin esperar a que la mujer le impusiera una hora, como toque de queda, prácticamente corriendo lejos de allí.
El exterior era caluroso, pero la brisa marina ayudaba bastante a aplacar el calor. Sus ojos volvieron a mirar la costa. Había un grupo de chicos jugando futbol de playa, muy sumidos en su juego. El viento arrastraba con él sus risas y gritos. Seokjin nunca se había sentido tan solo y vacío, como en ese momento; con unos padres que parecían dos desconocidos y un mejor amigo que lo mandaba a la boca del lobo.
Buscando tener un momento de paz, se trepó a unas rocas, con algo de dificultad, debido a las botas militares que vestía. Sin embargo, una vez que frente a sus ojos sólo tuvo el mar inmenso, con la imagen de las implacables olas arremetiendo contra las rocas de la orilla, se sintió ligeramente mejor. Encendió su cigarrillo, y se concentró en el paisaje.
El aire removió el humo que salía por su boca y nariz, envolviéndolo y desapareciendo con rapidez. No quería sobre pensar las cosas, pero no podía evitar que las palabras de sus padres y de Ken regresaran una y otra vez a su cabeza; naciendo nuevas interrogantes en su análisis. ¿Sería él capaz de confesarle a sus padres que le gustaban los chicos? ¿Cómo lo tomarían ellos? Probablemente, de la misma manera como hablaban de sus amigos... con repulsión y enfado.
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Recuerdos & Estrellas - JinKook
Fiksi Penggemar[TERMINADA] Al vivir en una gran ciudad, Seokjin se ha acostumbrado a una forma de ser, a sus amigos y su ambiente. Hasta que sus padres lo forzaron a unas vacaciones, en donde lo conoció a él, quien logró traspasar sus oscuras nubes de tormenta, co...