[🚀] Tal vez no había remedio para ellos dos, quizá no habría otra manera de reparar lo que yacía escrito entre arena arrasada por el mar hace muchos meses. ¿Pero qué perdía con intentar? Iría tras él con tal de obtener un beso de amor cautivo y dem...
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Bruce amaba la lluvia, quizá no por las razones que uno pensaría; la calma que esta transmite, el sentir las gotas tocar el cuerpo para despertar, poder leer en paz un libro y dejarse llevar por la imaginación o simplemente para llorar por un desamor. No... Bruce amaba la lluvia porque fue en una noche lluviosa de agosto, donde besó a Hal por primera vez.
No había nada más en ese día que se destacara, el once no era su día favorito, ni agosto su mes predilecto, pero la electrizante sensación que le proporcionaron los carnosos labios del piloto habían convertido de ese día y mes en la fecha más idónea para enamorarse de nuevo.
"Todavía puedo saborear el océano, como si fuera hoy"
El sonido del agua llegar a la orilla le despertó de su efímero trance, su vista merodeó entre tanta vegetación que se humedecía poco a poco por las nacientes gotas, como si las nubes supieran lo que se aproximaba, un déjà vu.
Inhaló y exhaló varias veces con calma y dejándose deleitar por el aroma que desprendían las plantas, tal y como Hal le enseñó a disfrutar.
"Dijiste que por favorno dejara de sostener tus manos... Y la lluvia llegó muy pronto"
Sus manos se helaban, pero no hacía nada para calentarlas, era consciente de que el frío pasaba sin piedad entre sus tejidos y calaba hasta dejar dolor junto con preciosos tonos violáceos. No hizo más que dejarse llevar por las necesidades de calor en silencio, permitiendo que el gélido aire le hiciera sufrir un poco más, como castigo al pasado y reprimenda al futuro.
Las gotas caían con destino por sobre su cuerpo, mojando cada parte del mismo hasta posiblemente dejarle una fría sensación que Alfred le explicaría como consecuencia de sus actos.
"Esperaré que me vuelvas a amar"
Pero ya nada importaba, su salud pasó a otro plano desde hace mucho tiempo. Había alejado la única razón por la que creía en un amor tan incondicional como su identidad, quiso eliminar, sin realmente desearlo, al hombre que le enseñó las segundas oportunidades para el mundo, el lado más brillante de este. Más aún, le enseñó lo tanto que lo amaba, con cada roce que sus manos hacían sobre sus cicatrices, sus dulces palabras en la mañana, sus besos llenos de un cariño tan puro y ferviente.
"Supongo que huyendo de algo, estaba corriendo hacia ti"
¿Había ganado algo huyendo de él? Al contrario, había perdido más de lo que pensó, otro error en su vida que casi lo llevó a la total ruina y nula cordura. Sin embargo, lo que aprendió de sus errores, los enmendaría de una forma u otra, no se rendiría tan fácil, no como lo hizo con ella.
Su cuerpo retomó camino, la circulación regresó a él y el brillo de sus ojos no le permitió dar vuelta atrás.
