Six.

487 55 15
                                    

Abri mis ojos lentamente y sentí mi vista cegarse con el reflejo de la luz, mi cabeza empezó a doler, puse mis manos sobre ella dando pequeños masajes. Tallé mis ojos y pude ver donde estaba, me removí en la gran cama, confundida del lugar.

-Que bueno que al fin despiertas. -Dijo una voz a mi lado depositando un vaso de agua en la mesa de noche junto a la cama. Brinque del susto al percatarme que no estaba sola. - Seguramente te sientes mal por la resaca y el golpe.

Mire a mi lado, fruncí el ceño al ver al profesor Gong mirándome, trate de recordar en qué momento de la noche lo vi.

-Profesor Gong. – Me senté. - ¿Qué hace usted aquí? ¿Dónde estoy? Y ¿Qué hora es?

- Estas en mi casa y son las.. -Miro el reloj en su muñeca. - 10 de la mañana.

Abri mis ojos en sorpresa. - ¿Qué? Usted y yo... – Palmeé con desesperación mi cuerpo, sentí un gran alivio cuando vi que portaba mi misma ropa que ayer.

-No es lo que piensas He Sook, tu dormiste en mi cuarto y yo en el sillón. -Explico. - Me gustaría que la situación sea diferente, pero debo decir que ayer pude matarte. Iba manejando cuando de repente te apareciste en medio de la calle, te desmayaste y te traje a casa.

- No puede ser. – Murmure, recordando lo que habia pasado. – ¡Ay no puede ser! yo no debería estar aqui. -Me levante bruscamente, aunque me maree y caí de nuevo. -Seguramente su esposa pensara mal de mí.

- ¿Mi qué?

-Y más si ve otra mujer durmiendo en su cama. -Continúe.

- He Sook no estoy casado.

-Oh... – Lo mire y esta vez me levante suavemente. – Bueno su novia... puede sentirse mal si yo estoy aqui, con usted.

- Quiero decir que soy soltero. -Expuso.

-Oh, que bien... Digo por usted. -Juguetee con mis dedos. -Mas bien que mal, es que como ayer lo vi con...

- ¿Me viste? -Interrumpió y levanto una ceja.

- No... no -Tartamudee. -No piense que lo estaba siguiendo... fue una casualidad... en la heladería parecia hablar con una mujer y con... su hija.

-Entiendo. -Se recargo en la pared con las manos en sus bolsillos. - Si, es mi hija, pero a la mujer no la conozco.

Asentí, tome dudosa el vaso de agua y lo lleve a mi boca, dejándolo en la mesa de nuevo. Aun me miraba y de momento me sentí rara por el vestido tan corto y de grande escote, me abracé a mí misma para cubrirme.

-¿Tienes frio?. – Cuestiono.

-Yo... Solo un poco. -Mentí.

Se alejo de mi caminando hacia el otro lado de la habitacion, lo observe y mire mejor el lugar. Era grande, con decoración sofisticada, colores oscuros y grandes ventanales con cortinas blancas. Me preguntaba ¿Cómo un maestro vive en un lugar así?

Saco de su gran armario uno de sus abrigos y volvió a mí. – Ponte esto, debes abrigarte. – Asentí, quise tomarlo por mi cuenta, pero el se negó. Me gire, dándole la espalda, adentrando mis brazos en las gigantes mangas, me sonroje ligeramente cuando sentí las yemas de sus dedos rozar con mis hombros al subir el abrigo y terminar de colocármelo.

-Gracias. – Dije y asintió. Sentí su pecho chocar con mi espalda y su aliento en mi cabeza, me gire, retrocedió cortando la cercanía de nuestros cuerpos, suspiro y acomodo su cabello con sus dedos. Abrio la boca intentando decir algo mas más, hasta que tocaron la puerta.

- ¿Papá, ya está despierta? -La voz femenina del otro lado de la puerta abrio, dejando ver a una pequeña niña.

Me miró fijamente y después sonrio acercándose con un plato de galletas en sus manos.

Teach Me To Be With You - Gong YooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora