El Esposo Perfecto

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Craig golpeó su lapicera contra su libreta de forma impaciente, ya habían pasado 20 minutos y aún no lograba sacar palabra de su paciente.

—¿Sabe que esto no servirá de nada si no coopera, verdad? —suspiró, enfocando su mirada en el hombre frente a él— la única manera de salir de este lugar es mejorando, y yo soy el único que puede determinar eso.

Tweek rió de forma sarcástica, y le devolvió la mirada con desprecio.

—Ambos sabemos que nunca saldré de aquí, "doctor".

Tweek Tweak, paciente de 28 años, internado tras un intento de asesinato a su marido hace 7 meses, crisis maníacas con delirios de persecución. Un caso interesante, podría traer más prestigio a la carrera de Craig, si tan sólo el paciente se dignara a cooperar.

—¿Ha sentido que hay una conspiración en su contra? ¿Que no debería estar aquí?

Tweek trato de levantarse de golpe, probablemente para tratar de ahorcarlo o algo así, pero las esposas en su silla lo detuvieron.

El paciente era conocido por ataques violentos, y a pesar de su figura era bastante fuerte, en el instituto mental ya sabían que era mejor prevenir ante su personalidad volátil.

El rubio forcejeó un poco más con las esposas sólo para terminar sentándose, derrotado y con sus impulsos asesinos a tope.

—Perdón —empezó Tweek sin mirarlo— prometo ser mejor, solo por favor, déjame salir de aquí.

Pudo ver indicios de lágrimas en los ojos de su paciente, pero no sé dejaría vencer, tenía que ser firme si quería que el rubio comprendiera su situación.

—Tweek, estas enfermo y actualmente eres un peligro para otros y para ti mismo. Pero puedo ayudarte a mejorar, si me dejas.

Tweek empezó a llorar, pero en total silencio, era orgulloso y no dejaría que la persona que más odia dentro de la institución lo viera débil. Craig puede soportar el odio, eventualmente Tweek se daría cuenta que lo mejor para él es apelar al lado bueno del doctor, no ir en su contra.

—Perdón, Craig, solo quiero irme a casa —siguió el rubio sin parar de llorar, como si la llave tras sus ojos ya estuviera abierta y no pudiera detenerlas— Perdón, por fa-

—Hasta aquí dejaremos la sesión de hoy, espero que para la próxima si logremos progresar.

Sin darle otra mirada a su paciente, Craig se paró a abrir la puerta a los guardias que se llevarían a Tweek de vuelta a su habitación, compartida con un esquizofrenico y un suicida, mala combinación si se lo preguntan.

—Craig, yo...

—Lo veo en una semana, señor Tweak.

— O —

—Deberías dejarlo.

Tweek se volteó a mirar a Pete, este estaba fumando un cigarrillo, sin importarle que las cenizas cayeran en las sábanas, era la habitación del pelinegro así que podía hacer lo que quisiese, pero aún así le molestaba.

—A veces me preguntó si usas sábanas negras para que no se note lo mugrosas que están.

Pete solo se encogió de hombros y le dió otra calada al cigarrillo entre sus dedos.

—¿Que esperabas? ¿Rosa? Perdón por no seguir la norma social. Ahora responde.

Tweek rodó los ojos, supone que aquí terminaría todo por hoy, una segunda ronda no valía tener que soportar esta conversación de nuevo.

Paranoia (Abandona Tu Esperanza) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora