¿Saben ese momento en que te despiertas, miras el reloj, ves que es tarde, te entra el pánico porque tenías que ir a la escuela o a la universidad, y luego recuerdas que es fin de semana?
Eso fue exactamente lo que sucedió aquella mañana, desperté sobresaltada pensando que llegaría tarde a la escuela, ya podía escuchar el sermón de la maestra Joisell, agarré mi teléfono con prisa para darme cuenta que era sábado.
En fin, sustos que dan gusto.
Sonreí somnolienta y me acomodé otra vez para dormir, abracé la almohada restregándome contra ella con la satisfacción de alguien que puede dormir más tiempo, la almohada subía y bajaba al compás de mis respiraciones, a punto de caer dormida, moví mi mano para meterla debajo de la funda de esta, vaya, estaba calentita, y se sentía como cuadritos, que curioso pensé riéndome.
Esperen un segundo....
Las almohadas no respiran.
Y tampoco se sienten como cuadritos.
Bah de seguro el perro se subió a mi cama para dormir conmigo, le resté importancia. ¿Aunque por qué el perro tiene cuadritos?
Tu no tienes perro estúpida.
Claro que si Ernesto.
Espera un segundo... Yo no tengo perro.
Abre los ojos idiota.
Abrí los ojos y me senté en la cama con tanta rapidez que me maree, a mi lado había un chico que aparentaba tener unos diecinueve, ¿Qué hacía ese chico en mi habitación?
Me levanté de la cama sin dejar de observarlo por si se movía, tratando de no hacer ruido, y fallando cuando casi me resbalo al chocar con algo, dirigí mi mirada hacía abajo encontrándome con un brazo, un brazo que le pertenecía a otro chico.
¿Pero qué estaba pasando?
No lo sé estúpida pero será mejor que salgas de aquí.
Había dos desconocidos en mi habitación, uno en mi cama y otro en el suelo, ambos dormidos, yo estaba en pijama, con las neuronas medio dormidas, a punto de caer en un ataque de histeria.
Tratando de calmarme miré el resto de mi habitación.
Tapé mi boca con mis manos para amortiguar el grito que lancé al percatarme de que no eran tan solo dos chicos, eran seis.
Había uno en el suelo, cerca de la puerta, en la silla de mi escritorio había otro, en el puff en una esquina habían dos abrazados, y el último estaba al lado de la estantería.
Me apresuré a salir de allí, corrí como una loca buscando a mis padres, hasta terminar en la cocina, en el refrigerador había una nota.
"Se presentaron unos inconvenientes, tuvimos que irnos más temprano a la empresa cariño, te dejé el desayuno en el microondas, si quedas con hambre hay más waffles en la heladera.
Con amor mamá"
¿¡De verdad mamá?!
¡¿Justo hoy?!
¡¿Que clase de cliché es este?!
¿Qué hago ahora? ¿Qué hago ahora? ¿Llamo a la policía?
¿Y que les vas a decir? Disculpe, hay seis extraños dormidos en mi habitación y no tengo idea de donde salieron.
Pues sí, es exactamente lo que voy a hacer.
Claro, y te van a creer. No seas estúpida, tus padres trabajan en una empresa de seguridad, es prácticamente imposible que alguien entre en medio de la noche sin que suenen diez alarmas diferentes.
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Puedes concederme un deseo?
Fantasy¿Que pasaría si un de repente un día despiertas y descubres que los personajes masculinos favoritos de tus libros (si, aquellos con los que suspiras y ríes como desquiciada) se volvieron reales? Mi nombre es Aine y esto fue exactamente lo que me pas...