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No puedo concentrarme en nada, llevo horas releyendo informes y no puedo sacar una jodida conclusión.

Esa niña esta haciendo que pierda la cabeza, ¿porque mierda me tenían que decir que la iban a casar?

No quiero pensar, tengo cosas más importantes que hacer. Todo es más importante que esa cría. No puedo joder mi negocio por alguien que conocí hace dos meses, sé como funciona esta mierda. Franco es inteligente, va a sacar el mayor provecho de... Ni siquiera conozco su nombre.

Me cabreo por mis pensamientos. No recuerdo ni a mi madre, menos a ella.

¿A mi que me importa?, nada. Que hagan lo que quieran con ella, nunca la voy a ver otra vez.

— Señor, ¿quiere que le ayude con eso?

— Estoy bien — Trey me observa con los ojos abiertos — ¿Que?

— ¿Está usted preocupado? — mi carcajada mentirosa suena por lo alto.

— ¿Alguna vez me preocupo? — niega aturdido — Entonces déjame en paz, necesito pensar.

La luz se esconde llevándose consigo mi calma, cría de mierda. Te odio. Jodiste mi poca paz mental.

Recuerdo a Alicia y no surge ningún tipo de preocupación. No es normal. Pienso en una niña que apenas conozco y no recuerdo a mi difunta esposa desde que "algo más" «alguien más» ocupó mis pensamientos.

Al carajo con los informes, necesito sexo.

«Siete meses sin utilizar el salón de juegos»

— ¿El amo nos da permiso de hablar? — no soy de conservar esclavas pero lo que menos me importa ahora es buscar sumisas. Niego ante su petición, no quiero escuchar a nadie.

— Saben lo que tienen que hacer — las siete caen de rodillas por reflejo, quitando lo poco que llevan puesto — Tú, ven — señalo a la morena que algún día fue mi preferida, creo que tiene treinta años. La verdad me importa un carajo — Empieza.

Gatea hasta el sillón donde me encuentro y baja mis pantalones de chándal. Saca el miembro erecto poniéndome un anillo vibrador, lo enciende y comienza el espectáculo obsceno.

— Tú — señaló a la rubia, no se quién mierda es — acércate — ordeno y ella camina con pasos lentos — colócate el plug doble y móntame — acata mis ordenes caminando de nuevo a mí.

Monta mi cara haciendo que esto se valla a otro nivel, lo que empezó como un juego termino siendo una jodida orgía donde todas complacieron mis ordenes.


Los meses pasaron igual.

Me levanto, atento con la vida de quinientos empleados «la mía como principal», realizo orgías más grandes de las que puedo contar y duermo.

Día a día lo mismo. Folló y duermo.

¿Que más se necesita?


— ¿Ahora que mierda quieres? — me jode que no llegue al puto grano.

— ¿Tu hermano tiene hijos? — ese cabrón tiene problemas mentales, eso es lo que tiene.

— Sí, el punto joder — tengo una pila enorme de asuntos pendientes, el anciano hace que no los cumpla a tiempo.

— ¿Cuántos años tienen? — lo voy a asesinar por puro placer.

— Tienes tres segundos para decirme que carajos quieres. Ya pasaron dos...

— Se supone que ya tenía un marido para Zinerva pero la tonta espanto a todos los posibles compradores.

— ¿Puedo saber quién carajos es Zinerva? — la cabeza me va a explotar de dolor y este siempre acude a mi en los momentos menos indicados.

— Mi nieta, es un monstruo... — el dolor dio paso a la preocupación, que mierda yo no me preocupo.

«Deja que la vendan Anker»

— Cállate — suelto de golpe — Ellos no tienen edad para... Zinerva — las posibilidades son nulas, el menor tiene trece... — ¿Cuántos años tiene?

— Diez — exacto, no son de la edad. Es muy mayor para la niñata — ¿Alguno en mente?

— Sí, tu puta madre. Déjame en paz Franco — cuelgo el teléfono respirando hondo.

Mi cuerpo se calienta, siento la sangre deslizarse por mis venas. No me gusta nada esta situación, quiero que dejen de joderme. Suficiente tengo ya con los negocios sucios como para que una cría de diez años me preocupe.

Viene una temporada pesada por los "negocios" y quiero que todo salga bien, no me enemiste con la policía para ser un fracasado.

Pienso mucho en la situación, no puedo hacer nada para olvidar... Una cosa sí, la última vez casi me cargo a medio País.

Es frustrante no tener control sombre mi maldito cuerpo, no lo puedo permitir. Sin mi los míos no viven más de tres semanas antes de que los conviertan en polvo.

«Impotencia»

No llegué a donde estoy para convertirme en un miserable pudriéndose entre rejas. Sobre mi frió cuerpo me meten entre barrotes.

Entonces tomo la mejor decisión... o la peor. Eso se descubre conforme el tiempo.

Mentalizó a mi cuerpo. Preparo mi mente. Juego con mi escasa moral, repitiéndome que está bien.


Y hago lo único que sé... Matar.

Asesino a gente que su único pecado fue toparse conmigo...

Quito vidas sin piedad porqué mis emociones me sobrepasan...

Arrebato sueños para recordar que soy un cabrón, esa es mi naturaleza...

Disparo para olvidar...

Mato para sobrevivir porqué si un jefe demuestra descontrol sobre el mismo, lo hunden. Lo queman vivo sin importar el rango que ocupé, ni siquiera el mayor.

Es lo que somos, no estamos en la cárcel pero vivimos entre rejas.

INEFABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora