Hermano Encontrado

Capítulo 30: Shen Yuan volverá....

El qi demoníaco se deshace en hilos hasta que se desvanece.

Liu Qingge y Luo Binghe comparten el mismo horror que los congela, la misma incredulidad en sus ojos muy abiertos. Y Shen Jiu corre.

No.

Nononononoononononononononono

¡NO!

Shen Jiu se aferra al cuerpo de su hermano, alejándolo de los brazos de Luo Binghe, demasiado aturdido para reaccionar. Pero llegó tarde. Aunque Shen Jiu abraza a Shen Yuan con fuerza para que nunca desaparezca, solo captura el silencio.

El silencio de un corazón que no late, el silencio de la respiración interrumpida. El silencio de una voz que ya no suena.

NONONONONONOONONONONONONONOONONONONOONONONONO

Por favor no me dejes.

No otra vez.

Shen Jiu cae de rodillas. Toda su fuerza, toda su voluntad, ha sido borrada por un cansancio que proviene de sus recuerdos más profundos. Ni siquiera escucha los gritos de Liu Qingge o los insultos que le dedica a Luo Binghe. Shen Jiu solo contempla a Shen Yuan. Su cuerpo todavía está caliente y parece estar durmiendo, pero es mentira. Se ha ido. Y es irónico porque al principio Shen Jiu lo odiaba, Shen Jiu odiaba que hubiera tratado de robarle la vida, pero al final ...

Vuelve. Por favor. Había olvidado lo que era confiar en alguien. Me has hecho sentir menos miserable. Contento. Tienes que volver porque eres mi hermano ...

Shen Jiu cierra los ojos para ocultar todas las lágrimas.

No pasó nada. Está bien. Porque volverás.

Después de todo, ese nunca fue el verdadero cuerpo de Shen Yuan. Shen Yuan tiene otro cuerpo enterrado bajo tierra. Él no está muerto. Él regresará.

Y Shen Jiu está acostumbrado a esperar.

Shen Jiu se pone de pie con Shen Yuan en sus brazos. Aunque su cuerpo es ligero, como si tuviera huesos de pájaro, Shen Jiu camina lentamente. Todos sus miedos pesan demasiado y lo aplastan. Shen Jiu levanta la cabeza y descubre a Liu Qingge señalando a Cheng Luan en el cuello de Luo Binghe, indeciso si matarlo o no, mientras los discípulos se mantienen alejados. El escándalo debe haberlos atraído, pero ninguno se atreve a acercarse.

—Detente— ordena Shen Jiu con una voz demasiado ronca, demasiado rota. —Estás avergonzando a A-Yuan—

Liu Qingge baja su espada y lo mira y finalmente la realidad lo golpea mientras las lágrimas cubren los ojos del Dios de la Guerra.

—Lo siento ... les he fallado a los dos— balbucea.

—Está bien, shidi. Está bien—

Pero sus palabras, en lugar de tranquilizarlo, preocupan aún más a Liu Qingge.

Shen Jiu ha llegado con los dos y se interpone entre ellos.

—Es temporal— trata de explicar antes de que alguno de los dos haga algo estúpido. —Shen Yuan volverá. Y ahora deberíamos arreglar este lío. Tú— Shen Jiu mira a Luo Binghe. —Quita tus demonios. Y espero que asumas las consecuencias de todo lo que has destruido. Y tú—. Se vuelve hacia Liu Qingge. —Llama a Shang-shidi. Mi pico necesita algunas reparaciones—

Pero Liu Qingge permanece paralizado y horrorizado. Aunque abre la boca, no puede hablar. Solo Luo Binghe parece reaccionar a sus palabras. El Señor Demonio usa su espada para atravesar un portal en el aire.

Shen Jiu cierra los ojos. Todavía siente un nudo de emociones dentro de su pecho, estirándose y estirándose y estirándose y a punto de romperlo. Pero está acostumbrado al dolor y lo soportará. Primero, tiene que tranquilizar a Luo Binghe antes de que su qi cambie de nuevo y la negación de Liu Qingge. Y explique a los otros Señores de los Picos que Shen Yuan tiene un cuerpo de repuesto.