𝟎𝟎𝟏

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Harry odia tener que usar esa ropa grande y delgada para dormir, más aún, cuando pasó frío porque su novio no lo había abrazado en toda la noche.

Ha amanecido ese día sin alguien que le haga cariñitos para que despertara, en cambio, está solo envuelto entre las sábanas.

Se ve obligado a tomar la pijama que no pudo usar la noche anterior y baja las escaleras de la casa de Louis, descalzo, y con la ropa floja moviéndose alrededor de su cuerpo, asoma su mata de rizos por el umbral de la sala y ve a su novio sentado en el sofá con la sudadera verde que le gusta y su computadora encima de las piernas, tecleando algo rápido con sus dígitos, cosas que no entendía.

Hace un puchero y se acerca a él con una tela rosada de peluche caliente entre sus manos y un trozo de ella aparte.

— Lou. — Murmura cuando ya había llegado hasta él y este no había ni siquiera volteado a mirarlo.

Louis alzó la vista y vio a su novio usando su ropa de dormir y el mameluco que tanto le gustaba en las manos, alzó una ceja intentando pedirle una explicación.

— Hola cariño. Es sábado — Miró el reloj de la computadora que indicaban las nueve de la mañana — ¿Qué haces despierto a esta hora?

Harry paseaba la tela entre sus dedos.

— Se rompió. — respondió, con las mejillas infladas y sonrosadas.

El ojiazul entendió y dejó la computadora en la mesilla de centro y palmeo su regazo, Harry se sentó mientras se escondía entre su cuello. Louis tomó la oreja del mameluco que se le había desprendido del gorro y le acarició el rostro a su novio con ella.

— Bebé, era obvio, esa pijama es viejísima.

Harry hizo una mueca y se enderezó para mirarlo.

— Pero es mi favorita. Lou, ¿Puedes arreglarla? — Louis sonreía y acercaba su nariz a sus rizos que olían a shampoo de chocolate. — ¿Por favor?

— Hazz, este pijama ya expiró, te comprare otra, dime ¿De que la quieres?

Harry empezaba a sentirse enojado, ¿Es que su novio no podía entender que él no quería otra pijama?

— No quiero otra, esta me gusta.

Louis suspiro.

— Es solo una pijama, conejito.

Los orbes verdes de Harry empezaban a tornarse rojos y brillosos por las lágrimas acumulándose.

— ¡Pero tú me la diste cuando aún no éramos novios! La quiero conmigo siempre — Balbuceó.

Louis lo acuno entre sus brazos y le limpio las lágrimas con su propia playera, odiaba ver a Harry llorar, pero por otra parte le gustaba porque así tenía un pretexto de arrullarlo y mimarlo en las regordetas mejillas que no podía dejar de besar nunca.

— Ya, amor. Te la voy a arreglar.

Harry sonrió escondido en el cuello de Louis y se dejó cuando le acarició el cabello y la espalda hasta quedarse dormido.

Louis estaba consciente de lo mucho que atesoraba Harry las pequeñas cosas que el le había regalado hace años y no podía decirle que no a nada, lo amaba demasiado.

pink paws • larry shortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora