León
Oliver va dando el cante allí donde va, nunca mejor dicho. Eso, y conducir su biplaza deportivo Lotus Elise color carbón y pigmentos grises, deben ser sus dos únicos mandamientos.
—Ve por el camino de tierra, antes de llegar al pantano.
Aumentó la velocidad en la recta, después bajó la intensidad en el cierre de la curva, y tomó un desvió.
Nos dirigíamos a un punto de encuentro alejado de todo Cristo, teníamos nuestras razones.
—Han ofrecido una cantidad indecente de dinero por su cabeza.
—Ya sabes lo que eso significa, alguien teme que el niñato se vaya de la lengua.
—Conocer secretos atrae problemas de los gordos, Vyncito.
Ahora el grandullón y Franklin tenían un nuevo encargo que cumplir, mantener alejado a Héctor de sus antiguas costumbres.
—Se podría dar cocotazos contra la pared todo el santo día y no cansarse.
—Lo que Vynce quiere decir es que el chico necesita disciplina.
—Añadidle un horario estricto a su nueva vida, una larga lista de tareas diarias, y se le irá la tontería.
Si hubiese sabido que eso me robaría tanto tiempo, no hubiera desperdiciado parte enrollándome con la sexy conejita pelirroja de labios rojos que encontré despistada en el baño de una de esas salas privadas del último pub donde se reunió la familia.
—Ha sido un día muy largo, blanquito, y la compañía de alguna fémina siempre te sienta bien. Además, aquí hay espejos.
Lo más sensato hubiese sido amarrarme bien los pantalones antes de bajármelos, pero hasta Vynce sabía que no lo haría. Aquello no era ninguna novedad, la vida de soltero ofrece grandes oportunidades y yo las aprovechaba todas.
—Cuidado con eso, León, un hombre con hambre se puede llevar a la boca cualquier mierda...
—¿Y eso qué cojones significa, Oliver?
—No sé, porque las cadenas de comida basura siempre están repletas de gente.
Lancé una rápida miradita hacia el interior del biplaza color carbón. Una mano al volante, la otra al cambio de marchas, los pies en danza, y sus ojos aguacate sobre la carretera. Solo alguien con su habilidad puede bailar y cantar sin levantarse del asiento, por eso conduce igual que liga. Sin esfuerzos.
Llegamos a unas tierras áridas cuando me llevé la mano a la barba, tenía sueño de cojones. Tres noches en vela acarrean esa clase de consecuencias. Poco después las ruedas rodaron sobre las últimas piedrecillas.
—¿Te quedas?
Asintió y subió el volumen de los cascos color rosa y unicornios. No se cansa de decir que fue un regalo de la fundación. El asunto es que podría usar unos de última generación, pero él prefiere usar unos de niña pequeña.
Vynce y Franklin esperaban a escasos metros, por sus posturas acababan de llegar. Solo cuando nos vieron, dejaron salir al crío del coche. Quien no tardó en encontrar a Oliver con el puño en su pecho como si aquella canción cursi fuera un jodido himno de guerra. Lo normal.
Héctor caminó hacia mí, retiró la capucha de su cabeza y me dedico una mirada.
—Me estoy portando bien.
Antes incluso de que pudiera responderle el motor de un tercer, cuarto y quinto vehículo, aparcaron delante de nosotros. Nadie les había invitado, por lo que Franklin llevó su mano al arma que guarda a su espalda.

ESTÁS LEYENDO
Todo por amor🌹 (+18)©
RomanceHugo Berone es un hombre con un único propósito: cuidar de la familia. ¿Qué ocurriría si la hija de un policía corrupto irrumpiera en su vida? #ᴍᴀғɪᴀʀᴏᴍᴀɴᴄᴇ #ᴅᴀʀᴋʀᴏᴍᴀɴᴄᴇ # ❤️🔥 • Puedes encontrarme en las redes como @KiraBodeguero • 🏆Ganadora en...