—¡Seishu! ¡Hajime-kun! ¡Por aquí!
Akane levantó su brazo izquierdo y lo movió de un lado al otro para llamar la atención de ambos. La gente se amontonaba con el fin de ver las decoraciones navideñas del parque, especialmente las luces multicolor provenientes del enorme pino que fungía como atracción principal, donde la aglomeración estaba concentrada.
—¡Ya vamos, Akane-san!
Hajime había pasado la tarde entera en casa de los Inui, pues su amigo simplemente no podía entender los problemas matemáticos del libro de ejercicios. Era común que Inupi le pidiera ayuda con esa materia, sobre todo cuando se trataban de fracciones y porcentajes, justo donde él había demostrado tener ventaja, pero sobre todo paciencia al momento de explicar cómo realizar las conversiones y equivalencias. De hecho, ese día estaba particularmente orgulloso: Akane había alabado su maestría con los números. Hajime era feliz cuando ella manifestaba cualquier tipo de interés en él, lo hacía sentir digno, importante y mantenía encendida la vela de la esperanza para que, en un futuro, pudiera existir la oportunidad de buscar ser algo más que amigos.
Una vez acabaron la tarea, Akane llegó de imprevisto al cuarto de Inupi. Con el entusiasmo que la caracterizaba, sugirió que fueran juntos a ver las luces navideñas del parque del vecindario, actividad que habían realizado el año pasado por las mismas fechas. La idea del paseo era más que perfecta. Anteriormente, la exhibición se había prestado para que tuviera la oportunidad de tomar la mano de Akane con la excusa de no perderse entre la multitud. Hajime recordaba a la perfección el fastidio plasmado en la cara de Inupi cuando, después de una pequeña rencilla con su hermana mayor, accedió a estrechar su mano a regañadientes y se abstuvo de dirigirle la palabra durante el resto del paseo. En cambio, cuando él tuvo la oportunidad de sujetar la mano de Akane, estuvo casi a punto de explotar de la emoción. Hajime deseaba en secreto que ese año se repitiera, aunque cabía la gran posibilidad de que fuera un evento único en la vida, pues Inupi y él ya habían crecido lo suficiente como para destacar entre las personas. Sin embargo, no iba a perder la esperanza tan pronto.
—¡Rápido, chicos! —exclamó Akane—. ¡Le prometí a mamá que regresaríamos para la hora de la cena y se está haciendo tarde!
—¡Espera! —gritó Inupi, para acto seguido empujar a Hajime por la espalda—. Muévete, Koko.
Hajime empezó a caminar más rápido. Los trompicones y las quejas no se hicieron esperar. Estaban a unos cuantos metros de Akane, ¿para qué lo presionaba? Dudaba que les dijeran algo si llegaban unos cuantos minutos después de la hora indicada; la señora Inui era una persona de buen corazón y tenía un carácter demasiado tranquilo como para regañar a sus hijos fuera de unas pocas palabras en voz alta empapadas de preocupación.
—Eres muy brusco, Inupi. —Rezongó Hajime en voz baja.
—Y tú muy lento —respondió su amigo del mismo modo—. ¡Andando!
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It Was Only a Kiss [Tokyo Revengers; Kokonui]
Fiksi Penggemar۞ Sinopsis ۞ Hajime y Seishu, mejor conocidos como Koko e Inupi, son amigos de la infancia y han compartido desde la más grata sorpresa hasta el dolor más punzante. Entre otras palabras, son una dupla inseparable. Pero, ¿qué pasaría si uno de ellos...