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Sunghoon siempre se preguntó qué se sentiría el dolor físico.

Sus padres ni ningún niño o niña en específico habían sido capaces de golpearlo hasta el momento, y digamos que para sus tempranos 10 años, la atrayente idea de una cicatriz le era muy tentadora.

Siempre que tenía la oportunidad de hablar con alguien nuevo les hacía preguntas aleatorias y aprovechaba su distracción para inspeccionar su cuerpo rápidamente, y moviendo únicamente sus ojos se encargaba de detectarle alguna marca que muy seguramente encontraba, pero luego venían esos odiosos y repetitivos: "¿es que acaso me estás prestando atención? "

No solo era tedioso escucharlos hablar, sino que tener que responderles que, aunque no lo pareciera, su atención no se había desviado desde el principio solo porque ellos notaban que no los miraba directamente a los ojos.

Es claro que no le interesaban en absoluto sus respuestas, sino que su cuerpo y en especial esas huellas en su dermis que tenían una historia que contar.

El problema empezó cuando casualmente sus preguntas y algunas anécdotas ajenas pasaron a atraerlo para lastimarse.

Recuerda bien la primera cortada.

Estaba solo y su mamá estaba hablando por teléfono como siempre con una amiga en la otra línea. Escuchaba sus tacos pasearse por toda la casa y también como de vez en cuando ella se detenía por alguna molestia.

Su tarea no estaba hecha y veía desde la cama el lápiz reposar sobre la hoja de papel mientras las cortinas bailaban al compás de la brisa fuera de su ventana. Entonces, vio relucir la punta de una de las cuchillas que utilizaba como material escolar. La tomó sin cuidado y buscó un lugar que no fuera tan grave y también justificable para hacerlo pasar por un accidente.

El filo recorrió desde la falange distal hasta la medial y finalmente se detuvo ahí, llevándose con el metal un poco de sangre en el dedo y finalmente goteando hacia la alfombra pulcra y beige de la recámara. Dolió un poco y si lo tanteaba volvía a doler, pero no parecía ser la gran cosa como se lo esperaba.

Fue así como se decidió abandonar su estancia para ir a lavar la herida después, solo que fue demasiado tarde cuando se dio cuenta que su madre había abierto la puerta de casualidad.

Ella se escandalizó y el menor quiso decirle que realmente estaba bien, pero se percató tarde de su actuación pues su figura paterna estaba atrás y lo tomó en brazos mientras ella gritaba que cuidará de su "bebé", o sea, que papá cuidará de él -algo que efectivamente el hombre hizo-.

Después de regresar del hospital con puntos en el dedo, Joohyuk decidió que sería mejor dejarlo quedarse para que no se hiriera más accidentalmente, y a la vista de que no le dio elección, no tuvo más alternativa que obedecerle. Después de todo, le daba lo mismo la escuela.

Tal vez en unos dos o tres días estaría más dispuesto a usar su mano sin que doliera tanto aquel corte. No se sintió orgulloso de haberlo hecho, pero al menos ya sabía lo que se sentía. Una cosa menos que cumplir en su lista imaginaria.

 Una cosa menos que cumplir en su lista imaginaria

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𝐃𝐄𝐀𝐃 𝐓𝐎 𝐌𝐄 | sunsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora