Creo que Teresa me dejó dormir por ser domingo y por el largo viaje que me había pegado el día anterior. Los rayos del sol se colaban por la ventana intentadome sacar las sábanas colo lavanda claro. Lo primero que hice fue salir al balcón y ver como estaba el día, respirar hondo y hacerme la cama.
- Buenos días, qué tal la noche?- preguntó mi tía cuando entré a la cocina.
- Genial, parecía que no había dormido en días-
- Pues yo estube una hora dando vueltas por la cama, no entiendo porqué no pe podía dormir... quieres bacon?
- No, gracias, soy vegetariana- y en vez de bacon cogí tostadas
Teresa asintió, respetando esa loca idea mia.
- Te gustaría hacer algo en especial hoy? Había pensado en ir de picnic con mi grupo de amigas.
Dudé, y creo que por la cara que puse se hechó atrás.
- Lo siento, si no te importa, prefiero avanzar trabajo-
-Claro...lo entiendo. Mejor te dejo que descubras por ti sola el pueblo- dijo ella recogiendo platos.
-Gracias- me levanté y me fui a mi habitación.
Conecté el ordenador y pasé tres horas trabajando sin parar: leí, escribí, traduje, avanzé materia y envié mails.
A las dos, bajé para ir a pasear por el desconocido pueblo al que dos días antes había llegado. Las pendientes no eran muy empinadas, el suelo hecho con piedra gris y blanca, de algunas casas salían diversos aromas, y gritos de madres llamando a sus hijos desperdigados por el pueblo i gente paseando, riendo y hablando, comprando la mejor verdura fresca. Entré en una tienda decorada al estilo vintage donde vendían de todo: desde cuadernos de papel reciclado hasta una tableta de chocolate blanca con trocitos de algo raro. La clienta me sonrió:
-Hola!! Tu eres la sobrina de Teresa, verdad?
- Sí, soy Alicia-
-Bienvenida al puebloAlicia, soy Dafne. Puedo ayudarte en algo?-preguntó
- Bueno, estaba curioseando, para serte sincera. Me ha llamado la atención tu tienda, ya no hay muchas así
-Por desgracia, no. Esta es una de las pocas tiendas que conserva su estilo. Hoy en día todo es igual- explica contemplando un jarrón de amapolas que tiene al lado.- Y qué te trae por aquí? Estudias o algo?
- Es una pregunta un poco difícil... quiero concentrarme en los estudios, estoy en primero de filologia inglesa y rusa.
- Caramba! Qué bonito, yo también soy de letras. Mi hijo Lucas es de ciencias, como su padre...
Fuerzo una sonrisa
- Bueno, tengo que irme, es tarde. Encantada de conocerte.-y salgo sin esperar respuesta y dejando a Dafne sin palabras.
Sé lo que me pasa, me pasa siempre que llego a un lugar nuevo, cuando tengo que empezar de cero y me cuesta muchisimo. No me gusta que me ayuden, quiero valerme por mí misma y tener éxito en la vida. Subo la loma que lleva a la iglesia. Hay prados sembrados, unos con trigo, otros con alfalfa, otros són simplemente tierra y flores silvestres... Y allí está, una iglesia románica hecha con considerables bloques de roca oscura. La puerta de madera está cerrada, pero al lado hay un roble grande y me cobijo en su sombra, apoyada en su rugoso tronco. Hay unas vistas increíbles del pueblecito encantador. Chimeneas, techos de pizarra y las nubes que corren por el cielo.
De repente, oigo alguien silbando me giro y veo a un chico caminado hacia el pueblo. Es alto, rubio, con ojos muy claros parece feliz, es de esas personas que te dan ganas de preguntales como lo hacen. Le sigo sigilosamente, quizá es el hijo de Dafne, porque parece de mi edad. Cuando llegamos a la plaza, veo que entra en la tienda y le da un ramito de flores a su madre y la abraza. Yo me voy directamente a casa.
-¿Teresa?- la llamo al entrar. La casa está recogida y aireada, las cortinas bailan con el viento llevándose al polvo y los malos sueños de anoche.
-Hola! Estoy en la cocina!- grita, así que voy hacia allá. Está preparando pasta a la carbonara pero sin jamón, sonrio agradecida por haverse acordado- qué tal te ha ido?
-He conocido a Dafne, es una mujer encantadora y he subido a la iglesia pero estaba cerrada. Y tú que tal?
- Bueno, he aprovechado para ir a Vitoria a arreglar un par de asuntillos. Mira, Dfane es ese tipo de amiga que siempre te gustaría tener.Todos la quieren. -dice mirándome
-Se lo merece, tía. La pasta tiene muy buena pinta- sonrio- voy a poner la mesa.
Comemos tranquilas, sin prisa, hablando de diversos temas.
-Esta noche ibas a quedar con tus amigas o algo? No quiería parecer antipática esta mañana...
-Eres mayor Alicia, no tienes que dar explicaciones pero ya que lo preguntas, sí. Cada dos días nos reunimos en una sala del ayuntamiento los que quieren para oír charlas sobre historia y filosofia. Las imparte un profesor universitario que vive aquí per creo que ya está retirado.
-Muy bien, pues vendré contigo.
La hora punta. El sol pica con fuerza, pero a mi me parece que me abrace o me envuelva con su manta caliente. Me siento en la butaca de mi terraza difrutando del sol, saco un cigarrillo. El humo sube y baja por mi pecho, me gusta su sabor intenso, pero la verdad es que dependo un poco de ello. En mi iPod suena " Habits" de Tove Lo, es tan tranquila que me quedo adormilada.
Hacia las cinco, me cambio de ropa y me reuno con Teresa. Subimos la calle en dirección al ayuntamiento a paso rápido porque llegábamos un pelín tarde.
-Teresa, me alegro que hayas venido!-el chico de antes está en la puerta detrás de una mesa llena de papeles.- Soy Lucas, encantado.
-Alicia, un placer- sonrio tímidamente dándole la mano y entro. Oigo como él se rie y habla con mi tía.