La reencarnación era un tema en el cual muchos creían y otros no. Habían almas que sin importar que pasaban todas las vidas que se les fueron otorgadas al lado de otro amándose por la eternidad, unas de aquellas almas tenían como nombre Naruto Namik...
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《🐺》El Namikaze había estado de mal humor toda la semana pues su cachorro no se separaba de su pareja repitiendo una y otra vez que era de el... ¡Boruto era suyo no de su cachorro!
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La familia Namikaze se encontraba en su cabaña, el rubio mayor miraba a su hijo con recelo puesto que la nombrada no había querido separarse de su madre desde hace ya varios días, pero su pareja no parecía darse cuenta de aquello.
-Cachorro deja a tu madre, papa también quiere cariño Dattebayo –Se quejó en un puchero el alfa.
-¡No! –Se quejó el pequeño restregándose en el cuerpo de su madre quien acariciaba sus cabellos con cariño –¡Mama es mío!
Aquello helo a los progenitores
-¡¿Tuyo!? ¡Claro que no Mama es mío! –Le gruño.
-¡Naruto! No le gruñas Dattebasa –Protegió a su cachorro quien se había acojonado al escuchar el gruñido de su padre. Cuando el Hyuga mimo al menor este miro a su padre con una sonrisa ganadora.
-¡P-Pero! ¡Cariño ese diablillo se burla de mi míralo! –Señalo al pequeño quien le sonreía con altanería –¡Míralo!
-¡Mama es mío! –Volvió a gritar aferrándose a su madre.
