Cap. 2

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Un molesto sonido atravesó de lado a lado las orejas de una coneja que descansaba cómodamente sobre su cama en un departamento en Grand Pangolin Arms, provocando que usara una almohada para cubrir su cabeza en un fallido intento de hacer caso omiso de la alarma que indicaba la hora de ir a trabajar.

Trabajar...

Mierda.

La oficial Hopps se levantó de estrepito con un rostro de preocupación y, mirando a su alrededor, se dio cuenta que el sol ya alumbraba total y ostentosamente su habitación. Si los rayos solares ya mostraban tal tonalidad amarilla eso quiere decir que, por lo menos, iba tres horas tarde al trabajo.

Bajó de la cama apresuradamente, desesperada por encontrar su uniforme, pero... A todo esto, no recordaba haber subido las escaleras o siquiera haber dejado la comisaria la noche anterior, ¿cómo es que...?

Sus dudas fueron resueltas al mirar detrás suyo y encontrarse con su uniforme limpio y acomodado sobre una silla de madera, en la cual descansaba un papel doblado color amarillo. Con un gesto de extrañeza se aproximó a la nota y la desglosó para encontrarse con la letra de Nick dedicándole un mensaje de buenos días, y dándole un respiro al acelerado corazón de Hopps diciéndole que no preocupe.

—Zorro tonto... —susurró con una ligera sonrisa dando una respuesta que nunca escucharía.

Aprovechándose un poco de la bondad de su compañero, la coneja decidió darse una ducha rápida y mientras el agua recorría su espalda y sus brazos masajeaban su pelaje con el jabón de esencia de coco que su mamá le regaló, su cabeza se lavaba a sí misma del cansancio que había sentido los últimos días. Ya no se sentía agotada ni vapuleada por el insomnio, ahora su cuerpo era ligero y estaba lleno de energía.

Terminando de ponerse su uniforme, salió animadamente tomando su celular. Aún si Bogo la mandaba a parquímetros por semejante hora de presentarse, no le importaba, con esa energía que ahora cargaba podría ir a entregar multas hasta el Distrito Forestal.

Por otro lado, muy al centro de la ciudad, un represivo búfalo conocido como jefe Bogo y bautizado por Nick como "jefe búfalo malacara", asignaba misiones mirando fijamente a Nicholas Wilde quien esperaba fuera de la sala con la misma cara de molestia que su superior.

Una vez repartidas las misiones y con todos los oficiales saliendo de la comisaria hacia sus respectivas tareas, Bogo finalmente llamo al oficial Wilde a pasar a la sala.

—¿Y bien? —bramo el jefe con la gruesa voz que lo caracteriza —¿Dónde está Hopps?

Nick hizo un gesto de exasperación, ya le había explicado más temprano ese día que la coneja requería descansar al menos unas horas más, los turnos dobles por las consecuencias del caso aulladores le estaban pasando factura.

—Señor, ya le dije que necesita descanso —respondió lo más calmo que pudo.

—Entonces, ¿por qué no todos los oficiales tomamos vacaciones y dejamos la ciudad a manos de los criminales? —contraatacó medio sarcástico usando una sonrisa muy, muy fingida.

—Ella es de sus mejores oficiales y la está sobreexplotando.

—Nicholas... —la voz de Bogo amenazaba con subir de tono, pero la de Nick sonó antes.

—¿Qué? ¿Un par de oficiales extra no la pueden suplir durante los turnos nocturnos? —su tono era desafiante —¿Por qué no usted mismo sube a una patrulla y...?

—¡WILDE! —su superior irguió la espalda usando un tono militar.

Un ligero carraspeo interrumpió la "conversación" entre oficial y jefe, era Judy Hopps, la primera oficial coneja de Zootopia. Su pequeño cuerpo estaba parado justo en el umbral de la puerta, posando con una mano en su cintura.

-PROUD-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora