𝗢𝗡𝗘𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦 ━ Mᴀʟᴇs X SMR [PAUSADA]

𝐒𝐞𝐛𝐚𝐬𝐭𝐢𝐚́𝐧 𝐌𝐢𝐜𝐡𝐚𝐞𝐥𝐢𝐬

| Black Butle |

Sebastián Michaelis X SMR

•Smut/Lemon•

Fue un día como cualquier otro en la mansión Phantomhive; Baldroy estaba 'cocinando' algo, o más bien tratando de no hacer explotar la cocina, Finnian estaba afuera en el jardín disfrutando del sol y May-Rin estaba haciendo sus quehaceres en la casa. Ciel estaba actualmente firmando algunos documentos aburridos y le dijo a Sebastián que no lo molestara ni a él ni al día. Todo estaba aparentemente tranquilo, eso es si contabas a Sebastián, ya que en ese momento era un manojo de nervios andantes. Siguió chocando con las cosas todo el día y constantemente tenía el ceño fruncido de preocupación, esto era muy inusual para el demonio tranquilo y sereno. Demonios. Sí, ese era su problema, demonios. O más bien un solo demonio muy importante y poderoso,
(T/N)(L/N). Cada año, desde la fundación del infierno, todos los demonios se reúnen para discutir los eventos actuales del mundo humano y cuántas almas han reunido. Este es el evento más importante para todos los demonios y los que no se presentan son castigados con la muerte y, ya ves, este año en particular Sebastián no ha asistido. Fue muy tonto de su parte, pero su maestro se metió en problemas y tuvo que mantenerse fiel a su contrato, por lo que no asistió a la reunión.

"Bueno, bueno, bueno", dijo una voz familiar detrás de Sebastian despertando una extraña sensación dentro de él que, por ahora, solo podía identificar como miedo. "Sebastián Michaelis, vivo y sano". El ravenette se dio la vuelta para ver a (T/N) sentado en el sofá con su traje completamente negro sentado a la moda, una pierna sobre la otra. Cualquiera tendría que admitir, no importa cuánto lo odien, que era guapo. "¿Aún no puedes asistir a mi reunión?"

"Lo siento-"

"Debería matarte, sabes," el rey del infierno se puso de pie y caminó hacia Sebastian, haciendo visible la diferencia de altura entre los dos. "es mi responsabilidad". Sebastian se estremeció de miedo, actuando muy fuera de lugar, pero quién podía culparlo, estaba al borde de la muerte.