Desde aquella fiesta habían pasado ya varias semanas, Pacífica se dirigía como siempre al estanque donde se encontraba su sirena favorita, pero como hace semanas, no había nadie en el estanque.
Suspiró decepciónada.
Solo podía ver a una sirena de cola azul posada sobre una piedra, moviendo su cola despreocupadamente mientras tomaba Sol. ¿Donde estaba Mabel? No tenía ni idea, solo sabía que aquel día se había ido muy agitada con esos tritones. Decir que estaba preocupada era poco.
La primera semana desde la desaparición de la sirenita trato de hablar con distintas sirenas, pero apenas abría la boca para hablar, la sirena se sumergía en el agua para irse dejándola con las palabras en la boca.
Frustrada se la pasaba el día, la tarde y parte de la noche frente aquel estanque, esperando que apareciera la sirena o alguna señal de está, pero ya han pasado 5 semanas desde la última vez que la vio, la esperanza se iba cada día que pasaba y sólo podía quedarse al lado del estanque, con la vaga esperanza de que ella aparecería.
Un día en concreto, cuando ya se iba a completar la sexta semana, cuando el Sol se ponía y una fría brisa la recorría se deslizó con su elegancia de siempre hacia el restaurante de Linda Susan, una mujer cíclope que se ganaba la vida con un restaurante bastante hogareño, y le compro una torta de vainilla con glaseado y fresas, dispuesta a comerla al lado de aquel estanque para esperar un día más a la sirena.
La pidió para llevar y en una bolsa de color rosa se la entregaron, para devolverse a esperar que su sirenita apareciera.
Al llegar al estanque, se sentó de modo que la punta de su larga cola amarilla quedó dentro del agua y saco con cuidado el empaque donde se encontraba su torta, poniéndosela en el regazo.
Al momento de abrir el empaque, una sensación le recorrió toda su columna vertebral, levantando la mirada con el ceño fruncido para empezar a mirar a todos lados. Sentía que la estaban viendo, y no le gustaba para nada, pero tan rápido como llegó la sensación, se fue, y soltando un suspiro siguió en lo suyo.
Hasta que sintió una mano tocar tu cola.
Eso le saco un nuevo escalofrío, sacándola del agua inmediatamente y levantando su torta por si acaso, no la tiraría al suelo por un descuido, a la superficie del agua empezaron a llegar pequeñas burbujas y poco después, una larga cabellera castaña le siguieron.
Sus ojos se iluminaron, sintió su corazón golpeándole en sus costillas y un nudo en su garganta, pues frente a ella, no se encontraba otra que Mabel Reefes.
-¡Holis bolis lolis bokiiis!-saludo contenta y sonriente, con sus ojos echando brillos pero se le podía notar algo nerviosa- ¿Qué tal está mi medusa favorita?, ¿Esta enojada con esta super sirena?-pregunto torpemente y empezando a jugar con sus manos- ¡Lo siento mucho Paz!, En serio, no fue mi intención dejarte sola ese día pe-...
La sirena se vio interrumpida por los tibios brazos de la rubia, sus ojos se abrieron al máximo por la sorpresa y sus mejillas se encendieron, balbuceando pequeñas cosas sin coherencia alguna.
La rubia se había tirado a sus brazos sin pensarlo, sin importarle que su elegante ropa quedará mojada, sin importarle el frío que después sentiría. Ahora solo le importaba sentir el cálido aliento de la sirena en su cuello y su cálido cuerpo entre sus brazos.
-¡Cállate estúpida y abrázame!-dijo sintiendo sus mejillas rojas, mientras la apretaba un poco entre sus brazos.
Escucho la risa de Mabel y después sus delgados brazos enredarse en su cintura.
-Te extrañe mucho Paz...-soltó una risilla y apretó también el agarre.
Así se quedaron un largo rato, fundidas en el abrazo que ambas necesitaban y esperaban, sintiendo sus corazones golpeando rápidamente sus costillas y la sangre correr a una gran velocidad por su cara.
Pacífica fue la primera en separarse por el frío que empezaba a sentir.
-Bueno...-dijo nerviosa mirando hacia otro lado, aún con sus brazos en el cuello de la sirena y las mejillas encendidas- Acabo de comprar algo mucho mejor que la porquería que llevaste la última vez, te daré un poco para que veas que es mejor que aquella cosa.
Mabel la soltó, ofendida por como se refería a su comida favorita en todo el océano, viendo como la medusa apoyaba sus manos en la tierra alrededor del estanque para salir y abrir el empaque de un tierno rosa pastel.
-¿Y si no quiero probarlo?-pregunto mirándola con una ceja alzada y los brazos cruzados sobre su pecho.
-Nadie dijo que tenías opciones-se encogió de hombros-, Ahora, abre la boca que se me cansa el brazo.
Pacífica le estiró un pedazo de la torta en su tenedor de plástico, acercándolo a la boca de la castaña, quién rió y abrió la boca, cerrandola cuando el pedazo de torta entro en ella.
Pacífica se quedó mirando como Mabel masticaba el pedazo de torta, lentamente, mirando como aparecía el aura de colores y brillos, sonriendo.
Le había gustado, y solo necesito de sus palabras para asegurarlo.
-¡Tenías razón, esto es mucho mejor que los bocadillos de coral!-dijo entusiasmada, sintiendo el dulcer de la crema y las fresas en su boca- ¡Ahora dame más!-abrio de nuevo su boca, esperando otro pedazo.
Pacífica rió y metió otro pedazo en su boca, con un leve sonrojo en sus mejillas por ver a Mabel tan entusiasmada.
Así se la pasaron el resto de la noche, donde Pacífica se quedó al lado del estanque para recuperar tiempo con la castaña, dándole de lo que al principio había sido su torta hasta que está se acabó y Mabel dejó salir un pequeño puchero, mirando nostálgica el empaque, esperando que por obra de magia apareciera otro pedazo.
Pacífica se fijó que tenía pequeñas manchas de crema en la comisura de su boca, sonriendo con una idea pasando por su mente.
Alargó su mano a la cara de la distraída sirena, quién no se dio cuenta de esa acción hasta que sintió los tibios dedos de la rubia en su rostro, levantando la mirada con una vista perfecta de Pacífica sonriéndole y el brillo de la Luna a sus espaldas, sus mejillas ardieron.
Pacífica se llevó su otra mano a su boca, tratando de no reír ante la adorable imagen de la sirena. Pasó su pulgar por comisura de su boca, limpiando las manchas.
Se quedó acariciando sus mejillas por un rato.
-¿Paz...?-pregunto extrañada la castaña, con un tierno sonrojo.
-Yo también te extrañe, Mabs-sonrió.
Aunque Pacífica no pudo probar ni un pedazo de aquella torta, sentía un dulce sabor en sus labios.
[F̆̈r̆̈ĭ̈d̆̈ă̈y̆̈]
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Sunday
Fanfic❥︎El ruido del viento es acompañado por el de un arroyo, sus aguas corren libres hasta terminar atrapadas en un estanque. El chapoteo de una cola también está presente, es día normal, es un día cualquiera. Es un domingo como cualquier otro, lástima...