Capítulo 4

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Estaba súper emocionada. ¡Iba a verlo hoy!
Llamé a Aarón por si no podía quedar al final. Lo digo porque vive con su madre, y a ella le molesta que haya más gente además de Aarón y ella. Si que podía quedar pero sólo podríamos estar allí media hora, supongo que nos daría tiempo.
-Gero, no tendrías que llamar al señor Cores para decirle la hora y el lugar?-pregunta Laura, tan pesada y aguafiestas como siempre.
-Pff... Es que no se... No me atrevo.
-¡Tienes que hacerlo Geroncia!
-Dios, que pesada... Vale...
Entonces le llame.
Primer burro, digo tono.
Segundo tono.
----Llamada telefónica----
-José Cores, qué desea?-dice esa voz grave y atrayente.
-Hola, soy Geroncia Rodríguez.
-Señorita Rodríguez.
-Quería hablarle de la sesión de fotos. He conseguido a un fotógrafo. Se llama Osito Aarón, digo, Aarón. Quedamos hoy en su casa a las cinco y media. Su dirección es Avda. El burro, portal numero 2, piso 6°B.
-Perfecto. Perdone, le tengo que dejar. Se me quema el pollo asado.
-Hasta ahora.
-----Fin de la llamada-----
*17:30*
Estaba en casa de Aarón, Cores aún no había llegado. La habitación era sobria y cutre, pero valdría para unas cuantas fotos. En ese momento, José entró, con una camisa blanca entreabierta y unos pantalones vaqueros negros... Que bueno está.
-Señorita Rodríguez, volvemos a vernos-afirma con aire seductor.
-Señor Cores, este es Aarón López, el fotógrafo.
-Buenas, señor López.
-Encantado.-dice Aarón fríamente y mirándole mal.
-Bueno, empecemos, no tenemos mucho tiempo-afirmo yo.
Mientras José posaba, yo admiraba su belleza y su cuerpo bonito y duramente trabajado.
-¿Viene conmigo, señorita Rodríguez?-pregunta José.
-Claro-digo yo desconcertada.
Estaba nerviosa, no sabía lo que el señor Cores iba a hacer.
-¿Le apetecería tomar un café conmigo?
-Si, claro-digo aliviada y extrañada.-Voy a avisar a Aarón de que nos vamos.
-Aarón, me voy a tomar un café con Cores, ¿vale?
-Gero, no. Ese tío es raro y no te conviene.
-¿Que dices? ¿Por qué no me conviene?
-Porque... Eres muy inocente. Y el es extraño y desconcertante.
-Aarón, voy a tomar un café con él, quieras o no-dije mientras salía de la sala.
Iba caminando al lado de José por la calle en busca de una cafetería que él me había recomendado. Entonces, me agarró de la mano. , José Cores García, él me agarró la mano, él... Entonces, mis mejillas se pusieron rojas.
Íbamos de la mano, parecíamos pareja, entonces, encontramos una cafetería. Tenía buen aspecto, elegante y discreto, como él.
-Siéntate mientras yo pido. ¿Qué quieres tomar?
-Pf... ¿Hay helados?
-, supongo.
-Perfecto. Tomaré un helado de vainilla.
-Vale.
Entonces nos trajeron todo. Él había pedido un pollo asado, le encanta. Creo que es su comida favorita.
-¿Qué has pedido?-pregunté yo.
-Pollo asado-dijo con su peculiar voz mientras se sentaba.
Comenzamos a hablar, al principio de nuestras aficiones y nuestros gustos, pero después sacó otro tema.
-¿Es su novio?
-¿Quien?
-El fotografo, Aarón López.
-No, solo somos amigos-digo con una risa nerviosa. ¿Por qué lo dice? ¿Acaso lo parece?
-, lo parece por las miradas que se echan el uno al otro.
¿De qué va Cores? ¿A qué vino eso?
-Pues no lo es, no tengo novio.
-Parece nerviosa cuando está con hombres.
-Usted me resulta intimidante.
-Así que le resulto intimidante- después de haber dicho "así que" no entendí nada más. Este hombre no vocaliza nada...-No baje la cabeza, por favor. Me gusta verle la cara. Así sabré lo que está pensando. Es usted un misterio, señorita Rodríguez.
-No soy ningún misterio.
En ese momento miré el reloj, era tarde y tenía que estudiar.
-Me tengo que ir, señor Cores.
-¿Y eso?
-Debo estudiar para algunos exámenes que tengo esta semana.
Entonces, me fui. Creo que todo habría sido mejor si Laura le hubiese echo la entrevista, y no yo...

50 sombras de CoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora